El papel de Robledo y el MOIR en la lucha por el precio del azúcar

La actual disputa por el precio de monopolio del azúcar, arrancó en 2010, cuando varios capitalistas, arremetieron a través de la Superintendencia de Industria y Comercio contra los enormes los ingenios azucareros (asociados en Asocaña).

El argumento fue la reunión en 1999, donde se acordó disminuir la rivalidad entre ingenios y bloquear la entrada del producto extranjero, para así aumentar el precio en Colombia. Este es uno de los correos interceptados:

«los mayoristas de Cali están desesperados buscando azúcar por todas partes y si nosotros no tomamos la decisión rápido sobre este azúcar, los bolivianos van a sentirse en la libertad de vendérsela a ellos y nosotros tenemos orden de la Junta de comprar lo que sobre en Bolivia y cerrarle la puerta a los importadores» (…) «analizar en profundidad en Bolivia la posibilidad de comprar los excedentes del azúcar que tiene la industria boliviana con el objetivo de asumir nosotros (…) el control de esos excedentes y que no queden en manos de importadores»1

Pero ¡¿quién ha destapado este escándalo?! Los competidores del cartel del azúcar. Algunos de ellos son burgueses fabricantes de alimentos, que consumen alrededor del 30% de ese insumo en el país; es decir, afectados por el monopolio- interesados en bajar los precios de la materia prima para su propio beneficio. Entre los que pusieron la demanda ante la Superintendencia de Industria y Comercio están: Coca-Cola Femsa, Bavaria, Aje Colombia, Nestlé, Bimbo, Casa Luker, Nacional de Chocolates, Noel y Meals (estas tres últimas del Grupo Nutresa). Si Ardila Lulle y los azucareros son unos bandidos monopolistas, sus rivales son unos pillos. Es curioso ver el cinismo con que Coca-Cola (una imperialista monopolista de talla mundial) señala sus similares azucareros colombianos, pero peor es ver al Grupo Nutresa, fachada del Cartel de Medellín, juzgar la ilegalidad de sus competidores.

Entre el precio internacional del azúcar, que cayó hasta el 27% y el sobrecosto de su producción en Colombia, las masas han tenido que pagar el doble por una libra de este producto de primera necesidad, cuando el país es el 3er principal productor en Suramérica.

Este reclamo que hacen los explotadores no es para beneficiar el bolsillo del pueblo, sino sus propias utilidades. Por ello la clase obrera no debe tomar partido por ninguno de los bandos en disputa y debe exigir con su lucha independiente y revolucionaria alza general de salarios entre otras reivindicaciones para hacer retroceder la ofensiva de los verdugos explotadores.

Los obreros del azúcar en el país, en mayoría son corteros de caña, esto es, 17.000 hombres considerados la versión moderna de los esclavos de los cultivos de caña, que cumplen largas jornadas bajo el abrasante sol, tal vez uno de los más duros trabajos actuales y peor remunerados también. Con esas pieles sudorosas y los bolsillos estafados, pagan la usura del cartel, conformado entre otros, por el grupo burgués Ardila Lulle, que ha construido un emporio de negocios en televisión, radio, equipos de futbol, gaseosas, clínicas, venta de servicios de salud, etc., a costa de superexplotar fuerza de trabajo como la de estos compañeros.

En esta disputa, el señor Jorge Enrique Robledo, Senador de la Republica burguesa y en perspectiva de ser presidente para el 2018, además cuadro dirigente del partido Moir, diciéndose maoísta, tomó una posición a favor de la burguesía monopolista de la caña. ¡Defender a los explotadores, socios y lacayos del imperialismo no es una posición del Maoísmo! Que no vengan estos señores a desprestigiar una ideología que es de la clase obrera, no de burgueses y sus secuaces como Robledo y su partido. El Maoísmo defiende a las clases oprimidas del pueblo, no a los expropiadores; sirve para la dirección de la revolución proletaria, no a la dictadura de los ricos. Criminales revisionistas, auxiliadores de los expropiadores e interesados en mantener este sistema de opresión y explotación, ¡fuera del movimiento obrero! ¡Si quieren defender a la burguesía, que lo hagan a nombre de la ideología burguesa, no del proletariado!

Por citar unos casos de sus servicios a la burguesía: Robledo y su partido Moir, en el Paro Campesino de 2013, llamaron a la vía pacífica, en el momento en que la burguesía lanzaba golpes criminales contra los jornaleros y pequeños propietarios del campo. En los justos bloqueos de Transmilenio en Bogotá, cuando la burguesía se los pidió, abandonaron a la juventud y a las masas de los barrios mientras presionaban a Petro con la movilización para mejorar el servicio y bajar las tarifas…

La rapiña del azúcar, siendo entre dos sectores de explotadores en competencia por los enormes beneficios que arroja el trabajo socialmente producido de más de 265.000 trabajadores que la producen en el país2, el Moir y Robledo, los presidentes de la CUT, de la CGT y la CTC dijeron que acompañaban al sector azucarero y que estaban dispuestos a defender los mecanismos de protección: «Tenemos que unirnos; verán una movilización enorme. Esta lucha se puede ganar», dijo el Senador en el foro sobre el sector de la caña y el azúcar que reunió a 3.000 personas de la región, en julio pasado. Y a renglón seguido argumentó: «Son más de medio millón las familias que derivan su sustento de la agroindustria azucarera y de la panela, las cuales hoy lo tienen en riesgo por la desproporcionada sanción impuesta por la Superintendencia de Industria y Comercio contra el sector azucarero.»

Es una bajeza proteger a feroces expropiadores chantajeando a los obreros con los despidos. No hay vergüenza en defender una clase enemiga a nombre de la ideología de la clase obrera y de los intereses obreros. Los capitalistas son feroces enemigos de sus corteros de caña, despojadores y asesinos de indígenas de la región, explotadores insaciables de miles de proletarios en fábricas como Postobón, perseguidores de dirigentes sindicales…

Estos representantes políticos de los capitalistas como Robledo, que viven con salarios millonarios le piden al pueblo sacrificios, que se aguante con $175.000 semanales para tener felices a los burgueses y no incomodarles la digestión; que con su salario miserable siga pagando a $1.300 la libra de azúcar que vale $700, porque si el apetito feroz de la burguesía no se llena, se pone de mal genio y despide «millones de colombianos que en Colombia dependen de la producción de azúcar y panela».

Cada día se pela su cubierta oportunista mostrándose el cobre burgués de su interior. Defensores de los ingenios azucareros que naturalmente los patrocinan; defensores de los arroceros nacionales que en meses anteriores pusieron a pasar hambre a millones de personas incrementando el precio del producto en más de un 30%. El senador Robledo prefiere ponerse del lado de los explotadores en nombre de la felicidad de la «producción nacional» sin importarle el daño que eso significa para la clase obrera, pues la producción, sea echa por capitalistas locales u extranjeros, no beneficiará al pueblo mientras éste no tenga el poder económico y político.

Por esto la máxima aspiración del movimiento obrero es el derrocamiento violento del poder político de los explotadores, pues una vez que se expropie a los expropiadores e inicie la construcción de la economía socialista, se acabará con la especulación de los productos que alimentan a las masas; terminará el desempleo, la inestabilidad, los salarios miserables y demás males que se derivan del régimen de explotación asalariada.

¡Abajo el capitalismo! ¡Viva el socialismo!


  1. Comunicación del 26 de octubre de 2008, de Luis Augusto Jaramillo a Angélica Ospina y Clemente Carlos Mira, gerente comercial y gerente general de Cimsa, correos interceptados por la SIC. 

  2. El Sector Azucarero Colombiano en la actualidad 

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