DOS TIPOS DE DISCURSO, DOS POSICIONES DE CLASE ENTRE LOS DISCURSOS DEL 24 DE ENERO

Un aspecto que quisiera destacar es las dos posiciones de clase que se evidenciaron en los discursos antigobiernistas en la jornada del 24 de enero en la ciudad de Bogotá, leídos por distintos representantes del movimiento.

Una posición, llama a la unidad de la clase obrera, depurando sus intereses de las posiciones de otros sectores de clase burgueses y pequeño burgueses que también hacen pasar sus derechos y aspiraciones como si fueran los de la mayoría desposeída. La otra posición, pese a ser muy ilustrativa y justa en lo que denuncia, no tuvo en cuenta que la sociedad colombiana está dividida en clases sociales, que la burguesía como una ínfima minoría de la sociedad, somete y reprime a la inmensa mayoría trabajadora por medio del Estado.

El proletariado necesita deslindarse claramente, de los intereses de otras clases y de sus ideologías, liberal, socialdemócrata y oportunista, para que queden claro sus intereses y pueda hacerlos prevalecer, como la principal y más importante fuerza que es entre todos los que luchan por la emancipación. De lo contrario no podrá esperar más que ser usada una y otra vez para otros intereses que no son los suyos.

Lenin estudiando la descomposición del capitalismo ha concluido: «la lucha contra el imperialismo es una frase vacía y falsa si no va ligada indisolublemente a la lucha contra el oportunismo.. Y es muy cierto, el Oportunismo es la teoría más peligrosa en el seno del movimiento obrero, porque no solo entrevera los intereses de la pequeña burguesía y la burguesía con los del movimiento obrero, poniendo a éste a su cola, sino que además es la más hábil defensora de los intereses más esenciales del capitalismo haciéndolos pasar como si fueran de la revolución proletaria. Dice Lenin: «los políticos del movimiento obrero pertenecientes a la tendencia oportunista son mejores defensores de la burguesía que los propios burgueses», porque se pliegan a la lucha, la organizan incluso, hablan con pelos y señales en su nombre, pero quitan la parte revolucionaria de la teoría emancipadora del proletariado, para desviarla hacia la preservación del Estado y del poder de la burguesía a nombre del comunismo revolucionario. Dice Stalin, fiel continuador de la obra de Lenin y maestro del proletariado internacional «bajo el capitalismo ─cualquiera que sea su modelo─, la democracia es una democracia capitalista, la democracia de la minoría explotadora, basada en la restricción de los derechos de la mayoría explotada y dirigida contra esta mayoría»

Por esto los luchadores no pueden pensar en que cambiando el modelo, se puede cambiar la esencia de este sistema y acabar con sus lacras. Este sistema en degradación no hay que reformarlo, ¡se debe destruir con la Revolución Proletaria!

Algunos jóvenes luchadores se sorprendieron cuando las posiciones de clase se hicieron sentir en la jornada del 24 de enero en Bogotá, denunciando además del gobierno y los capitalistas, a los jefes sindicales de las centrales como vendeobreros y burgueses, cuando algunos de éstos le prestaron la sede a los organizadores del evento para que lo trabajaran a nivel nacional. Otros se sorprendieron del señalamiento por parte de revolucionarios a Piedad Córdoba, Iván Cepeda, o Jorge Robledo como politiqueros amigos de la pacificación de los oprimidos, salvaguardas de la opresión y explotación de los zánganos capitalistas, cuando todo el tiempo luchan contra la extrema derecha uribista y paramilitar. Incluso quisieron confundirlos con algunos uribistas presentes en la Plaza de Bolívar aquel día.

¿Por qué estas graves acusaciones cuando los mentados son gente que incluso habla de socialismo y hasta de maoísmo, lo cual es muy similar a lo que dicen y en lo que se basan los revolucionarios más radicales?

