Tibú: Asesinar a las víctimas del sistema no es justicia

Tibú: Asesinar a las víctimas del sistema no es justicia 1

El pasado 8 de octubre en Tibú, Norte de Santander, un niño y un joven fueron acusados de un presunto robo por parte de un grupo de comerciantes, fueron amarrados, les colocaron carteles y los expusieron en videos. Los hechos no son claros de si los entregaron a grupos armados, o si estos se los quitaron; tampoco de si eran paramilitares o guerrilleros. El hecho es que se los llevaron en moto y horas después, los cuerpos de estas dos víctimas del sistema, fueron encontrados en un camino, ya sin vida: los habían asesinado.

El lamentable asesinato de estos muchachos, que fue conocido ampliamente gracias a las redes sociales, es la radiografía de la sociedad colombiana, dominada por el régimen mafioso que irradia sus métodos asesinos, para darle tratamiento de muerte a las víctimas de la descomposición social propia de un sistema putrefacto como lo es el capitalismo.

Con el lema del que “la hace la paga” el régimen victimiza al pueblo, mientras los ladrones de cuello blanco y los que dan la orden de asesinar a los luchadores son premiados, gozan de sus fortunas y regurgitan todo lo que se han saciado gracias a la miseria en la que han sometido al pueblo. Estos criminales que sí merecerían el ajusticiamiento no son castigados, pero dos jóvenes, hijos de migrantes, que por muchas circunstancias terminaron robando en un almacén de Tibú fueron asesinados. Estos jóvenes no merecían la muerte, sino la oportunidad de educación, alimentación, recreación y la posibilidad siquiera de soñar con querer ser tal vez un futbolista, un ingeniero, un artista, en fin, tantos sueños que la juventud suele tener.

En un país como Colombia, rico en alimentos, es una desgracia para las masas hambrientas que las relaciones sociales de producción capitalistas dominen la sociedad, y que por lo tanto, unos tengan que robar para comer y otros mueran de hambre como en La Guajira, bien sea por no tener la capacidad económica para comprar alimentos o por la corrupción propia del Estado de los capitalistas, que desvía las ayudas que envían desde diferentes organizaciones para paliar en algo el hambre del pueblo.

La pandemia agudizó la situación de miseria y hambre del pueblo. Pero también, dejó al descubierto que el Estado burgués terrateniente no está interesado en solucionar los problemas de las masas, por eso las ayudas y subsidios se concentraron en los más ricos de un lado, y por el otro, el régimen le ha dado tratamiento militar -y paramilitar- a las justas exigencias de las masas.

Estos hechos, sólo reafirman la necesidad urgente de que gobiernen los obreros y campesinos en un nuevo Estado tipo comuna, bajo el cual, la producción sea planificada para garantizar las necesidades del pueblo como alimentación, salud, educación, vivienda, trabajo entre otras, y no para engordar los bolsillos de parásitos sociales como lo son la burguesía y los terratenientes en la actualidad.

El pueblo colombiano necesita un nuevo Estado bajo el cual, obreros y campesinos gobiernen con la garantía que le da a las masas su armamento general, pues así, los crímenes serán juzgados de forma justa y no bajo el capricho particular de uno u otro grupo armado que intente generar terror en alguna zona del país. Acabar con el hambre y la muerte del pueblo, exige en últimas, acabar con el reino del capital.

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