Importancia y significado de la Gran Revolución Cultural Proletaria en China y las Tareas Actuales de los Comunistas

[grcp][1]

El documento que publicamos a continuación fue la Ponencia presentada por la Unión Obrera Comunista (mlm) en una importante reunión de camaradas Marxistas Leninistas Maoístas realizada con motivo del 50 Aniversario de la Gran Revolución Cultural Proletaria en China.


Camaradas Marxistas Leninistas Maoístas asistentes a esta magna celebración del 50 Aniversario de la Gran Revolución Cultural Proletaria en China

Agradecemos a los Camaradas del Brasil, por esta invitación y con mucho gusto participamos en esta reunión.

Queridos Camaradas

Reciban todos el fraternal saludo revolucionario e internacionalista de la Unión Obrera Comunista (mlm) de Colombia, en nombre de la clase obrera y el pueblo de este país que valientemente resiste ahora una embestida concertada entre imperialistas, clases dominantes reaccionarias, y todos los jefes del reformismo, del oportunismo y de las guerrillas ahora arrepentidos y arrodillados ante el poder del Estado reaccionario.

Esta vez no es solamente el ataque represivo y acostumbrado de las fuerzas armadas del Estado contra el pueblo. Esta vez se trata de una gran embestida ideológica pacifista acompañada silenciosamente de hechos de guerra contra el pueblo. Una embestida cuya punta de lanza es el oportunismo y el revisionismo armado, con el objetivo de desmoralizar a los revolucionarios y borrar en la conciencia de los trabajadores toda idea de lucha de clases, de rebelión, de revolución armada, y reemplazarla por la podrida doctrina burguesa de que «fue un error haberse atrevido a empuñar las armas, que jamás debe levantarse contra su poder estatal y mucho menos pensar en derrocarlo».

Podridas teorías contrapuestas diametralmente a las enseñanzas teóricas y prácticas de la Gran Revolución Cultural Proletaria en China, sobre la cual a continuación presentamos nuestra posición, atendiendo a la amable invitación y solicitud de los Camaradas organizadores.

Después de la derrota de la Dictadura del Proletariado en China, y como parte de la labor esforzada de los comunistas del mundo por entender este catastrófico suceso, en Colombia uno de tales esfuerzos lo hizo la Revista Contradicción publicada entre 1990 y 1998, inspirada en la necesidad de contrarrestar el abatimiento, la confusión y la dispersión de los comunistas, causados por la derrota en China. Desde entonces, en diversos artículos de esa Revista se tomó posición sobre la significación de la Gran Revolución Cultural Proletaria en China, sobre la causa principal de su derrota y sus consecuencias para la Movimiento Comunista Internacional.

Esa posición fue heredada y defendida por la Unión Obrera Comunista (mlm) desde 1998, y es en esencia la que ahora, bajo la forma de una formulación, editada en la Revista Negación de la Negación No. 5, se presentó al Movimiento Comunista Internacional el pasado 10 de septiembre, como una Propuesta para la discusión y la unidad internacional de los Marxistas Leninistas Maoístas. De ahí, que nuestra Ponencia para esta reunión en conmemoración del 50 Aniversario de la Gran Revolución Cultural Proletaria, sean los apartes textuales de la Propuesta referidos a esa revolución y a las Tareas actuales de los Comunistas, como se expone a continuación.

SIGNIFICADO HISTÓRICO DE LA GRAN REVOLUCIÓN CULTURAL PROLETARIA EN CHINA CAUSAS Y CONSECUENCIAS DE SU DERROTA

El gran mérito histórico de la Gran Revolución Cultural Proletaria en China consistió en haber enseñado, en lo teórico y en lo práctico, cómo consolidar la Dictadura del Proletariado y cómo prevenir la restauración del capitalismo en los países socialistas: ¡CONTINUAR LA REVOLUCIÓN BAJO LA DICTADURA DEL PROLETARIADO!.

La Gran Revolución Cultural Proletaria en China representó el mayor avance del proletariado en el camino trazado por La Comuna de París. Fue una grandiosa revolución política que movilizó muy ampliamente a las masas, en el aprendizaje por experiencia propia del dominio de las leyes que rigen el desarrollo de la nueva sociedad socialista para servirse de ellas en favor de su causa máxima: el comunismo; en la misión de conocer y atacar las profundas causas económicas y sociales de las desigualdades y privilegios de clase que se conservan en el socialismo y dan lugar a una nueva burguesía, que por sus intereses de clase y apoyada en la existencia de una base social pequeño burguesa, se convierte en fuerza social defensora de la restauración del capitalismo, y en fuerza política expresada en el nuevo Estado y en el partido, en la línea revisionista que justifica y defiende los intereses de los seguidores del camino capitalista.

