26 de diciembre: Natalicio de Mao Tse-tung el gran Marxista Leninista

26 de diciembre: Natalicio de Mao Tse-tung el gran Marxista Leninista 1

El 26 de diciembre de 1893 nace Mao Tse-tung en la ciudad Shaoshan, provincia de Hunan, China. Mao Tse-tung nace en el seno de una familia campesina que por algún tiempo vivió en la miseria, pero gracias al esfuerzo de su padre logra ascender a campesinos medios mediante la cosecha de arroz en la parcela familiar que contaba con cerca de 631 metros cuadrados de tierra. El padre de Mao se convirtió en un campesino rico y hacía trabajar a toda la familia en la cosecha. Mao Tse-tung comenzó a laborar a la edad de 6 años y debido al carácter tiránico del padre, éste a la edad de 10 años prepara un “escape” de la familia y de la escuela, deambulando por 3 días por el valle hasta que fue encontrado por su familia, pero para sorpresa del niño “rebelde”, tal “huelga” terminó victoriosa, pues logró apaciguar el carácter de su padre y en la escuela ganó respeto de sus maestros que lo trataban con más indulgencia. En adelante su padre procura que se dedique más a las actividades contables del negocio familiar, pero las diferencias debido a los maltratos y castigos continuaran hasta la edad de 13 años, tiempo en el que comienza a madurar y a aprender a rebelarse efectivamente en contra de su tiránico padre.

Desde pequeño se sintió atraído por las lecturas “prohibidas” sobre las revueltas antiguas, despreciando los clásicos inculcados en la escuela y la religión budista que su madre le infundía. El hecho que marcó su infancia e inclinó la balanza hacia el camino revolucionario fue un levantamiento popular ocurrido en la provincia de Hunan, en donde los hambrientos de la ciudad llegaron a destronar al gobernador local y destruyeron su palacio, en respuesta, el gobierno central nombró un nuevo gobernador y éste, procedió a liquidar el movimiento y a sus líderes, decapitó a los principales representantes y sus cabezas fueron expuestas en picas en la plaza central. Tal hecho generó en la escuela donde estudiaba Mao, un gran rechazo y fuertes debates a favor de los sublevados, en él mismo, significó el inicio de su carrera de lucha a favor del pueblo.

Su conciencia política comienza a formarse a través de lecturas de periódicos revolucionarios de carácter nacionalista y por la influencia de algunos maestros escolares radicales. Las continuas sublevaciones del pueblo en contra de las dinastías monárquicas lo llevaron a alistarse en el Ejército Revolucionario de Li Yuan- hung para combatir a favor de la Republica y el pueblo, allí dura 6 meses y se destaca entre todos sus compañeros por su buena disposición y sabiduría.

Después de su paso por el ejército revolucionario inicia una carrera escolar que lo lleva a varias deserciones y abandonos, iniciando sus estudios en una escuela para luego terminar en otra, desencantándose porque no se sentía afín con los conocimientos impartidos por la oficialidad; es así que inicia una carrera autodidactica y emprende una serie de viajes a Pekín, en donde llega a trabajar de “bibliotecólogo”. En su segundo viaje a la capital, comienza a interesarse por la revolución socialista de octubre en Rusia y a pesar de vivir en miseria no se desanima y aprovecha para proseguir sus estudios en la biblioteca de forma autodidacta y entablar varias relaciones políticas con otros estudiantes y profesores que lo convencen de la ciencia del marxismo. Es así que asiste a una conferencia de fundación del Partido Comunista de China en 1921 e inicia sus labores de organizador y agitador dentro del movimiento obrero, participando en varias huelgas y luchas de carácter sindical que se desataron poderosamente por aquel entonces en algunas grandes ciudades.

