ADELANTE CON LA REESTRUCTURACIÓN DEL MOVIMIENTO SINDICAL

huelga

Hoy Primero de Mayo, las masas oprimidas y explotadas del mundo salen en masivas manifestaciones a conmemorar el Día Internacional de la Clase Obrera. El movimiento sindical también recorre las calles de las principales ciudades del país, destacándose su base obrera que marcha exigiendo sus reivindicaciones más sentidas al Estado de los capitalistas y terratenientes.

Pero el movimiento sindical en Colombia es muy débil y se encuentra en una crisis, manifiesta en la reducida tasa de sindicalización, apenas cercana al 4%; de más de 20 millones de proletarios menos de un millón están organizados sindicalmente. La escaza organización de los trabajadores obedece a la persecución orquestada por el Estado contra los sindicatos, así como al asesinato de muchos dirigentes, pero la causa más profunda es que en la dirección de las centrales obreras se impuso la política de concertación, conciliación y colaboración entre clases. Es una dirección que no responde a los intereses de los obreros, sino de los capitalistas. Es una dirección títere de los partidos políticos de la burguesía y la pequeña burguesía que han convertido la mayoría de los sindicatos en directorios politiqueros que supeditan la lucha de los trabajadores a los acuerdos que tienen con las clases sociales que hoy detentan el poder del Estado: burgueses, terratenientes e imperialistas.

La lucha de los obreros hoy se encuentra maniatada, amarrada al apoyo que los jefes de las centrales obreras le brindan al gobierno terrorista y antiobrero de Juan Manuel Santos que ayudaron a reelegir. Todos están comprometidos con la falsa paz de los ricos que está negociando el gobierno con los jefes de las FARC y del ELN. Por eso para hoy la CUT convocó a un «Primero de mayo por paz, soberanía, democracia y derechos laborales».

Desde la dirección de las centrales CUT, CGT y CTC se defienden los intereses de las clases dominantes que hoy abogan por la firma de la paz para legalizar el despojo de los pobres del campo; se defiende la soberanía para que la burguesía colombiana pueda explotar y oprimir a los obreros y campesinos, pues esa clase es lacaya y socia de los imperialistas; se defiende la democracia burguesa que son derechos y libertades para los dueños del capital y explotación y opresión para las masas laboriosas; y toman como bandera demagógica los derechos laborales que los propios jefes de las centrales le han entregado a los capitalistas con su política de concertación y conciliación entre clases; llegando al colmo de la desfachatez, como es el caso de la dirección de la CGT, que defiende abierta y desvergonzadamente el contratismo sindical, con lo cual se desnaturalizan los sindicatos para convertirlos en intermediarios para contratar y explotar fuerza de trabajo.

Ante la presión de la base inconforme con la dirección de su movimiento, los jefes de las centrales obreras se vieron obligados a «ponerse la camisa roja de la lucha» y a convocar un «paro cívico» el pasado 17 de marzo, que convirtieron en una «jornada de protesta». Majestuosa por la cantidad de trabajadores que salieron a protestar en las calles, por el ánimo y combatividad con que entonaban sus consignas, por el deseo de conquistar sus más sentidas reivindicaciones por medio de la lucha directa… en esos aspectos la movilización fue magnífica.

Sin embargo, la «jornada» del 17 de marzo fue convocada conscientemente por los jefes de las centrales para desmovilizar a los trabajadores que desde el principio de año se plantearon realizar un Paro Nacional Indefinido; convocaron la «jornada» como presión para sentarse a parlotear en «mesas de concertación» con el gobierno, donde siempre terminan burladas las exigencias de los trabajadores, pues no paralizan la producción de los capitalistas y por lo tanto no son forzados a reconocer las reivindicaciones más sentidas de la clase productora. La «jornada» del 17 de marzo, por un lado, fue una muestra más del compromiso de los jefes de las centrales con Santos y su paz de los ricos y, del otro, una muestra de que las masas se movilizan de forma combativa para conquistar sus aspiraciones económicas, sociales y políticas inmediatas, incluso en rebelión y por encima de la dirección traidora de las camarillas dirigentes de las centrales obreras.

La manifestación del 17 hace parte de la preparación Huelga Política de Masas si se mira el papel protagónico de la base. Es una muestra de que se necesita jalonar un verdadero paro de la producción desde la base, que afecte la ganancia de los capitalistas en todo el país; es necesaria una verdadera huelga que esté dirigida contra los dueños de las máquinas, de las imprentas, del transporte, de los bancos, de las tierras y contra el Estado y el gobierno de Santos que actúan como maquinaria de guerra contra los obreros y como administrador de los negocios de la burguesía; es necesario movilizar a millones de obreros, campesinos y pequeños comerciantes arruinados por el capital, intelectuales, estudiantes y artistas del pueblo que participen en dicha confrontación entre clases. Se necesita preparar y organizar la Huelga Política de Masas, con independencia del Estado, de los politiqueros y de las camarillas que dirigen las centrales sindicales.

Se necesita unir en un gran movimiento a todos los obreros de base inconformes con su actual dirección, a los dirigentes sindicales intermedios que han denunciado la politiquería y entrega de sus jefes, a los activistas que no se resignan a tener un movimiento sindical respaldando los diálogos de paz de los ricos. Unidad para la lucha es lo que hoy necesita el movimiento sindical, organizar el descontento y el magnífico ánimo de lucha de la base, manifiesto en la jornada del pasado 17 de marzo, en Federaciones Sindicales Regionales de nuevo tipo que actúen bajo los principios del Sindicalismo Independiente que se propone hacer de la lucha sindical parte inseparable de la lucha por la emancipación definitiva de los trabajadores, que considera la lucha sindical como parte de la lucha general de pueblo colombiano por su liberación. Federaciones independientes como parte de una Central Sindical Revolucionaria que una, organice y dirija a los obreros no solo en su lucha contra el patrón, sino que sirva de escuela para la lucha que deben dar contra el caduco Estado burgués y el sistema imperialista que es la fuente de la explotación y opresión de todo tipo.

La base obrera inconforme debe luchar por la reestructuración del movimiento sindical que se basa en esos principios, pasando por encima de las direcciones conciliadoras y contribuir con todas sus fuerzas a la preparación de la Huelga Política de Masas, el Paro Nacional Indefinido que le arrebate ahora a los capitalistas y al Estado, las reivindicaciones económicas, políticas y sociales más sentidas de los trabajadores y el pueblo colombiano.

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