¿Por qué Petro no pudo cumplir su promesa?

¿Por qué Petro no pudo cumplir su promesa? 1

El Gobierno de Petro prometió, desde el 4 de diciembre del 2022, que 230 de los aproximadamente 500 jóvenes detenidos durante el estallido social, y que pertenecían a las Primeras Líneas, serían liberados antes de Navidad y declarados gestores de paz.

¿Y por qué no se cumplió la promesa?, se preguntarán los familiares de esos detenidos. ¿Por qué Petro, a pesar del compromiso político y de sus buenas intenciones de liberar a los jóvenes, no pudo lograr la liberación, ni siquiera del 20 % de lo prometido y, en cambio, sí siguen deteniendo y persiguiendo más jóvenes luchadores?

Para darle respuesta a dicha situación es preciso hacer un pequeño recuento:

A la crisis que sacude al sistema capitalista mundial se le suma que Colombia ha sido gobernada durante más de 20 años por el sector de la burguesía mafiosa y paramilitar, quienes saquearon como nunca antes las finanzas públicas, e impusieron los planes de los capitalistas e imperialistas, a punta de la más cruenta guerra contra el pueblo del campo y la ciudad utilizando las fuerzas militares y paramilitares, lo que llevó a que se presentará un estallido social como respuesta del pueblo explotado y oprimido, para exigir mejores condiciones de vida.

En medio de dicha crisis, y ante una clase obrera que aún no cuenta con un Partido Político que dirija su lucha y la de sus aliados hacia la revolución socialista, se hizo inevitable que el reformismo socialdemócrata, representado por el Pacto Histórico, canalizara la rebelión del pueblo para ser elegido como nuevo Gobierno.

Aunque el levantamiento fue masivo, como se presentó principalmente en Cali durante dos meses, fueron los jóvenes desempleados, hijos de la clase obrera, de campesinos y de la pequeña burguesía arruinada los que se convirtieron en la vanguardia denominada Primera Línea. Ellos, los hijos del pueblo, pusieron la cuota más alta de sacrificio con muertos, desaparecidos y detenidos. Por ello el Gobierno, y en especial Gustavo Petro como presidente, asumió el compromiso de liberar a los jóvenes que con su sacrifico lo ayudaron a subir al poder.

Para la mayoría de familiares de los detenidos el compromiso del presidente se convirtió en demagogia, ya que no se hizo realidad dicho propósito, pues no logró la liberación ni siquiera del 20 %. Además, Petro siendo presidente no ha podido impedir nuevas detenciones como las de fin de año del 2022, cuando detuvieron a dos jóvenes de Puerto Resistencia y ahora, el 16 de enero del 2023, fueron detenidos los jóvenes: Samuel Esteban Pastor (de 15 años), en Bogotá, y Cristian Camilo Arce, participante de la Primera Línea de Puerto Resistencia (Cali).

Esta situación pone en evidencia que, aunque cambió la forma de Gobierno, el carácter del Estado no modificó su esencia de dictadura burguesa contra el pueblo; en otras palabras, el actual Gobierno reformista socialdemócrata, aunque dice servirle al pueblo, termina sirviéndole a las clases dominantes que tienen el poder económico, político y militar del Estado burgués y quienes siguen descargando su dictadura contra los luchadores que se atrevieron a desafiar ese poder.

En palabras de Vladimir Ilich Lenin, maestro de la clase obrera mundialEl Estado es una máquina para que una clase reprima a otra, una máquina para el sometimiento a una clase de otras clases, subordinadas. Esta máquina puede presentar diversas formas. El Estado esclavista podía ser una monarquía, una república aristocrática e incluso una república democrática. En realidad, las formas de gobierno variaban extraordinariamente, pero su esencia era siempre la misma: los esclavos no gozaban de ningún derecho y seguían siendo una clase oprimida; no se los consideraba seres humanos. Nos encontramos con lo mismo en el Estado feudal.

