¡SUBE EL MÍNIMO NOMINAL! ¡BAJA EL SALARIO REAL!

¡SUBE EL MÍNIMO NOMINAL! ¡BAJA EL SALARIO REAL! 1

El títere Duque, fiel a las órdenes de los capitalistas de ser la cara de un régimen anti-obrero y anti-popular, decretó un 6% de aumento en el salario mínimo, equivalente a $46.686, para un monto mensual de $877.802 o $980.657 incluyendo el subsidio de transporte. Y lo anunció con bombos y platillos como si fuera una redención para los trabajadores, a sabiendas de que en Colombia además existen 2’600.000 desempleados y 9’400.000 que ganan menos del mínimo de los cuales el 90% son trabajadores informales.

Así terminó la tradicional farsa de negociación anual del salario mínimo, donde los representantes de los gremios en dúo con los del gobierno, vociferaron contra un “aumento desmedido” del salario mínimo repitiendo rancias falsedades: “ahuyenta la inversión extranjera”—léase el saqueo del capital financiero imperialista pesado yugo de la sociedad y destructor de la naturaleza —, “aumenta el desempleo” porque los pobrecitos empresarios al no poder pagar mayores salarios tendrían que despedir trabajadores, “perjudica a los trabajadores informales”… y otras sandeces por el estilo.

Como parte de la farsa, los bufones representantes de las centrales sindicales se lavaron las manos como Pilatos criticando “la falta de generosidad del gobierno” y la “burla al país” al no haber cedido los $20.000 faltantes para el millón que ellos exigían.

¡Falsedades a diestra y siniestra! Al fin y al cabo, el gobierno en el Estado burgués es el administrador general de los negocios capitalistas, y las camarillas de las centrales sindicales son los lugartenientes de la burguesía en el movimiento obrero.

El salario nominal mínimo subió de $828.116 a $877.802 pero el salario real disminuyó porque con esos $877.802 se compran menos productos hoy en relación a los que se compraban hace un año con $828.116. El aumento de $46.686 no compensa el incremento anual del costo de vida para la familia obrera disparado por los impuestos indirectos como el IVA a productos de primera necesidad que los comerciantes transfieren al trabajador, disparado por los precios de monopolio, por el arbitrario aumento en las tarifas de los servicios públicos, por los sobrecostos en salud, educación y vivienda…

Visto el problema desde otro ángulo, en Colombia los gastos de una familia obrera para reponer realmente el desgaste de su fuerza de trabajo mediante una alimentación adecuada, vivienda cómoda, atención en salud, acceso a la educación y disfrute recreacional, equivalen hoy a 2.2 salarios mínimos, esto es aproximadamente$2’000.000, es decir, ¡el doble de la exigencia de los dadivosos jefes sindicales! Tal es el salario real que necesita la familia obrera.

El salario mínimo real interesa sobre todo a los obreros de la ciudad y del campo, empleados y desempleados, formales e informales, que mal contados suman 20 millones de trabajadores asalariados, puesto que de ese salario depende su existencia, de ese salario depende la terrible batalla diaria por no degenerar física y espiritualmente, de ese salario depende la vitalidad para organizarse y luchar como clase consciente no por alargar la cadena de la explotación sino para hacerla pedazos y dar por terminada la vida parasitaria de los capitalistas.

Lo que tal vez desconocen esos 20 millones de trabajadores asalariados, es que el aumento o disminución del salario real no depende de las babosadas de gente que no es obrera en una mesa de concertación. El aumento o disminución del salario real ¡solo depende de la confrontación de clase entre los dueños del trabajo y los dueños del capital! Si se fortalece la lucha obrera, los salarios suben (ejemplo los años 60 y 70 cuando el sindicalismo ganó independencia de clase). Si la lucha obrera decae los salarios bajan (ejemplo todo este largo período de conciliación abanderada por la burocracia dirigente de la CUT y de las demás centrales sindicales).

También deben saber esos 20 millones de trabajadores asalariados, que un verdadero aumento en el salario real solo afecta las ganancias del capitalista disminuyendo la plusvalía que obtiene en la explotación del tiempo de trabajo no pagado, pues el salario solo retribuye lo producido en una parte de la jornada.

Esos 20 millones de asalariados deben intervenir en la conquista del salario real necesario para la subsistencia de la familia obrera. Y la forma es exigiendo un alza general de salarios, reivindicación que los jefes de las centrales no quisieron incluir en el Pliego del Paro Nacional. Y el camino para conquistar esa reivindicación es un Paro Nacional Indefinido que paralice la producción en campos y ciudades para chuzar donde más les duele a los capitalistas: la ganancia. Ese sí es el lenguaje que entienden los panzudos de los gremios y los fanfarrones del gobierno.

¡Por alza general de salarios: Avanzar al Paro Nacional Indefinido que detenga la producción!

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