LOS NEGOCIOS OSCUROS DE LOS CABALLEROS DEL CAPITAL

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Sigue siendo escandalo mundial el caso de los llamados por los medios de comunicación “Panama Papers” o papeles de Panamá, nombre dado a más de 11 millones de documentos confidenciales de la firma de abogados panameña Mossack Fonseca, y publicados por el periódico alemán Süddeutsche Zeitung, que revelan propiedades, activos, ganancias y otras operaciones de 14.000 clientes, entre ellos, jefes de Estado, políticos, empresarios, deportistas y artistas. Son los negocios oscuros de algunos caballeros del capital.

Mossack Fonseca es una firma especialista en crear empresas de papel o fantasmas que les permite a los caballeros del capital ocultar su capital para evadir impuestos (en los llamados paraísos fiscales), pero además para desviar la atención de sus negocios oscuros como el lavado de dinero y “limpiar” el rastro de operaciones fraudulentas y delictivas como sobornos, chanchullos, secuestros… Y si según los entendidos, la firma panameña tiene apenas el 5% del mercado de las empresas dedicadas al negocio ¿Qué podemos esperar del restante 95%?

Los papeles de Panamá son apenas una muestra del parasitismo característico del imperialismo, la descomposición general de este sistema moribundo y la podredumbre de sus instituciones.

A propósito podredumbre, en los tales papeles de Panamá aparecen 850 personajes de la vida nacional, asunto que no extraña a nadie, ni siquiera al exdirector de la Dian, Juan Ortega, quien calcula que los ricachones colombianos, tienen escondidos el exterior alrededor de 100 mil millones de dólares.

Pues bien, entre los clientes de Mossack Fonseca aparecen entre otros, el exministro de Hacienda Alberto Carrasquilla, el exsuperintendente financiero Augusto Acosta y el exdirector de Fogafín Andrés Flórez, hoy ministro Plenipotenciario de Colombia ante Estados Unidos y que, como botón de muestra, sirven para entender la podredumbre de las instituciones colombianas:

Carrasquilla es un reconocido economista y político burgués, gerente técnico del Banco de la República (1993 – 1997), investigador del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) de 1997 a 1999, asesor en la Contraloría General de la República (1999-2000) y decano de la Facultad de Economía de la Universidad de los Andes. Fue protagonista en la liquidación del Banco del Estado y de Telecom, la privatización de Megabanco, la venta de Ecogás y la fusión de las Superintendencias Bancaria y de Valores. La revista burguesa Semana afirma que Carrasquilla fue quien incluyó la empresa suiza Glencore en el proyecto de la Refinería de Cartagena, uno de los mayores casos de corrupción del país.

Acosta fue Superintendente financiero entre 2006 y 2007, viceministro de Justicia, viceministro de Defensa, miembro del consejo asesor del superintendente bancario de Colombia y consultor del Ministerio de Hacienda.

Flores fue Director general de Regulación Financiera, se desempeñó como coordinador del equipo negociador del capítulo de servicios financieros del TLC con Estados Unidos, Director de Fogafin hasta mediados del 2007, y socio de Konfigura, la misma empresa del exministro de Hacienda Alberto Carrasquilla.

Como se ve, estos caballeros del capital les han prestado grandes servicios a los explotadores nacionales y extranjeros; no solo han sido muy bien retribuidos por su entrega de los recursos a las compañías imperialistas y por sus servicios al Estado de los capitalistas, sino además han obtenido ganancias multimillonarias por los negocios fraudulentos que ocultan en empresas fantasma en el extranjero. Y si este es un pequeño prontuario de respetables personajes de la vida nacional ¿Qué se puede esperar de otros caballeros del capital, gobernantes y funcionarios reconocidos como bandidos o capos de la mafia como Uribe y sus compinches?

La podredumbre Estatal, la corrupción generalizada de sus funcionarios, el asalto del erario por la burocracia no es una desgracia de países atrasados como Colombia, sino proviene de la naturaleza del sistema capitalista y de su decadencia, como demuestra el escándalo de los papeles de Panamá donde aparecen los presidentes de Rusia y Ucrania, y los primeros ministros de Islandia, Inglaterra y China, entre otros.

Por eso el Estado burgués no se puede moralizar, como proponen ilusamente todos los partidos reformistas y de ahí que los comunistas en su Programa se propongan como la primera tarea política de la revolución: “destruir el Estado de los explotadores, destruirlo con todo su ejército —militar y paramilitar—, con toda su policía, con todo su aparato gubernamental de politiqueros y funcionarios, con todos sus jueces y carceleros, con todos sus curas, brujos y pastores”.

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