El General Montoya: un Asesino del Pueblo

El General Montoya: un Asesino del Pueblo 1

El carnicero General Mario Montoya se presentó ante la JEP. Miles de familias a quienes el Ejército les asesinó a sus hijos presentándolos como “positivos” en combate, estaban atentos a lo que iba a testificar para saber quiénes fueron los responsables, las cabezas mayores que ordenaron la ejecución de más de 2000 muchachos inocentes, que fueron engañados con falsas ofertas de trabajo para trasladarlos a otra ciudad, ejecutarlos a mansalva, ponerles botas, camuflado y un fusil para presentarlos como guerrilleros.

Sin embargo, eran falsas ilusiones de estas víctimas del terrorismo de Estado en la democracia burguesa, porque el asesino negó conocer quiénes ordenaron dicha política criminal, que asesinó a estos jóvenes para inflar las cifras de la mentirosa “Seguridad Democrática” del régimen paramilitar de Uribe, cuando fue el presidente nombrado por la mafia.

El asesino guardó silencio y habló generalidades que en nada sirven para esclarecer estos crímenes de Estado. Y cobardemente culpó a los soldados de más bajo rango por cometer las ejecuciones extrajudiciales, apelando a que eran “muy pobres, ignorantes” y a que “no entendían la diferencia entre resultados y bajas”. Argumento cobarde de parte de un General de la patria burguesa, usado para lavarse la sangre de miles de inocentes que tiene en sus manos y limpiarle la cara a la burguesía y a los terratenientes que ordenaron esta política criminal, a costa de jóvenes obreros y campesinos reclutados en el Ejército y que dan su vida por la bandera de una patria que no les pertenece.

La JEP hace parte de la justicia burguesa, es decir, es mutilada, a medias para el pueblo que no encontrará la verdad en dicha entidad, sino que será usada por los verdugos del pueblo para recibir beneficios a cambio de decir medias verdades y de no inculpar a los jefes políticos y económicos, sino de delatar a mandos medios o a los eslabones más débiles de la cadena criminal, como a los soldados o gatilleros. Por eso las clases dominantes le temen a la unidad y organización del proletariado en su Partido político, porque el día que la lucha del pueblo tenga esa dirección independiente y revolucionaria, no quedará títere con cabeza para los asesinos que han masacrado al pueblo por siglos, y la justicia será directa, rápida, económica y sin trabas para las víctimas de los capitalistas.

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