Consolidar la Dictadura del Proletariado, derrotar al revisionismo y prevenir la restauración del capitalismo, fueron los objetivos fundamentales de la Revolución Cultural, objetivos que de por sí representan un salto cualitativo del proletariado como clase consciente, en la comprensión de las leyes de la nueva sociedad en su tránsito hacia el comunismo.

El derrocamiento de la Dictadura del Proletariado por la nueva burguesía, fue la consecuencia inmediata y directa de la derrota de la Gran Revolución Cultural Proletaria en China. Una gran derrota que lejos de empañar la trascendental importancia de tal experiencia histórica, enseña al proletariado la forma de consolidar su dictadura de clase, a condición de que el Movimiento Comunista Internacional comprenda a fondo la contradicción o causa principal de la derrota, como una cuestión ineludible para la unidad de los marxistas leninistas maoístas en una nueva Internacional.

[Tomado del Numeral 4 Capítulo II de la Propuesta de Formulación de una Línea General para la Unidad del Movimiento Comunista Internacional]

La Dictadura del Proletariado, no es el fin de la lucha de clases sino la prolongación de esa lucha en nuevas condiciones. Es una lucha tenaz, sangrienta e incruenta, violenta y pacífica, guerrera y económica, pedagógica y administrativa contra las fuerzas y las tradiciones de la vieja sociedad, contra los enemigos capitalistas exteriores, contra los restos de las clases explotadoras en el interior del país, contra los gérmenes de una nueva burguesía surgida sobre la base de la producción mercantil que no es posible eliminar de un solo golpe, contra los funcionarios del Estado que degeneran y tienden a convertirse en la nueva burguesía burocrática. (La enfermedad infantil del “izquierdismo” en el comunismo, Lenin – 1920)

La Dictadura del Proletariado es una lucha contra los explotadores derrocados que tratarán siempre, y en mil formas, de recobrar el “paraíso” que les ha sido arrebatado. Es una lucha contra la atmósfera pequeñoburguesa, en donde se engendran constante y espontáneamente, nuevos elementos capitalistas. Es igualmente una lucha contra la influencia burguesa interna y externa que promueve el surgimiento de elementos degenerados, o nuevos burgueses, en las filas de la clase obrera, entre los funcionarios de las instituciones del Estado y en el seno del propio Partido del proletariado.

En la sociedad socialista, subsisten las diferencias entre los obreros y los campesinos, entre la ciudad y el campo y entre el trabajo manual y el intelectual; todavía no se ha abolido por completo el derecho burgués, ni se está todavía en condiciones de destruir de golpe la otra injusticia, consistente en la distribución de los artículos de consumo “según el trabajo” (y no según las necesidades); por consiguiente, aún existen diferencias de riqueza. Estas diferencias, esta injusticia y el derecho burgués sólo desaparecerán paso a paso y, necesariamente, en el curso de un largo período… Sólo será posible hacer realidad el completo comunismo, en el que regirá el principio: “de cada uno, según su capacidad; a cada uno, según sus necesidades”, cuando estas diferencias hayan desaparecido y cuando se haya abolido por completo el derecho burgués. (Comentario Sobre la Carta Abierta del CC del PCUS, La Sociedad Socialista y la Dictadura del Proletariado, Renmin Ribao – 1964)

La instauración del nuevo Estado de los obreros y campesinos no es más que el comienzo de la revolución, y no su coronamiento. La necesidad de llevar hasta el fin la revolución socialista en los frentes económico, político e ideológico exige continuar la revolución bajo la Dictadura del Proletariado a través de revoluciones culturales.

La experiencia de la construcción del socialismo en la Unión Soviética, China y los demás países socialistas, enseña que la sociedad socialista cubre una etapa histórica muy larga, y que en ésta, se desarrolla desde el principio hasta el fin la lucha de clases entre la burguesía y el proletariado; existe el problema de «quién vencerá a quién»: el camino capitalista o el socialista; existe el peligro de restauración del capitalismo: «Mientras esta época histórica no finalice, los explotadores siguen inevitablemente abrigando esperanzas de restauración, esperanzas que se convierten en tentativas de restauración». (La revolución proletaria y el renegado Kautsky, Lenin – 1918)

En tal sentido, la experiencia de la Gran Revolución Cultural Proletaria en China representa un movimiento revolucionario sin precedentes bajo el socialismo, cuyo objetivo era llevar la construcción del socialismo hasta el final, impedir la conquista del poder por los revisionistas y la restauración capitalista.