En el sistema capitalista, en la más “perfecta” de las democracias burguesas, como la llamada República Parlamentaria, se mantiene en esencia la dictadura de la clase explotadora sobre las demás clases trabajadoras. También puede haber formas abiertas de dictadura, como las dictaduras militares o camufladas con regímenes especiales como fue la del uribismo, o maquillarse de humanismo como la del petrismo; lo que no permitirán los capitalistas en ningún momento es que se ponga en cuestionamiento su derecho de esclavizar a la clase obrera, ni mucho menos renunciar al privilegio de vivir del trabajo ajeno.

Los hechos demuestran que Petro, quien respeta al Estado burgués y la farsa de la independencia de poderes, no “tenía” la potestad directa de liberar a los jóvenes porque eran y son los jueces (representantes de la ley burguesa) los que podían autorizar la libertad de los detenidos; además, para este caso no se trata solo de la formalidad de cómo funciona la hipócrita democracia burguesa, lo que el Estado burgués está castigando principalmente es el atrevimiento de los luchadores de levantarse y cuestionar su poder estatal, y no solo de palabra, sino construyendo nuevas formas embrionarias de poder obrero y popular como fueron los Comités de Lucha Coordinadores, las Asambleas Populares y las Primeras Líneas aún incipientes y mal armadas con escudos de lata y piedras para la defensa. Esta es la razón por la que no para el escarmiento, como de manera similar se viene presentando con los hermanos luchadores en el Perú

El mensaje que le quieren imponer a los luchadores es que NO se atrevan a cuestionar el poder del viejo y podrido Estado burgués porque serán víctimas de los peores atropellos. Sin embargo, pese a todo el terrorismo de Estado, el pueblo explotado y oprimido ya no será el mismo; durante el estallido social aprendió a ejercer su poder y con sangre entendió que la burguesía no ahorra esfuerzos para descargar el peso de su poder armado y opresor; la mentira de que somos iguales por ser ciudadanos nuevamente ha quedado al descubierto, pues es inocultable que la sociedad bajo el capitalismo se encuentra dividida principalmente en clase sociales antagónicas: la burguesía y el proletariado, lo que hace que realmente no seamos iguales.

Y aquí es necesario volver nuevamente Lenin que, el 11 de julio de 1919, en una de sus conferencias en la Universidad Sverdlov y haciendo referencia a los ataques de la reaccionaria burguesía nacional e internacional contra el poder de obreros y campesinos, explica:

Debemos rechazar todos los viejos prejuicios acerca de que el Estado significa la igualdad universal; pues esto es un fraude: mientras exista explotación no podrá existir igualdad. El terrateniente no puede ser igual al obrero, ni el hombre hambriento igual al saciado. La máquina, llamada Estado, y ante la que los hombres se inclinaban con supersticiosa veneración, porque creían en el viejo cuento de qué significa el Poder de todo el pueblo, el proletariado la rechaza y afirma: es una mentira burguesa.

Si nos queda claro que el Estado burgués es una máquina de opresión y explotación contra la clase obrera, podemos entender por qué los cientos de desaparecidos, descuartizados, asesinados siguen en la mayor impunidad; solo uno que otro policía fue sancionado o detenido, pero la orden de masacrar a los luchadores y hasta de cremarlos para desparecerlos, como se presentó en Bogotá, vino desde arriba, de las clases dominantes que se asustaron respecto a que su régimen sanguinario fuera barrido por la rebeldía popular.

En lo inmediato es necesario seguir fortaleciendo la denuncia y la movilización, como lo han venido haciendo los colectivos de las familias que exigen la libertad de sus familiares detenidos, mediante plantones frente a la Fiscalía cada mes, o en los centros carcelarios, como se realizó el pasado 15 de enero en la cárcel de Palmira.

Reivindicaremos a nuestros muertos y detenidos, y solo habrá justicia para los luchadores, cuando la clase obrera y sus aliados acaben con el oprobioso Estado capitalista y construyan el nuevo Estado de obreros y campesinos que acabe con la esclavitud asalariada, la explotación del hombre por el hombre y mande al cementerio de la historia al viejo orden burgués. Solo así podremos hablar de una verdadera paz para el pueblo y de justicia para los que lucharon por una mejor sociedad.

Ni el Estado, ni los politiqueros: solo el pueblo salva al pueblo

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