Parar la Guerra reaccionaria en Ucrania, o transformarla en Guerra Popular

Parar la Guerra reaccionaria en Ucrania, o transformarla en Guerra Popular 1
Ciudadanos salen de sus refugios para recoger víveres en Bakhmut, en la región del Donbás.

El mundo requiere con urgencia cambiar de base, la vida en el planeta pende de un hilo, y ese hilo es el botón que los imperialistas pueden oprimir en cualquier momento para desencadenar una guerra que ya no tenga marcha atrás y que en pocos días, pueda destruir toda forma de vida humana en el planeta tierra; y con esa destrucción, aniquilar la mayor parte de forma de vida del resto de especies y de formas vivas de la naturaleza.

El camino hacia esta hecatombe mundial ya no es una simple elucubración o tesis traída de los cabellos, como muchos pensaban hasta hace unos pocos meses, cuando los comunistas lanzaban llamados a los pueblos del mundo para ponerlos en alerta frente a esta posibilidad extraída del análisis materialista de las contradicciones mundiales, la agudización general de todas las contradicciones de un sistema moribundo, caduco y reaccionario, que cual bestia agonizante lanza coletazos virulentos negándose a su destrucción. Hoy, esa advertencia ya se puede ver con mucha más claridad, y a esa transparencia ha contribuido enormemente la invasión de las fuerzas reaccionarias del imperialismo ruso en territorio ucraniano.

Rusia es un país imperialista, tan reaccionario y asesino como los yanquis, los imperialistas europeos o chinos; por ende las acciones militares sobre territorio ucraniano deben tener el rechazo absoluto de todos los pueblos del mundo, no puede considerarse ni siquiera como un demócrata alguien que file del lado del imperialismo ruso y de alguna manera justifique la invasión perpetrada sobre el territorio de Ucrania, como tampoco pueden defenderse las anexiones de territorios como la península de Crimea o las regiones de Donetsk, Lugansk, Jersón y Zaporiyia; ya que cada una de esas acciones perpetradas por los reaccionarios rusos fueron realizadas por encima de la decisión libre de los pueblos, y sus refrendaciones con los llamados plebiscitos ya fueron viciadas pues se dieron sobre hecho ya cumplidos a punta de fusil.

Condenar al imperialismo ruso, no puede llevar a defender al gobierno ucraniano, ya que este ha demostrado con creces su papel como alfil de los imperialistas yanquis y europeos, y su entera disposición a convertirse en una fuerza de choque directo contra los rusos en esa brutal disputa interimperialista, poniendo en evidencia absoluta que ese gobierno encabezado por Zelenski es tan reaccionario como sus amos y socios que son quienes les están armando para enfrentarse a sus invasores. La relación Ucrania-Rusia, no es la típica relación entre un país imperialista y una nación oprimida que estuviera sometida política, económica y militarmente. Ucrania fue precisamente el segundo país más poderoso en economía y en arsenal nuclear de la extinta Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, lo que debe comprenderse como una relación especial, de enfrentamiento de dos países económicamente fuertes, situación que ha sido el factor decisivo para que esta guerra tenga al mundo al borde de una tercera guerra mundial, con el agravante de que el uso de armas nucleares se pueda poner en primer orden de importancia.

En la invasión a Ucrania, la única y verdadera víctima, es el pueblo ucraniano, que tiene tanto enemigos externos como internos, siendo los más peligrosos, los bloques imperialistas encabezados por Estados Unidos y Rusia, bloques que no pueden considerarse plenamente claros, pues en medio de esa rebatiña entre reaccionarios, no pueden haber alianzas incontrovertibles ni plenamente estables; la misma fuera de la OTAN, que pareciera muy estable, está repleta de contradicciones internas producto de la disputa por los mercados y el dominio geopolítico de todos los países del mundo entero, igual sucede con aquellos que muestran simpatía con el imperialismo ruso; en pelea entre bandidos, ninguno puede confiarse del otro, pues la derrota de uno de sus competidores, significa la posibilidad de ascender en el nivel de jerarquía mundial.

La única alianza plenamente confiable para el pueblo de Ucrania, es la unidad internacional de los pueblos, incluido el pueblo ruso, y dentro de esa gran fuerza, es el proletariado, como clase revolucionaria hasta el fin, la clase que puede jugar el papel de vanguardia en la movilización internacional para oponerse decisivamente a que continúe la invasión rusa sobre territorio ucraniano, y encabezar igualmente las fuerzas mundiales para convertir rápidamente en Guerra Popular, en el caso de que sea inminente el desarrollo de una nueva guerra mundial reaccionaria.

En Ucrania se debe poner como tarea de primer orden la creación de un fuerte Partido Comunista Revolucionario, guiado por el marxismo-leninismo-maoísmo, la fuerza dirigente, organizadora y de vanguardia que logre aglutinar en su seno a los más probados cuadros y dirigentes comunistas; una organización que debe tomar forma y dotarse de la fuerza y capacidad en medio del desarrollo de esta guerra revolucionaria, y por ende construir al calor de esta guerra de rapiña, lo más rápido posible un ejército Popular que tenga como bandera de lucha la transformación de la guerra reaccionaria en Guerra revolucionaria por la toma y destrucción del Estado reaccionario ucraniano y la reedificación del Estado de dictadura del proletariado en alianza con los campesinos; verdadera y eficaz forma de derrotar a todas las fuerzas reaccionarias que se han dado a la sanguinaria tarea de usar el territorio ucraniano como zona de sus ejercicios militares y al pueblo como carne de cañón para sus insaciables apetitos de poder burgués-imperialista.

Los comunistas revolucionarios del mundo tienen la responsabilidad de unirse rápidamente como fuerza dirigente, por encima de sus divergencias de interpretación o análisis de la realidad actual, o de las diversas formas en que conciben el marxismo-leninismo-maoísmo hoy, o las diversas formas de evaluación de la experiencia histórica de dictadura del proletariado. Esas y muchas otras discusiones que deben reconocerse como legítimas, no pueden ponerse como obstáculo para la urgente necesidad de avanzar hacia una dirección política internacional en lo inmediato, dirección que se concreta en una Conferencia Internacional de los m-l-m del mundo que tenga carácter deliberativo y decisivo, y que se proponga dentro sus tareas el ordenamiento del estudio y discusión de todas las divergencias, así como un Plan que los lleve al puerto de la Construcción de una Nueva Internacional Comunista.

¡Imperialistas rusos, yanquis, europeos, fuera sus garras de Ucrania!
¡El pueblo de Ucrania necesita con urgencia la unidad del movimiento Comunista Internacional!
¡Ni Putin, Ni Zelenski, el pueblo de Ucrania necesita reencontrar el camino del Octubre Rojo!
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