La Gran Revolución Cultural ha sido la

Experiencia más avanzada de la Dictadura del Proletariado y de la revolucionarización de la sociedad. Por primera vez, los obreros y otros elementos revolucionarios estaban armados con una clara comprensión del carácter de la lucha de clases bajo el socialismo, de la necesidad de levantarse y derrocar a los seguidores del camino capitalista que inevitablemente surgen de dentro de la sociedad socialista, y que se concentran especialmente en los más altos niveles del partido, de luchar para hacer avanzar la transformación socialista y minar el terreno que da origen a estos elementos capitalistas. (Declaración del Movimiento Revolucionario Internacionalista —MRI— 1984)

Durante la Gran Revolución Cultural se criticó la idea mecanicista que se impuso entre los comunistas rusos según la cual, bastaba con avanzar en las relaciones de propiedad y en la producción socialista para garantizar el carácter socialista de la sociedad, rebatiendo esa tesis con el grito de combate ¡empeñarse en la revolución, promover la producción!. Tal comprensión le permitió al Partido Comunista de China desatar la fuerza revolucionaria de millones de obreros y campesinos, no solo en la esfera política sino además en el mismo proceso de la producción y la construcción socialista, ganando estupendas batallas que impidieron, durante una década, que los revisionistas restauraran el capitalismo en China.

Además,

La Revolución Cultural se libró como parte de la lucha internacional del proletariado y sirvió de terreno de entrenamiento del internacionalismo proletario, manifestado no solamente por el apoyo dado a las luchas revolucionarias por todo el mundo, sino también por los inmensos sacrificios del pueblo chino para prestar ese apoyo. (Ibídem)

[Tomado del Numeral 3 Capítulo III Propuesta de Formulación de una Línea General para la Unidad del Movimiento Comunista Internacional]

La experiencia histórica de las derrotas de la Dictadura del Proletariado en Rusia y en China, enseñó al proletariado mundial y al Movimiento Comunista Internacional que:

La clave del problema de si puede vencer o no a la burguesía, de si avanza o permite la restauración capitalista, reside en si puede o no persistir en el ejercicio de la dictadura omnímoda sobre la burguesía en todos los terrenos y durante todas las etapas del desarrollo de la revolución. (Acerca de la Dictadura omnímoda sobre la burguesía, Chang Chun-Chiao)

El análisis crítico de la experiencia del proletariado en el poder, debe buscar la causa más profunda de su derrota temporal, en la cuestión de la forma política del nuevo tipo de Estado para ejercer la dictadura omnímoda sobre la nueva burguesía en el socialismo. Ya Marx había puntualizado su importancia: «La Comuna era, esencialmente, un gobierno de la clase obrera, fruto de la lucha de la clase productora contra la clase apropiadora, la forma política al fin descubierta para llevar a cabo dentro de ella la emancipación económica del trabajo». (La Guerra Civil en Francia, Marx – 1871)

Y esa forma política esencial del nuevo Estado no es otra que: el pueblo armado y funcionarios elegibles y removibles por las masas en cualquier momento, un nuevo poder que tiene su fuente en la iniciativa directa de las masas desde abajo, suprime el parasitismo del viejo Estado —policía y ejército permanentes con el monopolio de las armas, y el ejército de funcionarios burócratas— y es incompatible con cualquier otro poder superior al suyo.

Las medidas respecto a la forma del nuevo Estado, descubiertas por La Comuna de París, fueron llevadas a cabo por los Soviets en Rusia y puestas en práctica durante la Gran Revolución Cultural en China, en particular, en la Comuna de Shanghai: funcionarios elegibles y removibles por las masas directamente y con salarios iguales al de un obrero común; poder estatal que descanse y se apoye en las organizaciones de las masas obreras y campesinas armadas, ejecutivas y legislativas al mismo tiempo. Pretender ejercer la Dictadura del Proletariado, la democracia de los obreros y campesinos sin que éstos estén armados, sin el armamento general del pueblo, es una ilusión. Tal es el significado de la sencilla pero profundamente sabia afirmación del Presidente Mao: ¡El poder nace del fusil!

