Migrantes Venezolanos
En un momento en que se habla de masacres, asesinatos de dirigentes sociales, se está a la espera de lo que vaya sucediendo con las vacunas contra la covid-19, y cuando los empresarios empiezan a aplicar el Decreto 1174, que comenzó a regir el 1 de febrero, el títere presidente Duque presentó hace unas semanas ante la opinión, el Estatuto Temporal de Protección que regulariza a los venezolanos migrantes en Colombia.
Como dice el dicho popular el “diablo haciendo hostias”, el presidente colombiano se ganó unos aplausos del imperialismo internacional, dejando caer de la mesa unas migajas de pan, que no alcanzan a mitigar la hambruna de miles de venezolanos y que hundirá más en la miseria a la clase obrera de los dos países, porque con dicho estatuto y el Decreto 1174, que implementa el trabajo por horas, abaratará más la mano de obra, superexplotando a miles de venezolanos y colombianos y por consiguiente llenando las arcas de los capitalistas. Esta rebaja general del salario por debajo de su valor, no es un fenómeno nuevo, se ha presentado desde hace décadas cuando no había migrantes pero sí desempleados y una dirección sindical conciliadora que ha actuado como apagafuegos de la lucha general del pueblo por exigir un alza general de salarios.
Por otro lado, aunque el régimen ha dicho que el Estatuto no faculta a los migrantes para votar, no tiene de extraño que en pocos meses de buenas a primeras cambie esta restricción, pues están interesados en la contienda electoral, realizando cuentas para captar al pueblo, ya no solo el nativo, sino a los miles de venezolanos que se “benefician” de esta medida para engañarlo con la farsa electoral.
Esta decisión ha generado espontáneamente sentimientos de xenofobia de una parte del pueblo, pero si se comprende bien que es una jugada del régimen para beneficiar a los capitalistas utilizando temporalmente esta medida, que después revocará dejando a los venezolanos sin nada, y a los colombianos en las mismas que hace décadas, la consecuencia lógica es la unidad de los dos pueblos contra esos mismos enemigos.
Por eso llamamos a la clase obrera colombiana y venezolana a unirse en contra de las políticas anti-obreras y anti-populares del régimen, como un solo hombre, sin ningún tipo de distinción, pues los obreros no tienen patria ya que sus intereses son comunes al igual que sus enemigos de clase y es posible y urgente la unidad, organización y lucha económica y política del proletariado de ambas naciones, pues no basta con conquistar algunas reformas, es necesario emprender la lucha contra el poder político y económico de la burguesía y los terratenientes, condensado en su Estado de dictadura que debe ser destruido por medio de la violencia revolucionaria.
