CONDECORAN A LOS JEFES DE LA CUT POR SUS SERVICIOS A LA BURGUESÍA Y EL IMPERIALISMO

CONDECORAN A LOS JEFES DE LA CUT POR SUS SERVICIOS A LA BURGUESÍA Y EL IMPERIALISMO 1

La Central Unitaria de Trabajadores (CUT) continúa siendo homenajeada y felicitada por sus 30 años de existencia. Esta vez fue la Cámara de Representantes quien le otorgó la «Orden a la Democracia Simón Bolívar en el grado Cruz Comendador», un pomposo y medieval galardón disfrazando el agradecimiento del Estado de los ricos, enemigos de los obreros, por los favores recibidos de la dirección de una de las centrales sindicales.

La orden otorgada a los dirigentes de la CUT no es más que el reconocimiento formal del establo parlamentario a la política burguesa que tales dirigentes defienden: la conciliación y concertación entre las clases enemigas antagónicas de la sociedad colombiana, entre la burguesía, los terratenientes e imperialistas por un lado y los obreros, por el otro.

El poder político de los monopolios, representado en el Estado, premió a los jefes de la CUT por 30 años de traición a la clase obrera y de arrodillamiento a los gobiernos que han trascurrido en este tiempo, pues al fin y al cabo llegar a la dirección de la central, les ha servido a sus presidentes como trampolín para llegar a ocupar cargos dentro de la vetusta democracia burguesa como ministros, embajadores o consejeros de los gobiernos reaccionarios, como atestigua la detestable historia de Jorge Carrillo, Orlando Obregón, Angelino Garzón y Luis Eduardo Garzón, por nombrar los más «ilustres».

Los expresidentes de la CUT no son recordados con cariño por los obreros conscientes del engaño y la traición de estos agentes de la burguesía en el seno de la clase obrera. Nunca un obrero superexplotado en la fábrica o en el sembrado, o víctima de la entrega de su convención colectiva o de la estabilidad laboral, propondrá medalla o condecoración alguna a esa dirección vendeobrera, que jamás ha organizado una sola lucha real de resistencia a los capitalistas; nunca ha pasado de las amenazas de «paro cívico nacional» que siempre han terminado en «jornadas de protesta» y apagadas en las mesas de traición. Por el contrario, los capitalistas han contado con la complicidad de esos dirigentes, para imponer la legislación antiobrera, desde la Ley 50 de 1990, a la cual solo atinaron oponer, para guardar las apariencias, la tristemente célebre recolección de miles de firmas respaldando una miserable propuesta de reforma laboral y por la cual pagaron una millonada a unos abogados bandidos; propuesta abanderada en ese tiempo por los señores Orlando Obregón, Luis Eduardo Garzón y Luis Alejandro Pedraza, hoy presidente de la CUT. Incluso para los obreros más engañados, debe ser motivo de desconfianza o por lo menos preguntarse, por qué quienes legislan en su contra condecoran a los dirigentes que dicen representarlos. ¡Nada bueno es cuando el enemigo te alaba!

Y no puede ser de otra forma, por cuanto los dirigentes de la CUT han sido en el transcurso de estos 30 años, instrumentos de los partidos burgueses enemigos de la clase obrera y de los partidos pequeñoburgueses conciliadores, desde el Partido Liberal y de la U de Santos hasta el Centro Democrático de Uribe, pasando por la Alianza Verde, Marcha Patriótica, MOIR, el falso Partido Comunista Colombiano… En resumen, la política mayoritaria que dirige la CUT (y las demás centrales sindicales) es la política burguesa, sus dirigentes son los representantes del sindicalismo burgués; por causa de esa política el movimiento sindical se encuentra en la crisis actual y justamente por esa situación desastrosa, conveniente para los planes arrasadores de la burguesía, los terratenientes y el imperialismo, la Cámara de Representantes premió a los jefes de la CUT.

Pero los obreros no están condenados a soportar por siempre esa dirección traidora; la base sindical que nunca ha agachado la cabeza y ha mantenido con dignidad la cabeza en alto, empieza a sacudirse de esa coyunda, a separarse de esa dirección y a buscar nuevos caminos en su lucha: la unidad de todos los obreros para la lucha, la organización en federaciones sindicales independientes, el empleo de la movilización por encima de la querella jurídica y de la huelga como principal forma de lucha contra los patronos y su Estado, son banderas comunes que caracterizan la rebelión de la base inconforme de las centrales sindicales, y van ganando audiencia. Son banderas que coinciden y se ven expresadas de manera consciente en la propuesta de Reestructuración del Movimiento Sindical que tiene entre sus objetivos conquistar para las organizaciones obreras la independencia ideológica, política y organizativa del Estado, la burguesía y sus partidos políticos, así como hacer de los sindicatos escuelas de socialismo; es decir, rescatar el movimiento sindical como parte del movimiento obrero, cuyo propósito no solo es mejorar la venta de la fuerza de trabajo ―lucha de resistencia al capital―, sino abolir la explotación asalariada: la lucha sindical hace parte a la lucha por la emancipación definitiva de la clase obrera.

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