En 1923 el partido Comunista de China comienza a trabajar y a cooperar con el Kuomintang (partido nacionalista chino) representante político de la burguesía nacional para llevar adelante la guerra en contra de los militaristas del norte, en el marco de la revolución de carácter burgués anti-feudal y anti-imperialista; sin embargo, en aquella etapa el Partido tácticamente se desvía y comienza a seguir una política derechista ya que pierde su independencia frente al Kuomintang, olvidando que la esencia de la alianza primordial para triunfar en la revolución democrática en China, es la dirección proletaria del levantamiento campesino por una reforma agraria anti-feudal y anti-imperialista, siendo aliados fiables la pequeña burguesía urbana y quedando la burguesía nacional apenas como una reserva de la revolución y un aliado menos fiable. Pero el partido, al convertir la alianza con el Kuomintang en la esencia de su actuación, cometió un grave error que lo llevaría a su casi completa liquidación tras la traición del mismo Kuomintang en 1927, el cual terció a favor de los imperialistas occidentales, asesinó y liquidó a todos los comunistas dentro de su ejército, ejecutó numerosas masacres de obreros sublevados en las grandes ciudades e implantó un poder sostenido por los imperialistas y sectores de la burguesía compradora china, y se aprestó para aplastar el levantamiento popular.

Así que se inicia un nuevo periodo de guerra civil en China, una guerra entre el partido comunista y el Kuomintang hasta el año 1937. En ese periodo el partido se ve obligado a la ejecución de la Larga Marcha, en donde el ejército Rojo Chino realizó una epopeya histórica no repetida por ningún otro ejército, con el fin de ejecutar un repliegue táctico y concentrar a lo que quedaba del Ejército Rojo en una zona de influencia y control del partido; en ese periodo el partido rectifica y Mao comienza a tener un carácter decisivo e influyente al convertirse en el teórico político e ideólogo más destacado dentro del Partido, dirigiendo una rectificación dentro del mismo, para alinear su actuación en el nuevo periodo, pues los fracasos pasados no se habían cometido solo por los errores derechistas en su interior, sino además por las consideraciones exageradas de la mayoría de los camaradas quienes aceptaban “literalmente” las orientaciones de la Komintern sin tener en cuenta la realidad China, llevándolos a sobreestimar las fuerzas de las insurrecciones proletarias locales que sacudieron a China de 1921 a 1924: una insurrección en Cantón, tres en Shanghái y una en Hong Kong, pero la composición de la sociedad china era predominantemente agraria, con un movimiento campesino que abarcaba más del 90% de la población China, dicho movimiento se debía organizar y movilizar para las metas revolucionarias.

Fruto de los fracasos de todas las insurrecciones locales y de su racionalización, el Partido pudo comprender que dichos fracasos se debieron más a los factores objetivos que subjetivos, con una clase obrera muy débil numéricamente que no llegaba a representar el 1% de la población debido al atraso económico de China, donde las clases dominantes concentraban en las grandes urbes todo su poder estatal y fuerzas armadas; tales características señalaban que se debía desarrollar la revolución desde el campo hacia las ciudades a través de guerras de guerrillas, desarrollando la reforma agraria anti-feudal y en contra del imperialismo. En aquel periodo se logran desarrollar las bases de apoyo revolucionarias, zonas liberadas donde los campesinos dirigidos por el Partido creaban su propio gobierno, desarrollaban la reforma agraria repartiendo la tierra y organizaban sus propias fuerzas guerrilleras, aplastando la resistencia de los terratenientes y caudillos militares.

En 1937 el fascismo japonés invade China con el fin de convertirse en el imperialismo opresor en toda Asia; dicha guerra cambia todo el panorama nacional y el Partido se ve involucrado en dirigir una lucha de liberación nacional en contra del fascismo japonés, volviendo a realizar una alianza temporal con el Kuomintang para aplastar la terrible invasión del Japón. En aquel periodo, Mao Tse-tung comprende a través del desarrollo de la misma guerra, las características de la guerra civil China, plasmándola en su obra: “Sobre la Guerra Popular Prolongada” de 1938, una obra maestra y de obligatorio estudio para los comunistas a nivel internacional, pues en ella no solo se resume más de una década de ejercicio bélico del partido comunista Chino y de las leyes de la guerra revolucionaria según las características Chinas, sino que es además, una obra marxista de carácter universal que sienta las bases de la guerra de movimientos y de posiciones, consideraciones vitalísimas sobre la guerra y la política, el ejercicio consciente en la guerra por parte de las masas, en cuya dirección el Partido debe operar científica y audazmente. También en ese periodo Mao Tse-tung forja otras armas teóricas como “Sobre la Contradicción” y “Sobre la Práctica”, obras de carácter universal pues sintetizan el pensamiento dialéctico y materialista en contra del pensamiento dogmático y metafísico al interior del Partido.