La experiencia histórica de la Dictadura del Proletariado representa una lucha de clases a muerte, donde los comunistas lucharon por dirigir a las masas en la construcción de un nuevo Estado de Dictadura del Proletariado en Rusia y China con la forma política enseñada por La Comuna de París, contra el oportunismo de derecha partidario de perfeccionar o remodelar el viejo Estado —»Estado de todo el pueblo»—, contra el oportunismo de «izquierda» defensor de la dictadura del partido por sobre la Dictadura del Proletariado. Fue una lucha de clases donde el proletariado y su vanguardia comunista estuvieron sometidos a las vicisitudes de la inexperiencia en el ejercicio del poder y en la construcción del socialismo; a la obligación de repeler las guerras imperialistas o instigadas por los imperialistas contra el poder de los obreros y campesinos; a enfrentar la poderosa fuerza de la costumbre en la sociedad; y principalmente, a batirse contra el enemigo interno, el más peligroso: el revisionismo cabecilla de la restauración capitalista. Al final, fue derrotado el camino enseñado por La Comuna de París, y en la práctica se impuso la concepción de Kautsky, Jrushchov y Teng Siao-ping, cuya esencia común es separar al pueblo del poder, mantener el Estado como si fuera un poder por encima de la sociedad, conservando su administración en manos de los funcionarios burócratas y las armas monopolizadas por fuerzas armadas profesionales y permanentes.

En el curso de esa lucha de clases se fue abandonando el camino de La Comuna de París, como necesidad de la sociedad para continuar avanzando en la abolición de todas las diferencias que ocasionan la división de la sociedad en clases y la lucha entre ellas; se fue imponiendo el perfeccionamiento del viejo Estado con su burocracia y su ejército permanente como lo proponía el renegado Kautsky, cuyas ideas sobre la democracia en general son revividas hoy por los nuevos revisionistas a nombre de la «democracia multipartidista» y el «derecho a disentir» esgrimidos tanto por el «Camino Prachanda» como por la «nueva síntesis» de Avakian.

Las instituciones parásitas que protegen al capital y carcomen la sociedad burguesa fueron apuntaladas: la burocracia estatal y el ejército permanente, forma estatal burguesa opuesta al contenido socialista de las relaciones sociales de producción, y necesaria para la restauración del capitalismo.

Pretender explicar las derrotas del proletariado en Rusia y China atribuyéndoselas a los golpes palaciegos de la nueva burguesía o a que «el maoísmo no funcionó», es soslayar la crítica al kautskismo, que habiendo sido derrotado teóricamente se impuso en la práctica; es evadir el hecho de que la forma estatal burguesa terminó prevaleciendo en estos países, y era cuestión de tiempo, que el aparato burocrático militar se reprodujera a sí mismo, actuando como una fuerza objetiva del capital y del capitalismo que aún subsistía y se generaba espontáneamente en la sociedad socialista.

Las causas de la derrota del proletariado en los países socialistas no son casualidades, ni pueden explicarse por los golpes de mano de la burguesía o la falta de habilidad de los comunistas. El que esa forma de Estado burocrático-militar, con funcionarios privilegiados —muchos nombrados por el Partido y amparados por el ejército profesional— influyera determinantemente en la marcha de la sociedad socialista hasta revertir sus relaciones sociales de producción en capitalistas, y su propiedad socialista en propiedad privada, era apenas la consecuencia de que los funcionarios se corrompieran y se convirtieran en la materialización misma de la nueva burguesía al frente de un Estado, cuya forma política ya no era proletaria sino burguesa. Bastaron unos pocos años para que esa forma de Estado se revelara como máquina de opresión de una minoría privilegiada sobre la inmensa mayoría trabajadora.

[Tomado del Numeral 4 Capítulo III de la Propuesta de Formulación de una Línea General para la Unidad del Movimiento Comunista Internacional]

La gran polémica internacional contra el jrushchovismo, nueva forma «socialista» del revisionismo, armó a los comunistas chinos para enfrentar las formas «socialistas» del oportunismo seguidor del camino capitalista y proclive a terciar en la lucha imperialista entre las dos superpotencias.

