¡VIVA EL 68 ANIVERSARIO DEL TRIUNFO DE LA REVOLUCIÓN EN CHINA!

¡VIVA EL 68 ANIVERSARIO DEL TRIUNFO DE LA REVOLUCIÓN EN CHINA! 1

El 1 de octubre de 1949 triunfó la revolución del pueblo chino sobre sus enemigos. Más de 500 millones de seres humanos, que hasta ese momento habían sido bestias de carga del imperialismo y sus aliados grandes burgueses y terratenientes feudales, se pusieron de pie, dando continuidad a la revolución inaugurada en Rusia en 1917.

El triunfo de la revolución en China demostró que en los países semifeudales y sometidos por el imperialismo el proletariado estaba llamado a dirigir la revolución burguesa, no para instaurar el capitalismo y la dominación de la burguesía, sino para enlazarla a la construcción del socialismo y la dictadura del proletariado. A este tipo de revolución se le llamó Revolución de Nueva Democracia porque desde el triunfo del proletariado en octubre de 1917 en Rusia, las viejas revoluciones burguesas habían pasado a la historia, ahora ya eran parte de la Revolución Proletaria Mundial. Tal es el mérito de los comunistas en China y una de las contribuciones del presidente Mao Tse-tung a la ciencia de la revolución proletaria.

Con motivo del aniversario del triunfo del pueblo chino y como parte de la celebración del Centenario de la Revolución de Octubre en Rusia reproducimos el Capítulo IV del ensayo Sobre la Nueva Democracia escrito por el presidente Mao en 1940, donde expone magistralmente los nexos entre la Revolución de Octubre y la Revolución de Nueva Democracia en China.

LA REVOLUCIÓN CHINA, PARTE DE LA REVOLUCIÓN MUNDIAL

La característica histórica de la revolución china consiste en que se divide en dos etapas: democracia y socialismo, y la primera ya no es la democracia corriente, sino una democracia de tipo chino, de tipo particular y nuevo, o sea, la nueva democracia. Ahora bien, ¿cómo se ha formado esta característica histórica? ¿Existe desde hace un siglo, o ha surgido más tarde?

Basta con estudiar un poco el desarrollo histórico de China y del mundo para comprender que esta característica no existe desde la Guerra del Opio, sino que se ha formado más tarde, después de la Primera Guerra Mundial imperialista y de la Revolución de Octubre en Rusia. Examinemos ahora el proceso de su formación.

Es evidente que, dada la naturaleza colonial, semicolonial y semifeudal de la actual sociedad, la revolución china ha de pasar por dos etapas. La primera consiste en transformar esa sociedad colonial, semicolonial y semifeudal en una sociedad democrática independiente, y la segunda, en hacer avanzar la revolución y construir una sociedad socialista. La revolución china se encuentra ahora en su primera etapa.

El período preparatorio de la primera etapa comenzó con la Guerra del Opio de 1840, esto es, cuando la sociedad china empezó a transformarse de feudal en semicolonial y semifeudal. Luego se han sucedido el Movimiento del Reino Celestial Taiping, la Guerra Chino-Francesa, la Guerra Chino-Japonesa, el Movimiento Reformista de 1898, la Revolución de 1911, el Movimiento del 4 de Mayo, la Expedición al Norte, la Guerra Revolucionaria Agraria y la actual Guerra de Resistencia contra el Japón. Estas numerosas fases abarcan un siglo entero y, en cierto sentido, todas forman parte de esta primera etapa; son luchas realizadas por el pueblo chino, en diferentes ocasiones y grados, contra el imperialismo y las fuerzas feudales, a fin de construir una sociedad democrática independiente y llevar a cabo la primera revolución. Sin embargo, es la Revolución de 1911 la que marca, en un sentido más completo, el comienzo de dicha revolución. La primera revolución es, por su carácter social, democrático-burguesa, y no socialista proletaria. Todavía no está consumada, y exige ingentes esfuerzos, porque sus enemigos siguen siendo muy poderosos. Cuando el Dr. Sun Yat-sen decía: «No se ha consumado aún la revolución; todos mis camaradas deben continuar luchando», se refería precisamente a esta revolución democrático-burguesa.

Sin embargo, la revolución democrático-burguesa de China experimentó un cambio con el estallido de la Primera Guerra Mundial imperialista en 1914 y el establecimiento de un Estado socialista sobre una sexta parte del globo a consecuencia de la Revolución de Octubre de 1917 en Rusia.

Antes de estos acontecimientos, la revolución democrático-burguesa china pertenecía a la vieja categoría, a la de la revolución democrático-burguesa mundial, y formaba parte de esta revolución.

Después de dichos acontecimientos, la revolución democrático-burguesa china pasó a pertenecer a una nueva categoría de la revolución democrático-burguesa, y el frente del que forma parte es el de la revolución socialista proletaria mundial.

¿Por qué? Porque la Primera Guerra Mundial imperialista y la primera revolución socialista victoriosa, la Revolución de Octubre, han cambiado totalmente el curso de la historia mundial, abriendo en ella una nueva era.

