Dabeiba Revive Hoy el Horror de la Guerra Contra el Pueblo

Dabeiba Revive Hoy el Horror de la Guerra Contra el Pueblo 1

“Serán ceniza, mas tendrá sentido” 

Francisco de Quevedo.

Durante el mandato de Álvaro Uribe Vélez, se desplegó una estrategia militar para “recuperar el control de las zonas conflictivas del país”. De ahí el crecimiento de las fuerzas militares, que tenían como misión sacar de las ciudades centrales a los llamados Grupos Armados Ilegales (GAI) y recuperar zonas influenciadas por las organizaciones guerrilleras FARC y ELN.

Dicha estrategia produjo durante el régimen de Uribe: 

1. Un crecimiento acelerado de las fuerzas militares. 2. Una acelerada profesionalización de la fuerza pública. 3. El fortalecimiento de la Policía Nacional, que incluía llevarla a los municipios donde no tenían presencia, ampliar el patrullaje en zonas rurales mediante la creación de escuadrones móviles de Carabineros como estructuras de combate y fortalecer policía en carreteras, así como su capacidad técnica. 4. Crear una red de cooperantes y, 5. El mejoramiento de la inteligencia y contra inteligencia de la fuerza pública. (Ávila Ariel, Detrás de la Guerra en Colombia. Cap. 3. Pgs. 284-291).

Con semejante plan, cualquiera podría pensar que la población estaría “protegida” de la incursión y ataque de los GAI, sin embargo, dicha estrategia resultó siendo una condena de muerte para las masas desarmadas, que siempre han estado en medio de la guerra reaccionaria contra el pueblo.

Y no era para menos, pues la estrategia del régimen de Uribe estuvo fundamentada en planes contrainsurgentes, orientados por el imperialismo para varios países de Latinoamérica, como por ejemplo la red de cooperantes promovida en varias ciudades y municipios de Colombia y basada en las llamadas Patrullas de Autodefensa Civil (PAC) creadas en Guatemala; vale la pena aclarar que las PAC guatemaltecas, fueron paramilitares con el objetivo de exterminar a la guerrilla de ese país, asesinando a cualquier sospechoso de ser colaborador de la insurgencia, torturando, desplazando y masacrando en distintas regiones.

Como se ve ¡cualquier parecido con la realidad colombiana, no es coincidencia! Además hay que contar con los precedentes propios de Colombia, que desde el gobierno de Turbay, con el conocido Estatuto de Seguridad, dio el aval para la creación de autodefensas que combatieran a la insurgencia concentrada para ese entonces en las FARC, ELN, EPL y M-19. Es así como la red de cooperantes (que agrupó aproximadamente cien mil personas en el primer período del régimen de Uribe), fuerzas militares y paramilitares hicieron de las suyas bajo la consigna de “recuperar el control de las zonas conflictivas del país”. Es en general conocido el genocidio y masacre del pueblo por parte del Estado colombiano y recrudecido durante el régimen del narcotraficante No. 82.

No bastándoles con esta arremetida contra las masas desarmadas, desde el entonces Ministerio de Defensa (con Juan Manuel Santos a la cabeza) se impartieron a las fuerzas militares y de policía una serie de directrices encaminadas a mostrar resultados estadísticos altos, a cambio de estímulos para asensos, remuneraciones y de paso crear una aparente atmosfera de seguridad democrática y convivencia pacífica.

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Es ahí donde se empieza a destapar la podrida olla de los mal llamados “falsos positivos” que no fueron más que el asesinato directo de jóvenes humildes, para mostrar resultados. Dabeiba no escapó a ello, pues es una zona donde se necesitaba “recuperar el control de las zonas conflictivas del país” al ser puerto fluvial del río Murindó y un municipio con potencial para explotación maderera y minera. Y en esa gran cruzada de recuperar el control, las fuerzas militares, en particular la Brigada Móvil No. 11 creada en agosto de 2004, asesinó entre 2005 y 2007 a 45 personas (según cifras oficiales) incluyendo a un menor de edad, haciéndolos pasar como guerrilleros caídos en combate. Es evidente que el Estado capitalista ha hecho vivir al pueblo colombiano una cruenta guerra por el control territorial y, en últimas por la renta extraordinaria del suelo. Los “falsos positivos” fueron, y son, una de las formas del terror estatal, defendido por los grandes burgueses, terratenientes e imperialistas; muestra de ello, es que las clases dominantes pusieron en el poder nuevamente a la mafia, porque nada les interesa más que su ganancia y sobrellevar su actual crisis económica, a costa de la sangre del pueblo desarmado.

Históricamente fue el Estado directamente quien impuso contra el pueblo toda su desalmada guerra, masacrando sistemáticamente los pobres del campo, que en los tiempos de Uribe fue premiado y pagado, eufemísticamente llamado tal actuación como falso positivo. Dabeiba es tan solo un pequeño pedazo de tierra en la inmensa Colombia regada por la sangre del pueblo masacrado, en donde la impunidad es completa y sus artífices hoy ocupan altos cargos públicos y altos rangos militares. Dabeiba es otra prueba de que el de Uribe fue un régimen mafioso y paramilitar, y que junto al creciente asesinato de dirigentes, expresa en la actualidad la continuación de este régimen criminal y su política de guerra contra el pueblo.

Para la reacción política y los cavernarios militares, las fosas comunes serán solo cenizas, mas para los obreros revolucionarios y el pueblo consciente que despierta a la lucha, son la acuciante necesidad de vengar a nuestros hermanos y sepultar este ignominioso sistema podrido hasta sus tuétanos.

¡LA ÚNICA JUSTICIA VERDADERA, ES LA REVOLUCIONARIA!

¡LA PAZ DE LOS RICOS, ES GUERRA CONTRA EL PUEBLO!

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