En el terreno teórico el Marxismo Leninismo confrontó las líneas revisionistas de Liu Shao-chi, Chou En-lai, Teng Siao-pin —continuadores de Bernstein, Kautsky y Jrushchov— defensores de las teorías «de las fuerzas productivas», «los tres mundos» y «las cuatro modernizaciones». El Marxismo Leninismo también combatió la línea «izquierdista» de Lin Piao en apariencia ultra-maoísta —exaltación del culto a la personalidad del Presidente Mao y transposición mecánica al mundo en su conjunto, de las condiciones en que se libró la Guerra Popular en China— pero en esencia, el mismo ya denunciado revisionismo «socialista», que buscaba derrocar la Dictadura del Proletariado, restaurar el capitalismo y revertir la crítica al revisionismo jrushchovista(*).


(*) Respecto a la línea «izquierdista» de Lin Piao, existen organizaciones que la reivindican en una defensa abierta del «izquierdismo», tal como otras lo hacen de la «teoría de los tres mundos» y se llaman así mismas tercermundistas, u otras defendieron a capa y espada la línea de Ten Siao-ping. Lo especial ahora es, que como parte de la gran confusión en el MCI, existen organizaciones marxistas leninistas maoístas que se declaran en favor de reversar la crítica de la GRCP a Lin Piao, argumentando nuevas versiones chinas y occidentales sobre los hechos. La decisión del PCCH en vida del Presidente Mao, la crítica masiva de la GRCP y la comunicación del PCCH sobre las circunstancias de la muerte de Lin Piao, siguen siendo la fuente más autorizada y creíble para los comunistas, sobre esta cuestión.


En el terreno político, la Gran Revolución Cultural Proletaria dio continuación a la revolución bajo la Dictadura del Proletariado y por más de una década impidió la restauración del capitalismo en China; pero la Gran Revolución Cultural Proletaria fue derrotada, ya no por ignorancia o inexperiencia en la lucha contra las formas revisionistas en el socialismo, sino por la fuerza de la costumbre en los quehaceres del Estado, por el abandono en la práctica de la línea de la Comuna(*). El revisionismo «a nombre y en defensa» del maoísmo, tomó el control del Partido Comunista y degeneró el Estado en una dictadura de la nueva burguesía «comunista», cuyo poder restauró el capitalismo en China convirtiéndola en un país imperialista, opresor y explotador del pueblo chino y de otros pueblos. Nuevamente el revisionismo demostró su papel histórico de servir directamente al imperialismo, auxiliar al caduco y agonizante sistema capitalista, entregarle todo el potencial, progreso y avance de la economía socialista china y, principalmente, garantizar el parasitismo imperialista con la esclavización asalariada de más de mil millones de trabajadores.


(*) Sobre una nueva base de conocimiento, experiencia y lucha, se repitió la amarga lección de la URSS: el EPL mantenía el monopolio de las armas; el burocratismo corroía los órganos de poder Estatal; en la dirección del Partido y del Estado levantaron poderosos cuarteles los seguidores del camino capitalista; las masas, en especial la proletarias, desarmadas quedaron separadas del ejercicio directo del poder del Estado, que terminó siendo de nuevo una fuerza especial “al servicio de las masas” y separada de ellas.


Pero no fueron sólo los revisionistas chinos quienes alzaron banderas rojas contra las Rojas Banderas del Marxismo Leninismo Maoísmo, también, desde afuera, lo hizo la dirección del Partido del Trabajo de Albania, otrora Marxista Leninista y contraria al revisionismo jrushchovista. Contra el maoísmo, el Partido del Trabajo de Albania enarboló el hoxhismo, pero terminó renegando del Marxismo Leninismo y acogiendo posiciones clásicas del revisionismo y del trotskismo. El hoxhismo denigró de la Guerra Popular señalándola como una guerra «sin fin y sin perspectivas», negó la lucha de líneas en el Partido; desconoció la Gran Revolución Cultural en China como el mayor avance histórico de la Revolución Proletaria, y defendió a rajatabla los errores de Stalin. Para atacar al maoísmo, el hoxhismo le endosó la revisionista teoría de los «tres mundos», desconociendo la distinción esencial leninista entre países imperialistas y oprimidos; la tendencia a conciliar con el social-imperialismo ruso y a desconocer su genuino carácter imperialista, llevó al hoxhismo a subestimar la contradicción mundial entre las dos superpotencias. El hoxhismo, aunque de palabra no niega la revolución por etapas en los países semifeudales y semicoloniales, subestima el análisis concreto de la situación concreta —base materialista para resolver el carácter de la revolución en cada país—, con lo que termina acogiendo la línea trotskista de «revolución permanente socialista» que, en la práctica, es un tipo de revolución que no sobrepasa los límites de la democracia burguesa(*). El hoxhismo hizo causa común con el PCUS —jefe del revisionismo moderno mundial— contra el Marxismo Leninismo Maoísmo, contra la Dictadura del Proletariado y el Socialismo; el hoxhismo mostró su carácter oportunista en su misma práctica: condujo a la restauración del capitalismo y del poder de la burguesía, con todos sus odios nacionales, en la propia Albania.


