Magisterio colombiano sin derecho a huelga

Magisterio colombiano sin derecho a huelga 1

Hace unos días, el magisterio colombiano de nuevo fue testigo del talante de las negociaciones de su dirección concertadora y arrodillada: Fecode tras anunciar que levantaba el paro ─en medio de un buen pico del Paro Indefinido desatado desde el 28A─, se sentó a negociar con el uribista de Duque y dentro de las imposiciones del Gobierno hacia los maestros aceptó la reposición del tiempo en que participamos en el paro nacional.

Esta no es la primera vez que al magisterio colombiano le toca dizque reponer tiempo; y es el colmo, porque lo primero que se exige en una negociación es que no haya represalias para quienes estuvieron en huelga. Pero la dirección traidora del magisterio la primera retaliación que acepta es: «reponer el tiempo del paro». Y luego estos alevosos directivos se atreven a criticar a sus bases cuando no quieren ir a paro, osan decir que «no hay con quien».

Lo peor de este asunto, además de tener que reponer el tiempo ─como siempre lo hemos hecho─, es que acordaron junto con las Secretarías de Educación un «instrumento» donde cada docente que haya parado debe subir su plan individual de reposición de tiempo; esto es algo que nunca se había visto, como lo expresan los compañeros más antiguos e incluso algunos rectores. Mejor dicho, los dirigentes de Fecode no solo negocian, sino que también aprueban instrumentos de represión contra el gremio que dicen representar.

Ahora aquí estamos, trabajando tiempo extra de nuestras jornadas ─incluyendo los sábados─ para reponer el tiempo que destinamos para luchar por la educación pública en Colombia y por nuestros derechos; tiempo extra que, por cierto, ningún politiquero en el congreso repone cuando no asiste a las sesiones; amenazas de descuento si no se sube el plan de reposición, cuando a los corruptos senadores que continúan sesionando desde sus casas les siguen pagando 14 millones de pesos en gastos de representación.

Así las cosas, para el magisterio los paros finalmente resultan no serlo, porque cada minuto debe reponerse bajo la premisa de «responsabilidad social con los estudiantes y las familias». Y que burlona es esa premisa, cuando fuimos los docentes quienes sostuvimos con nuestro salario y nuestro trabajo la educación colombiana durante toda la pandemia; quienes convertimos nuestras casas en aulas de clase, nuestros computadores en pizarras, nuestro tiempo libre en tiempo efectivo de atención a los estudiantes, de día, de noche, cuando los familiares de los más pequeños podían desocuparse de sus labores…

Nuevamente Fecode nos da un ejemplo claro de lo que es el sindicalismo burgués que debemos desterrar de las organizaciones de los trabajadores, porque en definitiva beneficia los intereses de los explotadores en todo sentido: cediendo terreno en las negociaciones, desencantando a los luchadores de la necesidad del paro, concertando los derechos que las masas han ganado en las calles y con huelga y debilitando la conciencia del movimiento, que no ve con buenos ojos a unos representantes que terminan almorzando con los enemigos, mientras critican a las bases cuando se niegan a sus tibias convocatorias de movilizaciones y paros de 24 horas.

La organización sindical del magisterio pide a gritos una reestructuración que la limpie de dirigentes que lo máximo que hacen es trabajar por subir a tal o cual candidato y ganar puntos para sus propias carreras politiqueras.

La reestructuración sindical debe ser un hecho: los maestros debemos construir un sindicalismo que sea independiente y revolucionario, no incorporado a los partidos politiqueros. Un sindicalismo que pugne por el Paro General Indefinido con la participación de todos los sectores de los trabajadores, y que no llame a las bases a participar de la farsa electorera. Un sindicalismo que sea escuela de socialismo y, realmente, eduque para la lucha. Ese es el tipo de sindicalismo que debemos erigir, decidiendo desde abajo, exigiendo que la actuación de los dirigentes sea referéndum de las asambleas y, por tanto, desconociendo a los dirigentes traidores y entreguistas, tal como lo hizo el movimiento en el actual Gran Paro Nacional con el traidor Comité Nacional de no Paro.

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