En el desarrollo de la guerra de resistencia en contra del Japón que va desde 1937-1945, las masas, bajo la dirección del Partido, comienzan a obtener notables éxitos ampliando las zonas liberadas y acumulando fuerzas para el aplastamiento total del invasor. Por su parte el Kuomintang y su ejército, mantienen una política hipócrita de alianza con el partido comunista y militarmente ejecuta su lucha a través de guerra de posiciones y de enfrentamientos decisivos frente a un enemigo superior en número y en armas, frente a lo cual comienza a desgastarse y a perder credibilidad frente al pueblo. En 1945 el fascismo japonés se desmorona y se derrumba, no solo por la derrota militar frente a Inglaterra y Estados Unidos en el pacífico, sino por el aplastamiento del Ejército de Kwatung en Corea por el Ejército Rojo de la Unión Soviética y por los movimientos de liberación nacional que se desataron por toda Asia con fuertes guerrillas en cada país que los japoneses osaron invadir.

Tras finalizar la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos y el Kuomintang maniobran para derrotar el impetuoso avance de la Revolución de Nueva Democracia dirigida por el Partido Comunista de China y le declaran la guerra; sin embargo, fruto de esa nueva guerra civil, triunfaría la revolución en China. En 1949, Chiang Kai-shek, presidente del Kuomintang huiría con toda su corte de burócratas y parte de su ejército hacia Taiwán, tras serias derrotas militares por parte del Ejército Rojo chino, realizándose el triunfo en todo el país de la Revolución de Nueva Democracia, es decir, una revolución de carácter burgués bajo la dirección del proletariado, generando las bases para desarrollar la revolución socialista sin que medie un periodo de intermediación de dictadura burguesa. El nuevo Estado debió desarrollar las fuerzas productivas chinas y aumentar su número para ejecutar la revolución socialista, que tuvo lugar en 1956 con el “Gran Salto Adelante”.

Tras la derrota del proletariado ruso en 1956 después de la muerte de Stalin, el Partido Comunista de China realiza una serie de luchas ideológicas en contra de los revisionistas rusos, rescatando el marxismo de la distorsión del mismo. En dicha lucha, Mao Tse-tung y el Partido comprenden las causas de la restauración del capitalismo en Rusia y asimismo emprenden una lucha en contra de los revisionistas chinos que se aprestaban a seguir el mismo camino de los revisionistas soviéticos, empotrados en los organismos dirigentes del Partido y del Ejército. Consecuente a esa idea, Mao Tse-tung liderará la Gran Revolución Cultural Proletaria en China en 1966, una revolución dentro de la revolución que logró evitar por más de 10 años la restauración del capitalismo y gestó el movimiento de masas más grande del siglo XX con la participación de millones de campesinos, jóvenes y obreros, que se movilizaron para salvaguardar el socialismo en su país.

En 1976 muere Mao Tse-tung, y a pesar de las innegables victorias de la Gran Revolución Cultural Proletaria y de las brillantes lecciones de la Comuna de Shanghái, el proletariado es vencido por los revisionistas que nunca permitieron que el Ejército Popular de Liberación, fuera apenas parte del armamento general del pueblo. Al existir tal fuerza militar “profesional” separada de las masas, el EPL se convirtió en el mejor comodín para asaltar y tomar el poder a manos de los revisionistas; ello fue favorecido por un número aún reducido del proletariado chino que se perdía en una población inmensamente campesina y por siglos de cultura secular inculcada a los campesinos. Sin embargo, Mao Tse-tung resolvió el problema de cómo continuar la revolución una vez tomado el poder por la Dictadura del Proletariado, lecciones indispensables para el triunfo de la Revolución Proletaria Mundial, cuyas leyes descubiertas son de carácter y aplicación universal.

Mao Tse-tung tras su muerte fue víctima de calumnias e injurias no solo de la burguesía mundial, sino de la falsificación de su obra por parte de los revisionistas chinos que le adjudicaron la “teoría de los Tres Mundos”, tesis que pugnaban pasarla como marxista los chovinistas y revisionistas chinos para favorecer su papel como país emergente dispuesto a erigirse en superpotencia internacional, tal y como lo que hoy es China, un país imperialista y subyugador de millones de proletarios en Asia y en el mundo.