Es una era en que el frente capitalista mundial se ha derrumbado en un sector del globo (un sexto de su superficie) y ha revelado plenamente su podredumbre en el resto; en que lo que queda del mundo capitalista no puede sobrevivir sin depender más que nunca de las colonias y semicolonias; una era en que se ha fundado un Estado socialista, dispuesto, como lo ha proclamado, a dar activo apoyo al movimiento de liberación de todas las colonias y semicolonias, y en que el proletariado de los países capitalistas se libera cada día más de la influencia de los partidos socialdemócratas, social-imperialistas, y ha proclamado su apoyo al movimiento de liberación de las colonias y semicolonias. En esta era, toda revolución emprendida por una colonia o semicolonia contra el imperialismo, o sea, contra la burguesía o capitalismo internacional, ya no pertenece a la vieja categoría, a la de la revolución democrático-burguesa mundial, sino a la nueva categoría; ya no forma parte de la vieja revolución burguesa o capitalista mundial, sino de la nueva revolución mundial: la revolución mundial socialista proletaria. Estas colonias o semicolonias en revolución no pueden ser consideradas como aliadas del frente de la contrarrevolución capitalista mundial; se han convertido en aliadas del frente de la revolución socialista mundial.

En su primera etapa o primer paso, tal revolución de un país colonial o semicolonial, aunque por su carácter social sigue siendo fundamentalmente democrático-burguesa y sus reivindicaciones tienden objetivamente a desbrozar el camino al desarrollo del capitalismo, ya no es una revolución de viejo tipo, dirigida por la burguesía y destinada a establecer una sociedad capitalista y un Estado de dictadura burguesa, sino una revolución de nuevo tipo, dirigida por el proletariado y destinada a establecer, en esa primera etapa, una sociedad de nueva democracia y un Estado de dictadura conjunta de todas las clases revolucionarias. Por consiguiente, esta revolución abre precisamente un camino aún más amplio al desarrollo del socialismo. Durante su curso, atraviesa varias fases debido a los cambios en el campo contrario y entre sus propios aliados, pero su carácter fundamental permanece inalterado.

La revolución combate consecuentemente al imperialismo, y por lo tanto este no la tolera y lucha contra ella. En cambio, el socialismo la aprueba, y el Estado socialista y el proletariado internacional socialista la ayudan.

Por eso, esta revolución no puede ser sino parte de la revolución mundial socialista proletaria.

«La revolución china es parte de la revolución mundial» – esta correcta tesis fue planteada ya durante la Primera Gran Revolución china de 1924-1927. Fue planteada por los comunistas chinos y aprobada por todos cuantos participaban entonces en la lucha antiimperialista y antifeudal. Sin embargo, la significación de esta tesis no fue esclarecida en aquellos días, de suerte que la gente sólo tenía una vaga idea al respecto.

«Revolución mundial» ya no se refiere a la vieja revolución mundial, puesto que la vieja revolución mundial burguesa tocó a su fin hace tiempo; se refiere a la nueva revolución mundial, la revolución mundial socialista. Igualmente, «parte» ya no significa parte de la vieja revolución burguesa, sino de la nueva revolución socialista. Este es un formidable cambio, sin parangón en la historia de China ni del mundo.

Esta correcta tesis, planteada por los comunistas chinos, se basa en la teoría de Stalin.

Ya en 1918, en un artículo conmemorativo del I aniversario de la Revolución de Octubre, Stalin escribía:

La grandiosa significación mundial de la Revolución de Octubre consiste principalmente:

1) en que ha ensanchado el marco de la cuestión nacional, convirtiéndola de problema particular de la lucha contra la opresión nacional en Europa, en el problema general de liberar del imperialismo a los pueblos oprimidos, a las colonias y semicolonias;

2) en que ha abierto amplias posibilidades y caminos efectivos para esta liberación, facilitando así considerablemente a los pueblos oprimidos del Occidente y del Oriente su liberación y llevándolos al cauce común de la lucha victoriosa contra el imperialismo;

3) en que de este modo ha tendido un puente entre el Occidente socialista y el Oriente esclavizado, formando un nuevo frente de revoluciones contra el imperialismo mundial, que va desde los proletarios del Occidente, pasando por la revolución rusa, hasta los pueblos oprimidos del Oriente.»