(*) La tendencia de la corriente hoxhista en el Movimiento Comunista Internacional, ha sido hacia la división y la definición abierta en ideología, programa y táctica, entre las dos grandes líneas en cuya confrontación tuvo su surgimiento: la línea revisionista y la línea marxista leninista maoísta. De eso dan cuentas los hechos: Partidos «M-L» sumidos en el fango parlamentario (incluso en ministerios y presidencias) junto con los revisionistas y trotskistas; Partidos M-L a medio camino, coqueteando tácticamente con la democracia burguesa y estratégicamente con la destrucción del Estado reaccionario; y partidos que renuncian a la herencia hoxhista y acogen de nuevo y en firme el Marxismo Leninismo Maoísmo.


El triunfo de la nueva burguesía revisionista en China dio comienzo a la más profunda, prolongada y grave crisis en el Movimiento Comunista Internacional, caracterizada por la impotencia política, la confusión ideológica y la dispersión organizativa. Desde entonces, los marxistas leninistas maoístas luchan por unir y reorganizar sus filas, sobre la base del profundo deslinde con el oportunismo, de una profunda asimilación de la experiencia histórica y de una profunda comprensión de la situación actual del capitalismo moribundo, batalla en medio de la cual nace, lucha y muere, el Movimiento Revolucionario Internacionalista —MRI.

Aprovechando la derrota en China, la burguesía imperialista ha orquestado, junto con la socialdemocracia internacional, una frenética embestida contra el socialismo y el comunismo; se une hoy el ataque de todos los oportunistas con el objetivo común de tergiversar la historia, desechar la experiencia de la revolución proletaria(*), renegar de los principios del marxismo, del socialismo y de la Dictadura del Proletariado, con un rasgo peculiar en el periodo actual: se configura una nueva forma de oportunismo, presentada a sí misma como «marxista leninista maoísta».


(*) Basanta, uno de los dirigentes de la traicionada revolución Nepalesa planteó en «Dimensión internacional del camino Prachanda» que se encuentra en The Worker No 10: «Nuestro partido, bajo la dirección del camarada presidente Prachanda, considera que el análisis realizado por Lenin y Mao sobre el imperialismo en el siglo XX, no sirve para dirigir científicamente a los revolucionarios maoístas del siglo XXI».


[Tomado del Numeral 2 Capítulo IV de la Propuesta de Formulación de una Línea General para la Unidad del Movimiento Comunista Internacional]

TAREAS GENERALES DE LOS COMUNISTAS

(1) En todos los países y naciones, los marxistas leninistas maoístas deben trabajar por apresurar el desarrollo de la Revolución Proletaria Mundial, preparándose para derrocar con la violencia revolucionaria el Estado reaccionario en cada uno de sus países, e internacionalmente hacer los mayores esfuerzos y sacrificios por concentrar la fuerza revolucionaria en los eslabones débiles de la cadena mundial del imperialismo y la reacción, destruyéndolos, derrotando y suprimiendo su dictadura de clase con la Dictadura del Proletariado, ejercida y sostenida por el armamento general del pueblo, donde la construcción del socialismo será apenas una etapa transitoria hacia la sociedad sin explotación del hombre por el hombre: la sociedad comunista mundial. «Primero y ante todo los comunistas deben recordar cuál es su razón de ser, y actuar en consecuencia, de lo contrario no le son útiles a la revolución y, lo que es peor, degeneran en obstáculos en su camino». (Declaración del MRI – 1984.)

(2) Luchar por la unidad de los marxistas leninistas maoístas en un solo Partido en cada país y en una nueva Internacional Comunista basada en el Marxismo Leninismo Maoísmo, unida en una Línea General y Programa político correctos, y como organizaciones estrechamente vinculadas a las amplias masas populares. Allí donde no exista el Partido, o exista pero no reúna estas condiciones, la tarea central de los comunistas revolucionarios es construirlo y fortalecerlo.

