MÁS ESMAD PARA REPRIMIR AL PUEBLO

ESMAD

Unos días después de la firma Acuerdo de la Paz, el gobierno declara la guerra a las masas luchadoras, anunciando el aumento de las fuerzas asesinas del ESMAD de la policía. Estas es la paz burguesa: tranquilidad y protección para unos cuantos explotadores; persecución, asesinato, cárcel y muerte para las masas luchadoras. El tartamudo e hipócrita presidente Santos reiteró que el ESMAD se fortalecerá; en otras palabras, las clases dominantes se preparan para enfrentar militarmente las movilizaciones y protestas sociales. Son 7000 esbirros que mostrarán en los hechos que el «libre derecho a la protesta de los ciudadanos» es una farsa, porque la dictadura burguesa solo tolera a parlanchines en sus «mesas de trabajo» y en el corrupto Congreso, pero a nadie en las calles que se oponga al gobierno y bloquee los grandes negocios capitalistas. Por ello no hay que creer que la paz de los ricos, significa paz para el pueblo.

El Ministerio de Defensa en Colombia se gasta 10 billones de pesos para mantener a sangre y fuego la dictadura de clase de una escasa minoría explotadora, y a pesar de que finiquitarán el acuerdo de paz con los jefes de las Farc, seguirán aumentando el presupuesto militar en 2 billones de pesos. Es decir, a pesar de las palabras de paz, en los hechos aumentarán el presupuesto para la guerra contra el pueblo.

Los reformistas de todos los pelajes también denuncian estos hechos, pero en lugar de buscar expropiar a los capitalistas mediante la revolución, como sería lo consecuente para cualquiera que de verdad busque la paz, hacen firmatones y enfilan denuncias para acabar por decreto el Esmad de la policía, así como el paramilitarismo. El pueblo no debe creer en tales caminos de buena fe porque son un engaño: el podrido y dictador Estado burgués no puede moderar la opresión contra el pueblo por sí mismo; solo la lucha revolucionaria puede hacerlo retroceder.

El reformismo y su fe supersticiosa en el Estado demuestran a la clase obrera que no puede fiarse en los partidos como Marcha Patriótica; que mientras son asesinados sus integrantes, celebran el acuerdo de paz y se suman a la falsa democracia burguesa que le declara la guerra al pueblo.

Toda admisión de la idea de que sometiéndose pacíficamente a la voluntad de los capitalistas garantizará la paz y el progreso para la sociedad, es además de una estupidez pagada con sangre, como los miles de muertos de la Unión Patriótica en los años 90, embellecer este infierno de dictadura capitalista contra el pueblo, de esclavitud asalariada de los voraces explotadores.

La paz para el pueblo solo será posible cuando se acabe con toda forma de explotación y de opresión, que empieza por derrocar violentamente el poder político de la burguesía y someter efectivamente a toda la clase explotadora; que inicia con la confiscación de la propiedad privada de los grandes capitalistas y la destrucción de todo el aparato estatal que sostiene la propiedad privada y la explotación, compuesto por el ejército –militar y paramilitar–, toda la policía, todo el aparato gubernamental de politiqueros y funcionarios, todas las sanguijuelas llamadas jueces y carceleros, todos los curas, brujos y pastores…

Los comunistas revolucionarios también quieren la paz y se unen a ese sentimiento del pueblo. Pero cuando la sociedad colombiana padece la brutal dictadura de la burguesía, los terratenientes y el imperialismo, solo puede haber paz quitando del medio su sistema de opresión y explotación mediante la guerra revolucionaria. Es obligación de los auténticos comunistas señalar que no puede haber paz verdadera bajo el régimen capitalista. Cualquiera que quiera de verdad una paz justa y democrática, debe estar a favor de la guerra popular revolucionaria contra el poder de los capitalistas.

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