ENFRENTAR LOS DESPIDOS CON LUCHA POLÍTICA INDEPENDIENTE

Se profundiza la crisis económica en Colombia y como consecuencia se agudiza la crisis social: el hambre, la ruina de pequeños y medianos propietarios, el desempleo y la descomposición de más capas del pueblo son cada vez más notables. La salud y la educación públicas están en una situación deplorable y la guerra contra el pueblo se acentúa. Esto por más que lo oculten los grandes medios de comunicación y la estadística oficial es un fenómeno que determinará una agudización de la lucha de clases en los próximos meses.

Una clase que fue engañada por los enemigos y falsos amigos, quienes le arrinconaron con argumentos como que el pluralismo es la ideología de los obreros porque no tienen una posición propia, que hay que ceder a sus reivindicaciones para que los capitalistas también cedan a sus intereses y se logre el progreso de la “patria burguesa”, que hay que reducir la lucha a resistir por mejoras económicas, etc. Como resultado, existen en el país 1476 contratos sindicales, para subcontratar obreros mientras solo el 4 % del total de los trabajadores están sindicalizados y apenas el 3% de ellos se benefician de algún tipo de negociación colectiva. La mitad de todos los obreros con edad de trabajar en Colombia gana un salario mínimo que escasamente cubre una parte de lo que cuesta sostener una familia obrera y más de la mitad de ellos no cuentan con seguridad social.

En la rama del petroleo ya son 40.000 despidos. Solo en el Valle del Cauca por citar algunos casos de cierres de empresas y despidos en la gran industria: Bayer cerró operaciones y envió a la calle a 100 obreros, Michelin a 1000, sin reparo alguno del Estado. Cadbury Adams, cerró la planta en Cali, que dejó otros 1000 desempleados. Ya anteriormente lo había hecho Craft Foods en 2011 dejando a cientos más por fuera. En el centro del país la situación es similar: 3 obreros despedidos y enfermos de Colmotores en representación de cientos en esta misma condición, llevan 4 años resistiendo frente a la Embajada de EE.UU, ante la indiferencia del Estado, lo mismo hacen trabajadores de la empresa Productos Químicos Panamericanos frente a la planta de Tocancipá, exigiendo sus derechos para no ser despedidos masivamente. Los obreros de las acerías de Boyacá, exigen que el Estado les garantice sus derechos pues el monopolio busca cerrar plantas para concentrar la producción y monopolizar aún más el negocio, a costa del despido masivo.

Ante esto el Estado da plenas garantías para que los capitalistas nacionales y extranjeros efectúen sus planes, mientras tanto reprime brutalmente y traba por todos los lados las huelgas, tomas de instalaciones, la conformación y crecimiento de sindicatos, así como, no hace nada ante el atentando y amenazas contra los dirigentes obreros.

La racha de despidos colectivos en todas las ramas de la producción es un ataque frontal contra toda la clase obrera, porque le está quitando su trabajo y con ello el salario del que viven los obreros. Este es un problema de la lucha de resistencia económica que tiende a convertirse en un conflicto político de amplio espectro en la sociedad, pues es un ataque directo contra el sustento de la mayoría que vive de vender su fuerza de trabajo a los capitalistas.

Esta situación requiere tomar la iniciativa desde la base y con completa independencia del Estado y de los politiqueros que hoy prometen el oro y el moro porque están en campaña, de tal forma que en el transcurso de la lucha misma se avance en la construcción de las nuevas federaciones sindicales regionales que necesita el movimiento para dar vida a una Central Sindical que sí represente los intereses de los trabajadores y unifique su fuerza para luchar contra toda la política antiobrera y antisindical de los capitalistas.

Se necesita proteger la estabilidad laboral exigiendo al Estado que responda por los puestos de trabajo porque los obreros no tienen la culpa de una crisis que es de los ricos. Hay que presionar con la huelga y reconquistar este derecho con el ejercicio mismo de esta actividad que es la principal arma en la lucha de resistencia. Hay que seguir el ejemplo de los obreros de Palmas del Cesar que en 85 días de paro conquistaron los derechos que estaban reclamando, como lo hicieron los compañeros de Sintracerromatoso en abril o los corteros de caña en el Ingenio Risaralda a principios de año, como lo hicieron los obreros petroleros en Campo Rubiales en el 2011, como lo hicieron los corteros de los ingenios en el Valle del Cauca en el 2005 y 2008… como lo hizo y continúa haciendo la clase obrera y lo corrobora la experiencia de su movimiento en Colombia y en el mundo.

Se necesita convertir este problema en un movimiento social para evitar que la clase obrera siga sufriendo tan graves consecuencias de los despidos infames. Toda la clase obrera debe ponerse en pie pues de frente está toda la clase de los capitalistas salvando su ganancia a costa de los obreros y campesinos. Hay que recurrir a la Huelga de Solidaridad para hacer valer los intereses comunes de los trabajadores, frente a los intereses también comunes de los explotadores representados en el Estado.

Los obreros de Palmas del Cesar se unieron en un movimiento general para los intereses de todos los obreros de la empresa y esto hay que generalizarlo en toda la región y en todo el país.

Finalmente, para sacudirse definitivamente de la explotación y acabar con las causas de los padecimientos de los trabajadores y del pueblo colombiano en general, se necesita hacer que la lucha actual, las huelgas parciales, las huelgas de solidaridad y las huelgas políticas, sirvan de entrenamiento y como parte de la preparación de la lucha por la revolución socialista, que en el futuro no lejano destruirá el Estado de los explotadores y acabará para siempre con la explotación del hombre por el hombre.

Tomado de: Revolucion obrera No. 438
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