(3) Trabajar para concretar la nueva Internacional Comunista, tarea que hace necesario clarificar en lo ideológico para unir en lo político y forjar la organización. La unión de los marxistas leninistas maoístas en el Programa por la Revolución Proletaria Mundial, por el Socialismo y el Comunismo, no es posible sin la lucha intransigente y de principios contra el oportunismo, sin estrechar lazos entre las organizaciones comunistas de los distintos países, acordando campañas políticas internacionales conjuntas, contribuyendo materialmente a la realización de las tareas, organizando reuniones o conferencias donde se amplíe y se debatan las cuestiones de la experiencia histórica, de la situación política del momento y de la Línea General, practicando el método de partir de una base de unidad para luchar por conquistar un mayor grado de unidad.

(4) Vincularse a las masas trabajando por la dirección de la lucha del movimiento espontáneo de las masas en resistencia y rebelión en los diversos países contra el actual “orden” mundial imperialista, expresión de la tendencia principal de la sociedad hacia la revolución. Desconocer tal lucha, subestimarla o sobreestimarla en las tareas revolucionarias de los marxistas leninistas maoístas conduce a su separación de las masas, sea por “izquierdismo” o por economicismo, malogra el avance de la revolución y conduce inevitablemente al oportunismo.

(5) Vincularse al movimiento obrero luchando por la dirección del movimiento sindical pues su papel transmisor de las ideas socialistas del Partido a las masas del movimiento obrero, trasciende más allá del triunfo de la revolución. El movimiento sindical es indispensable para que el Partido pueda dirigir y movilizar a la clase hacia la instauración de su Estado de Dictadura del Proletariado, y en el curso mismo de continuar la revolución en el socialismo.

(6) Trabajar en la preparación y desarrollo de la Guerra Popular atendiendo a las condiciones concretas de cada país, tarea que a su vez exige la construcción del Frente de Clases revolucionarias(*) y del Ejército popular revolucionario como parte del pueblo armado y regido por el principio: el Partido manda al fusil y nunca se permitirá que el fusil mande al Partido.


(*) Contenido esencial de la política que en diversos países ha tomado denominaciones como Frente Único, Frente Unido, Frente Popular.


(7) Disputar la dirección de la lucha contra la destrucción de la naturaleza, cuestión que incumbe a los marxistas leninistas maoístas pues hace parte de la revolución del proletariado contra el capitalismo imperialista, causante de la destrucción por ser un sistema de producción vetusto, anárquico y basado en la ganancia. No basta la denuncia a las consecuencias, ni los remiendos ecologistas, es necesario suprimir el mal de raíz, dando paso a las nuevas relaciones de producción socialistas, base material para reorganizar las relaciones del hombre con la naturaleza.

(8) Encabezar la lucha contra la opresión a la mujer, como parte de la revolución del proletariado contra toda forma de opresión y explotación. Exige a los marxistas leninistas maoístas facilitar la vinculación de la mujer a las tareas revolucionarias, fomentar su iniciativa y conciencia comunista, promoverla a los puestos de dirección en el Partido y en el futuro nuevo Estado, pues, sin la participación de la mujer la revolución no podrá liquidar las grandes desigualdades del capitalismo: entre la ciudad y el campo, el trabajo manual y el intelectual, el hombre y la mujer.

(9) Luchar intransigentemente contra todo tipo de oportunismo, de derecha y de “izquierda”, sabiendo que la piedra de toque para diferenciar entre el marxismo revolucionario y el oportunismo es la Dictadura del Proletariado, a su vez, cuestión fundamental y decisiva de la Revolución Proletaria Mundial para alcanzar los máximos objetivos socialistas y comunistas del movimiento obrero.

(10) Practicar el Internacionalismo proletario que, dada la existencia internacional de la clase obrera, exige no solo la solidaridad y apoyo del proletariado a las luchas de otros pueblos contra todos los reaccionarios e imperialistas, sino unir su lucha con la del proletariado de todos los países, pues es la lucha de una sola clase con enemigos comunes y los mismos intereses y objetivos.

TAREAS PARTICULARES DE LOS COMUNISTAS EN LOS PAÍSES IMPERIALISTAS

(1) Por el Partido como parte de la nueva Internacional y dirigido por ésta, para el cual los obreros inmigrantes procedentes de las naciones y países oprimidos, por su peso en el conjunto del proletariado de los países imperialistas, por su posición frente a los medios de producción, sus condiciones de vida y trabajo muy similares a los obreros de los países oprimidos, su combatividad en las filas de vanguardia de las luchas obreras, constituyen el sector más importante de la base social del Partido en los países imperialistas, de prioridad para el trabajo de los comunistas creando fortalezas allí, en lucha abierta contra quienes niegan la existencia del proletariado o minimizan su papel de vanguardia en la revolución.