Tampoco Mao tras su muerte escapó del ataque traicionero y falso del oportunismo Hoxhista; el mismo Enver Hoxha al no comprender las causas de la restauración del capitalismo en Rusia y al desprestigiar y denigrar de la Revolución Cultural Proletaria en China, se atrevió solo después de la muerte de Mao Tse-tung atacar su obra y legado, en “El imperialismo y la revolución” escrito en 1979, Hoxha elabora una serie de sofismas en contra de Mao Tse-tung para luego tratar de refutarlos y atacarlos, con ello no solo se va lanza en ristre contra las recomendaciones de la Komintern en cuando a los países semifeudales oprimidos y la forma de desarrollar la revolución democrático burguesa, sino también negó de plano la misma experiencia de la revolución China y sus etapas.

Metafísicamente Hoxha negó el papel de la dirección proletaria de la revolución de Nueva Democracia, negó la lucha de contrarios y la lucha de líneas al interior del Partido como si los comunistas chinos se hubieran inventado tal cosa para permitir un ala derechista en su interior, cuando en realidad fue descubierta a través del análisis de la realidad de la lucha dialéctica entre la revolución y la contrarrevolución al interior del Partido, demostrando la existencia objetiva y real de la lucha de ideas que se manifiesta en la cabeza y pensamiento de los dirigentes del Partido, lucha que dinamiza y da vida al Partido, donde los auténticos comunistas deben liderarla y neutralizar las líneas erróneas a su interior.

Hoxha demostró allí su desconocimiento completo y grosero de la dialéctica que rige el pensamiento humano y de la lucha de clases en general, siendo ello su principal bancarrota y fracaso político, pues como demostró la misma práctica, fue víctima de su propio desconocimiento y visión metafísica, ya que en vida y ante sus narices ya se había restaurado el capitalismo en Albania, hecho sellado desde el VI congreso del Partido del Trabajo de Albania y por la supuesta traición de su sucesor, el cual fue nombrado por él mismo. Hoxha siguió a rajatabla todos los errores de la experiencia soviética: Ejército profesional separado de las masas, división del trabajo manual e intelectual, permitiendo la tecnocracia obrera y la diferenciación salarial, la defensa de funcionarios “irremovibles” separados de las masas, etc., lo que convierte al hoxhismo en una corriente oportunista opuesta a la edificación del socialismo y la necesidad de continuar la revolución bajo la misma.

Todos los partidos hoxhistas que contribuyeron a la gran derrota del proletariado internacional tras la muerte de Mao Tse-tung en 1976 y que sembraron confusión y desorganización de las fuerzas revolucionarias marxistas leninistas en el mundo, demostraron su oportunismo al terminar invariablemente en el pantano del cretinismo parlamentario pactando con la burguesía mundial la supuesta “paz social”; así lo hizo el EPL y el Partido Comunista (marxista leninista) de Colombia, en su tiempo “acérrimos” hoxhistas y hoy verdaderos renegados del Marxismo Leninismo.

En la década de los 80ta, varios partidos y organizaciones maoístas agrupados en el MRI (Movimiento Revolucionario Internacionalista) tomaron la decisión de considerar el maoísmo como un desarrollo más de la ciencia marxista, denominada hoy Marxismo Leninismo Maoísmo, y en conmemoración de otro año más del nacimiento de tan insigne dirigente del proletariado mundial, no cabe otra que reconocer su obra y legado como una parte inseparable de la ciencia proletaria, reconociendo abiertamente en el maoísmo un nuevo desarrollo del marxismo en sus tres partes integrantes.

Hoy en medio de tan aguda crisis mundial del proletariado, con ausencia de una Internacional Comunista y en medio de una completa desorganización y confusión mundial, los marxistas leninistas maoístas se muestran a la vanguardia a través de la poderosa Guerra Popular en la India que dirige el Partido Comunista de la India (maoísta), o la Guerra Popular en Filipinas o en Turquía con sus reveses, incluso las derrotas en Perú y Nepal demuestran que la revolución proletaria mundial hoy está siendo empujada por tal fuerza, y es cuestión de tiempo y lucha para que se agrupen internacionalmente e impulsen la tan necesaria Internacional Comunista, única garantía de triunfo de la Revolución Proletaria Mundial.

Este 26 de diciembre es un momento oportuno para estudiar el legado de Mao-Tse tung a través de sus obras y la experiencia de la revolución China, las cuales hoy comprenden plena validez y hacen parte del desarrollo armónico de la ciencia proletaria fundada por Marx y Engels.

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