No saben los compañeros que en la época del imperialismo, la tendencia a la libertad, es un engaño evidenciado con la misma agonía práctica del sistema mundial de opresión y explotación, con la corrupción hasta la médula de los Estados opresores como el colombiano, con la crisis económica mundial del sistema, con el peligro de III Guerra Mundial, con la destrucción de la naturaleza, con la hambruna de millones de trabajadores y sus familias, con el desempleo creciente por todo el orbe,… con la demostración evidente de que el progreso del capitalismo en esta etapa de agonía, es el de un pequeño cúmulo de explotadores contra la inmensa mayoría de la sociedad y contra la naturaleza.

Se necesita otro sistema económico social, no otro modelo económico del capitalismo, pues su naturaleza es la acumulación y concentración, la monopolización del capital contrastada con el aumento de la miseria general y la guerra contra los oprimidos. He aquí un primer punto de deslinde con gentes como doña Piedad, Cepeda o Robledo.

Decía Lenin que «la sola idea de querer subordinar pacíficamente a los capitalistas a la voluntad de la mayoría de los explotados, de la transición pacífica, reformista hacia el socialismo, no solo es de un filisteísmo extremo, sino también un engaño total y absoluto a los trabajadores: es el embellecimiento de la esclavitud asalariada del capitalismo, una ocultación de la verdad.», y esto es lo que hacen los mentados «representantes del pueblo» y sus partidos cuando hablan del camino democrático para la revolución y repudian el justo derecho a la rebelión armada de los pueblos contra sus centenarios opresores.

En Colombia, la anterior sentencia ha sido confirmada con sangre. Los gobiernos y facciones más democráticas y liberales desde la segunda mitad del siglo pasado, no han dudado un momento en darle continuidad a una política antiobrera y antipopular contra los trabajadores y contra todo aquel que se levanta contra el derecho de propiedad privada. Por esto es que reformistas y revolucionarios se diferencian en su posición respecto a que hay que derrocar violentamente a la burguesía, confiscar toda su propiedad privada y destruir su maquinaria estatal, de arriba abajo, para asegurar la subordinación real de toda la clase explotadora al nuevo poder de los obreros y campesinos.

Pero ambos sectores reconocen de palabra que se necesita una revolución, ante lo cual los trabajadores deben seguir los hechos. Los mentados y sus partidos hablan de un evento de estos pero dentro de los parámetros permitidos por la legislación burguesa, en el ámbito de la democracia burguesa y el Estado opresor de la minoría explotadora. Cuando han estado dirigiendo incluso huelgas regionales, es por esto y mucho más que las terminan entregando al gobierno en las llamadas mesas de trabajo; así pasa cuando la burguesía les ha pedido cesar los movimientos huelguísticos para negociar a puerta cerrada con el gobierno. Además, dichos dirigentes que se dicen defensores del socialismo y hasta del maoísmo, en realidad son representantes de la vieja revolución democrática burguesa, que aspira cuando más a la conquista del poder del Estado capitalista, mientras que una revolución proletaria, tiene en la conquista del poder no más que el comienzo de la verdadera revolución socialista. He ahí una diferencia abismal con los mentados “representantes del pueblo” y sus partidos Moir, Partido Comunista Colombiano, Marcha Patriótica.

Aún si así fuera, que los capitalistas tuviesen que aceptar un gobierno elegido popularmente, «progresista», que conceda todas las libertades jurídicas y formales que contemplan los derechos y la legislación burguesa más liberal, ¿qué «libertad individual» puede disfrutar una persona desempleada, hambrienta y sin sustento? La mayor libertad solo existe donde la explotación ha sido abolida, donde no hay opresión de los propietarios privados sobre los desposeídos, donde no hay desempleo ni pobreza, donde ningún trabajador está preocupado por el temor de ser privado de su sustento y de su casa.

Solo en una sociedad donde se confisque la propiedad privada capitalista, donde sea abolida la explotación y la clase obrera tenga el poder real de la sociedad, es donde la libertad del individuo y todas las demás libertades conquistan su máxima expresión.

Lo anterior no lo ha dicho ningún catedrático o teórico de moda del liberalismo o la socialdemocracia internacional a los jóvenes que hoy se suman a la lucha y la encabezan. Bajo el capitalismo la libertad para los desposeídos es cuando más de papel, por esto ¡No basta resistir, se necesita la revolución!

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