J. V. Stalin: "La Revolución de Octubre y la cuestión nacional"

Después de escribir este artículo, Stalin ha desarrollado en muchas ocasiones la teoría de que las revoluciones de las colonias y semicolonias han dejado de pertenecer a la vieja categoría y pasado a formar parte de la revolución socialista proletaria. La explicación más clara y precisa la da Stalin en un artículo publicado el 30 de junio de 1925, en el que polemiza con los nacionalistas yugoslavos de la época. Este artículo, titulado «Una vez más sobre la cuestión nacional», se incluye en un libro traducido por Chang Chung-shi y publicado bajo el título de Stalin sobre la cuestión nacional. En dicho artículo se lee el siguiente párrafo:

Semic se remite a un pasaje del folleto de Stalin El marxismo y la cuestión nacional, escrito a fines de 1912. En dicho pasaje se dice que ‘bajo el capitalismo ascensional, la lucha nacional es una lucha entre las clases burguesas’. Por lo visto, con esto, Semic quiere dar a entender que es acertada la fórmula con que determina el sentido social del movimiento nacional en las presentes condiciones históricas. Pero el folleto de Stalin fue escrito antes de la guerra imperialista, cuando el problema nacional aún no era considerado por los marxistas un problema de significación mundial, cuando la reivindicación fundamental de los marxistas sobre el derecho de autodeterminación no era considerada una parte de la revolución proletaria, sino una parte de la revolución democrático-burguesa. Sería ridículo perder de vista que desde entonces ha cambiado radicalmente la situación internacional, que la guerra, por un lado, y la Revolución de Octubre en Rusia, por otro, han convertido el problema nacional, de parte integrante de la revolución democrático-burguesa, en parte integrante de la revolución socialista proletaria. Ya en octubre de 1926, en su artículo `Balance de la discusión sobre la autodeterminación’, Lenin decía que el derecho de autodeterminación, punto básico del problema nacional, había dejado de ser una parte del movimiento democrático general y se había convertido ya en parte integrante de la revolución proletaria general, de la revolución socialista. No hablo ya de trabajos posteriores, tanto de Lenin como de otros representantes del comunismo ruso, sobre la cuestión nacional. ¿Qué significación puede tener, después de todo esto, la referencia de Semic al indicado pasaje del folleto de Stalin, escrito en el período de la revolución democrático-burguesa en Rusia, ahora cuando, en virtud de la nueva situación histórica, hemos entrado en una nueva época, en la época de la revolución proletaria? Sólo puede tener una significación: la de que Semic cita fuera del espacio y del tiempo, independientemente de la situación histórica real, violando así los requisitos elementales de la dialéctica, y sin tener presente que lo que es acertado en una situación histórica puede resultar desacertado en otra.»

De esto se desprende que hay dos tipos de revolución mundial, y el primero pertenece a la categoría burguesa o capitalista. La era de este tipo de revolución mundial pasó hace mucho tiempo; tocó a su fin con el estallido de la Primera Guerra Mundial imperialista de 1914, y, sobre todo, con la Revolución de Octubre de 1917 en Rusia. Desde entonces, comenzó el segundo tipo de revolución mundial: la revolución mundial socialista proletaria. Esta revolución tiene como Fuerza principal al proletariado de los países capitalistas, y como aliados, a las naciones oprimidas de las colonias y semicolonias. Sean cuales fueren las clases, partidos o individuos de una nación oprimida que se incorporen a la revolución, tengan o no conciencia de este punto, lo entiendan o no en el plano subjetivo, basta con que luchen contra el imperialismo para que su revolución sea parte de la revolución mundial socialista proletaria, y ellos mismos, aliados de ésta.

Hoy, la revolución china tiene una significación aún mayor. Vivimos una época en que la crisis económica y política del capitalismo hunde cada día más al mundo en la Segunda Guerra Mundial; en que la Unión Soviética ha llegado al período de transición del socialismo al comunismo y está capacitada para dirigir y ayudar al proletariado y a las naciones oprimidas de todo el mundo en la lucha contra la guerra imperialista y la reacción capitalista; en que el proletariado de los países capitalistas se está preparando para derrocar el capitalismo e implantar el socialismo, y en que el proletariado, el campesinado y los intelectuales y demás sectores de la pequeña burguesía de China han llegado a constituir, bajo la dirección del Partido Comunista de China, una gran fuerza política independiente. En esta época, ¿debemos o no atribuir a la revolución china una significación mundial aún mayor? Creo que sí. La revolución china es una parte muy importante de la revolución mundial.

La revolución china en su primera etapa (subdividida en múltiples fases) es, por su carácter social, una revolución democrático-burguesa de nuevo tipo, y no es todavía una revolución socialista proletaria; sin embargo, hace ya mucho tiempo que forma parte de la revolución mundial socialista proletaria, y, más aún, constituye actualmente una parte muy importante de ella y es una gran aliada suya. La primera etapa o primer paso de esta revolución, de ningún modo es ni puede ser el establecimiento de una sociedad capitalista bajo la dictadura de la burguesía china, sino el establecimiento de una sociedad de nueva democracia bajo la dictadura conjunta de todas las clases revolucionarias del país dirigida por el proletariado; con ello culminará la primera etapa. Entonces, será el momento de llevar la revolución a su segunda etapa: el establecimiento en China de una sociedad socialista.

He ahí la característica más fundamental de la actual revolución china, el nuevo proceso revolucionario de los últimos veinte años (a contar del Movimiento del 4 de Mayo de 1919) y el contenido vivo y concreto de esta revolución.

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