Mensaje a los Compañeros que Votaron por Petro

Mensaje a los Compañeros que Votaron por Petro 1

El pueblo colombiano, al igual que los demás pueblos del mundo, soporta una angustiosa situación de despidos masivos, hambre, miseria, despojo de los pobres del campo, ruina de los pequeños y medianos propietarios, producto de una crisis del capitalismo mundial, que se traduce en un agravamiento de la crisis social a la cual se le suma la crisis del medio ambiente y por ello el mundo entero es un volcán donde a menudo se presentan huelgas generales, estallidos sociales y crisis políticas. Se trata de una gran y profunda crisis del sistema capitalista imperialista que está exigiendo el paso a un nuevo sistema social sin explotados ni explotadores, que pueda garantizar el bienestar de los trabajadores y la salvación del planeta.

Por eso en Colombia como en otros países, también estalló el volcán de la inconformidad y la rebelión popular en los levantamientos de 2019, 2020 y sobre todo, en el poderoso levantamiento popular del 2021, donde el pueblo colombiano hizo temblar en sus cimientos la dominación de los explotadores y derrotó en las calles al régimen mafioso y paramilitar, haciéndolos retroceder en sus pretensiones de imponer las nuevas reformas antiobreras y antipopulares ordenadas por el Banco Mundial, el FMI y la OCDE, orientadas a paliar la crisis y acrecentar aún más las ganancias de las clases parásitas.

Sin embargo, las clases dominantes pudieron sortear la crisis: faltó el Partido de la clase obrera que dirigiera el movimiento, faltó claridad sobre los alcances de la lucha y faltó fortaleza en la organización popular que le dieran continuidad al movimiento para llevarlo hasta derrocar a Duque y establecer un nuevo gobierno de obreros y campesinos.

Petro se convirtió entonces en la opción de cambio desde arriba, y lo hizo tomando las banderas de lucha del pueblo, pero también proponiéndoles a las clases explotadoras un “Acuerdo Nacional”, consistente en defender y promover el capitalismo. Por eso una gran parte del pueblo rebelde votó por Petro y los explotadores le permitieron llegar a la Presidencia, desde donde se ha esforzado por tratar de servirle a Dios y al Diablo.

Pero ¿Qué ha significado el “Acuerdo Nacional”? y en ¿Qué ha quedado el propósito de servirle al pueblo y a los explotadores?

Petro prometió muchas cosas en campaña, como no gobernar con los mismos de siempre, pero está gobernando con los liberales, los conservadores, el partido de la U y otros sectores de los representantes de las clases dominantes; todos ellos politiqueros corruptos y enemigos jurados del pueblo que siempre han defendido los asquerosos intereses de las clases que representan y se han comportado siempre como fieles lacayos del imperialismo. Es decir, Petro está gobernando con los enemigos del pueblo colombiano así haya uno que otro ministro progresista.

Por eso la promesa de liberar a los detenidos de los levantamientos, el desmonte del asesino ESMAD, la condonación de las deudas con el ICETEX se quedaron en promesas de campaña.

Por eso las tímidas medidas de grabar progresivamente el tributo a los grandes explotadores para atender la crisis social fue reversada en el Congreso reduciendo el recaudo de 50 a 20 billones; una reforma tributaria que ni siquiera se proponía acabar con el robo del 4 por mil, ni el IVA.

Por eso las reformas para acabar con el negocio de la salud y la educación, y la prometida para mejorar las condiciones de trabajo de los asalariados se han quedado en anuncios, y si todo sigue como hasta ahora, el año entrante serán aprobadas sin soluciones reales para quienes sostienen la sociedad con su trabajo.

En resumidas cuentas, la pretensión de servir a Dios y al Diablo, independiente de los deseos e intenciones de Petro, se ha convertido en un acuerdo con las clases explotadoras dominantes y los imperialistas, enemigos a muerte del pueblo colombiano.

¿Por qué entonces si el gobierno de Petro le ha servido más a los explotadores que al pueblo, es atacado por la extrema derecha y los sectores más retardatarios de la oligarquía?

La extrema derecha y los reaccionarios se han encargado de poner sobre el tapete la cruda realidad de la sociedad colombiana: existe una lucha a muerte entre explotados y explotadores. Existe una lucha de clases enconada y antagónica entre quienes todo lo producen y quienes se apropian de lo producido. Por ello tras bambalinas, incluso los ministros de Petro aplaudieron las demostraciones armadas de los ganaderos paracos en el Magdalena y apoyan las manifestaciones en contra del gobierno; porque eso, unido al chantaje del golpe militar, que no descartan, les permite hablar duro en el parlamento y negociar a su favor cualquier medida que vaya a tomar el gobierno, como el negocio de la compra de los 3 millones de hectáreas, y sobre todo, echar para atrás las políticas que favorezcan al pueblo.