(2) Contra el oportunismo, en lucha intransigente contra sus teorías y denuncia continua de su dañino papel, sabiendo que a su base social en estos países, la aristocracia obrera, la crisis económica del capitalismo mundial le ha remecido sus privilegios, creando una mejor condición para aislarla de la dirección en los sindicatos y demás organizaciones obreras de masas.

(3) Por la dirección de la lucha de resistencia económica de las masas, especial y principalmente la lucha del movimiento sindical como parte de la lucha de clase del movimiento obrero, combatiendo las ideas oportunistas en su seno, construyendo sindicatos donde no existan.

(4) El triunfo de la Revolución Socialista y la Dictadura del Proletariado en los países imperialistas implica necesariamente derrotar su dominación sobre otros pueblos, naciones y países oprimidos, dando apoyo a sus luchas revolucionarias anti-imperialistas, aún en el caso de no ser todavía dirigidas por los marxistas leninistas maoístas, pues no se puede derrotar al capital en los países imperialistas si no se derrota su yugo sobre los países oprimidos, y no se pueden liberar en definitiva los países oprimidos, si no se derrota el capital en los países opresores.

TAREAS PARTICULARES DE LOS COMUNISTAS EN LOS PAÍSES OPRIMIDOS

(1) Trabajar por un Partido del proletariado, cuya construcción y consolidación es tarea indispensable en todos los países oprimidos para cumplir el papel de los comunistas al frente de la revolución, construido como parte y bajo la dirección centralizada de la nueva Internacional.

(2) Investigar la realidad en cada país, para conocer sus leyes particulares de su formación económica social y derivar las tareas programáticas para su transformación revolucionaria, en franca lucha contra la oposición dogmática a buscar la verdad en los hechos.

(3) Trabajar por la Revolución de Nueva Democracia en los países oprimidos semifeudales y por la Revolución Socialista en los países oprimidos capitalistas resolviendo —de acuerdo al análisis concreto de la realidad concreta, a la luz del Marxismo Leninismo Maoísmo— la forma particular programática de la unidad y lucha entre las tareas nacionales contra el colonialismo, el semicolonialismo y el neocolonialismo, y las tareas de la lucha de clases, contra el feudalismo, el semifeudalismo y el capitalismo.

(4) Construir la alianza obrero-campesina, alianza de clases fundamental en los países oprimidos y principal base social de las fuerzas de la revolución a organizar en el Frente de clases y en el Ejército de masas que dirigidos por el Partido, harán pedazos el poder de los explotadores en la guerra popular prolongada y la insurrección según el país.

(5) Combatir el oportunismo, cuya base social es la pequeña burguesía en los países oprimidos y la capa de funcionarios, asesores e instructores cuyos privilegios sociales y económicos los han convertido en parásitos del movimiento obrero.

(6) Trabajar por la independencia de clase del movimiento sindical y la dirección de su lucha en el terreno de la resistencia económica a la explotación capitalista, y como parte de la lucha general estratégica del movimiento obrero.

(7) Practicar consecuentemente el Internacionalismo, siendo de especial importancia la solidaridad y apoyo a las luchas por la Revolución Socialista en los países imperialistas.

Una vez las masas decidan unirse, organizarse y combatir bajo la dirección del Partido del proletariado, la derrota del imperialismo y de las clases dominantes será cuestión de tiempo. Aún la tardanza de ese proceso consciente, no impide la marcha del imperialismo hacia su decrepitud total, determinada por sus propias contradicciones, sólo que la necesidad de su derrota a manos de las fuerzas sociales nuevas y más revolucionarias, se abrirá paso en un proceso más doloroso, largo y costoso para la sociedad. No hay duda en que el capitalismo imperialista no es eterno; perecerá y el comunismo triunfará en toda la tierra. Será abolida definitivamente la explotación del hombre por el hombre. La emancipación del proletariado será idéntica a la emancipación de la humanidad. Esa es la inexorable perspectiva de las tareas que los comunistas asumen en el momento.

[Numeral 6 Capítulo V de la Propuesta de Formulación de una Línea General para la Unidad del Movimiento Comunista Internacional]

Unión Obrera Comunista (mlm)

Colombia, 30 de septiembre de 2016

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