Solo la Revolución Proletaria Puede Salvar el Planeta

Solo la Revolución Proletaria Puede Salvar el Planeta 1

A Propósito de la Tragedia Ambiental en Australia

La columna del incendio australiano es visible a miles de kilómetros de distancia, desde Argentina y Chile. Varios amaneceres fueron naranja en Australia, una escena apocalíptica que deja cifras enormes de destrucción ambiental y la puesta en riesgo de extinción a varias especies icónicas del país, como el canguro y el coala (se ha perdido un 40% de la especie solo en este último incendio). Igualmente se sacrificarán millares de camellos por la sequía que azota al país.

¿Son suficientes los esfuerzos de los gobierno para contener el incendio? No, y la práctica lo ha demostrado. Se han invertido 2 millones de dólares que resultaron insuficientes, siempre con los asuntos ambientales los recursos y esfuerzos se quedan cortos. Los gobiernos y el sistema en general son incapaces de controlar los incendios no solo por el enorme sacrificio social y económico que se necesita realizar, cosa que bajo este sistema nunca será posible, pues éste solo puede sobrevivir a costa de la destrucción de la naturaleza. De allí y de la fuerza de las masas trabajadoras es que los capitalistas exprimen y extraen sus cuantiosas riquezas, en nada están interesados en salvar y preservar la naturaleza, de igual forma como el homicida no está interesado en que su víctima sobreviva; es decir, su único interés es conservar el negocio así ello conduzca a la destrucción del planeta.

Toda la parafernalia ambientalistas con que se revisten los países principalmente responsables de las mayores emisiones de CO2 –EE.UU, China y demás países imperialistas– resulta ser un distractor para seguir destruyendo el planeta. Todos “sus” protocolos y tratados internacionales han quedado en el aire y sin compromiso alguno. Detrás de esos gobiernos están los grandes monopolios quienes son los mayores responsables de la ruina y expoliación de la naturaleza.

El calentamiento global es una realidad que está afectando a todo el planeta y sus ecosistemas; tan solo en las últimas 4 décadas se han extinto un 60% de las especies del planeta. Es el combustible fósil, la obsolescencia programada, la deforestación para la ganadería, la pesca desenfrenada, el plástico desintegrándose en pequeñas partículas en los océanos e insertándose en la cadena alimenticia, son los millones de toneladas de súper tóxicos resultantes de la producción anárquica y desenfrenada industrial y minera que va a parar a los ríos y océanos. Son los Fukushima y los Chernóbil –esta primera fue una catástrofe grandísima y muy bien ocultada por los medios manipulados y sobornados por el capital, en donde el material radioactivo se derramó por el mar–. Todo esto es lo que está destruyendo el planeta, el sistema es el responsable de ello, muy bien lo saben y así lo hacen saber las masas en sus denuncias por todo el mundo. Es muy descarado y cínico su cuentico de que todos somos los responsables de la destrucción del planeta, un cuento regado para rebajar su responsabilidad y echarle la culpa a las masas.

En cada verano el planeta irremediablemente se va a incendiar, ayer fue el Amazonas y África, hoy le tocó a Australia y mañana quizás sea Estados Unidos y Europa, así pasará mientras los gobiernos se desgarran sus vestiduras en defensa del medio ambiente hasta que se acabe la vida en el planeta. Tal suerte ocurrirá a no ser que se impida la destrucción masiva del mismo, sepultando el sistema imperialista mundial, destronando la ganancia al mando de la producción, acabando con la contradicción existente entre el trabajo y el capital y estableciendo la libre cooperación económica entre los hombres con una meticulosa planificación de la producción y la reconstrucción de la vida y ecosistemas del planeta. Tales son las tareas ambientalistas más consecuentes y urgentes del momento, y tal sistema solo es posible bajo una dictadura de la inmensa mayoría de las masas sobre la ínfima minoría de explotadores y contaminadores. Se debe ser tan radical como la realidad misma para una auténtica liberación de la humanidad y la completa redención de la naturaleza.

En Colombia, la Unión Obrera Comunista (mlm) asume con mucha responsabilidad y compromiso la lucha por la conservación del medio ambiente, en su Programa Para la Revolución en Colombia establece lo siguiente:

Medidas para detener la destrucción de la naturaleza:

  1. Detener la deforestación en general. Prohibir el método de quema para desmonte y limpieza de terrenos. Detener el proceso de desertificación y degradación de los suelos. Prohibir la fumigación para erradicar malezas, cultivos y control de plagas hasta tanto la investigación científica no interesada determine qué productos y qué procedimientos son los adecuados y no son nocivos para las masas y para la naturaleza. Suspender el comercio y exportación de flora. Crear áreas forestales productoras, protectoras, productoras-protectoras.
  2. Prohibir la caza de animales silvestres, excepto con fines científicos. Suspender el comercio y exportación de fauna. Permitir sólo el comercio con especies mantenidas en zoocriaderos, cultivadas para uso y consumo social.
  3. Determinar cuáles humedales, manglares, bosques, selvas, cuencas hidrográficas, mares, ríos, quebradas y suelos, deben ser declarados como sitios en peligro inminente de destrucción de la flora, la fauna y la biodiversidad. Tomar medidas especiales para evitar la desaparición de especies e individuos de flora y fauna. Crear zonas especiales con bancos genéticos para promover el desarrollo de especies de flora y fauna.

Medidas para proteger, usar y desarrollar los recursos naturales:

  1. Nadie, ni persona ni entidad particular podrá adquirir derecho a explotar los recursos naturales, ni con permiso, concesión o asociación.
  2. Privilegiar, en la producción de energía, las técnicas que brinden mayor economía y protección para la sociedad y la naturaleza.
  3. Prohibir la utilización directa o indirecta de la atmósfera, ríos, lagos, arroyos, aguas subterráneas, y de la tierra y el suelo para introducir o arrojar desechos o desperdicios agrícolas, mineros o industriales, aguas negras o servidas, humo, vapores, emanaciones y sustancias nocivas y tóxicas para las masas, la fauna, la flora y los recursos naturales.

Fomento de la educación, estudio, investigación científica y técnica con respecto a las relaciones del hombre con la naturaleza:

  1. Establecer cursos de educación ambiental en las organizaciones de las masas, en escuelas, colegios y universidades; por la radio, la televisión y la prensa.
  2. Realizar estudios de impacto ambiental en las explotaciones mineras y en toda obra que se efectúe.
  3. Prestar asistencia técnica para la preparación de las tierras de cultivo, acostumbradas a la quema.
  4. Fomentar la investigación científica y técnica para desarrollar métodos adecuados de reciclar basuras, desperdicios sólidos, líquidos y gaseosos, provenientes de industria y usos domésticos.
  5. Organizar un sistema de información ambiental con los datos físicos, económicos, sociales, concernientes a los recursos naturales y al medio ambiente.
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