Ante la situación muchos politiqueros (liberales y conservadores entre ellos) y los mismos jefes vendeobreros de las centrales sindicales, que han entregado las conquistas obreras durante las últimas décadas, se han encargado de engañar a muchos compañeros argumentando que si Petro es atacado por la extrema derecha entonces hay que defenderlo a capa y espada; algunos incluso se han convertido en fanáticos del nuevo gobierno y acusan de reaccionarios y uribistas a quienes critican las inconsecuencias de Petro y su pacto con los explotadores.

El proletariado revolucionario, desde antes de las elecciones llamó al pueblo insumiso a mantenerse en el camino de la lucha hasta conquistar sus reivindicaciones, no por sectarismo contra Petro, sino porque la historia le ha enseñado a la clase obrera y a los pueblos que sus aspiraciones se han conquistado con la lucha, con el paro y la movilización en las calles, con el bloqueo y la huelga política de masas, con la insurrección y la guerra popular.

Ahora más que nunca es necesario mantenerse en ese camino. Si las clases dominantes se movilizan, incluso con armas en la mano defendiendo sus asquerosos privilegios, la clase obrera, los campesinos e indígenas, todo el pueblo, deben hacer lo propio, imponiendo con la fuerza de su unidad, organización, movilización y lucha revolucionaria sus condiciones, obligando a las clases dominantes, representadas en el Estado y el Gobierno, a derogar todas las leyes antiobreras y a solucionar los problemas que no han sido resueltos y fueron la causa de los levantamientos populares.

Por eso es necesario mantener en alto las banderas de lucha por la vida y la libertad, contra el hambre, contra la privatización de la salud, por la educación pública universal y gratuita, por vivienda digna para el pueblo, por la protección especial a la mujer y los niños, por auxilios a los pequeños y medianos propietarios, por ayuda y respeto a las minorías, contra la destrucción de la naturaleza.

Continuar la preparación y organización de las fuerzas del pueblo, para avanzar en la alianza de los pobres de la ciudad y del campo, para retomar las formas de organización asamblearias y las formas de lucha directa.

La lucha de clases entre explotados y explotadores, entre oprimidos y opresores es una realidad que no se puede resolver con el engaño del “pacto social” o la “paz” entre clases enemigas. La situación general del sistema, la crisis galopante, la inflación y la nueva recesión económica mundial que prevén los propios analistas del imperialismo indican una mayor confrontación, tanto entre los imperialistas como entre las clases antagónicas.

Un nuevo levantamiento popular se presentará y el pueblo debe prepararse para hacer valer su verdadero poder, el que surgió desde abajo en los levantamientos, con las formas asamblearias y las formas de organización para enfrentar y derrotar las fuerzas armadas del enemigo.

El proletariado revolucionario por eso invita a los compañeros que votaron por Petro a persistir en la lucha y a pensar en la posibilidad y la necesidad de establecer un nuevo Estado sobre las ruinas del podrido Estado de los explotadores, que lleve a la práctica un Programa que en realidad solucione de raíz los sufrimientos del pueblo colombiano, un Programa cuyos objetivos centrales sean:

No salvaguardar la propiedad privada capitalista, ni defender ni fortalecer el poder económico de la burguesía, los terratenientes y sus socios imperialistas. Expropiar y confiscar sin indemnización todo el capital financiero, industrial, agrario, comercial, de transporte y de comunicaciones, en manos de la burguesía, los terratenientes y todos los imperialistas asociados con estas clases.

No legalizar el despojo con la compra de la tierra expropiada a los campesinos. Nacionalización inmediata de toda la tierra, incluyendo los recursos naturales (petróleo, carbón, minas, bosques, aguas). Expropiar y confiscar sin indemnización la tierra: de los terratenientes, de las instituciones religiosas, de las concesiones dadas al imperialismo, de la burguesía industrial y comercial en el campo; y si se oponen a la revolución, también la tierra de los campesinos ricos.

No a la alianza con los enemigos del pueblo colombiano. La alianza es entre los obreros y los campesinos, clases que componen la inmensa mayoría de la sociedad y la sostienen con su trabajo. Alianza que es la fuerza principal de una revolución contra el poder político y económico del capital.

Los hechos demuestran que un cambio de Gobierno dentro del mismo Estado reaccionario, no resuelve los problemas del pueblo. Es necesario destruir todo el poder político de la burguesía, los terratenientes y los imperialistas, destruir todo su aparato militar y burocrático estatal, y sobre sus ruinas construir un nuevo Estado gobernado por los obreros y campesinos. ¡Ese sí será el verdadero nuevo poder del pueblo, garante del verdadero cambio!

Unión Obrera Comunista (mlm)

Noviembre 15 2022

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