¡EN EL CAPITALISMO LAS MUJERES SON VÍCTIMAS Y CULPABLES!

Rosa
Un gran revuelo causó el veredicto de la Secretaría de Gobierno de Bogotá, ante el caso de Rosa Elvira Cely. ¡Culpable! Fue la conclusión, ante un caso que se ha convertido en bandera de lucha contra el maltrato a la mujer en Colombia. Pero, aunque indignante, no es algo salido de los cabellos el hecho de que en esta sociedad la mujer, además de ser víctima, sea culpable, pues la tal igualdad que tanto defienden los socialdemócratas, no es más que la hipocresía del sistema capitalista, maquillada por el Estado, que nada hace ante el asesinato de una mujer cada seis días a manos de sus parejas o excompañeros.

Ante la indignación rechazando el veredicto, el Alcalde Peñalosa, el mismo Secretario de Gobierno y el periodismo burgués se sumaron a la opinión general; de hecho, la abogada de la Secretaria de Gobierno que radicó el concepto en notaria, «renunció» porque los dirigentes estaban «indignados».

¿Será que Peñalosa no recuerda que pese al sufrimiento que padeció esta mujer, ella intentó luchar por su vida llamando al 123? ¡Sí! Ese mismo que el Alcalde piensa erradicar, con el argumento de que «todos los días se muere gente esperando una ambulancia». A las clases dominantes no les importa la vida de las masas, mucho menos la de Rosa Elvira, ni la de ninguna de las mujeres que padece doble opresión y explotación en este sistema; sus declaraciones son hipócritas, no van más allá de pronunciarse en twitter y dar ruedas de prensa, lo cual era obligado hacer, pues saben muy bien la conmoción que este asesinato causó en las masas bogotanas, no solo por la sevicia con que el maldito la atacó, sino porque andaba suelto por las calles siendo un ¡asesino y violador!

Esa es la justicia colombiana, la abogada Luz Stella Boada lo único que hizo fue ratificarla, dejando al descubierto el papel que le impone el capitalismo a la mujer: reducirla a la esclavitud asalariada, doméstica y sexual. Por eso, Rosa Elvira, que según el razonamiento del capitalismo debía estar en su casa cuidando el hogar y no «compartiendo un trago con sus compañeros de estudio», ¡es culpable!

Este caso demuestra hasta donde llega la supuesta defensa de las mujeres en este sistema, donde aumentan las cifras de feminicidio, sin contar con la cuota que han puesto durante la guerra reaccionaria contra el pueblo. El caso de Rosa Elvira es uno entre miles y ello debe alentar a las mujeres, a los activistas por la igualdad de verdad, a los revolucionarios y comunistas a pelear contra la condena que les impone el capitalismo a las mujeres: ¡culpables! De sus propias muertes, ¡culpables! De ser violadas, ¡culpables! De ser maltratadas por su pareja, ¡culpables! De recibir salarios de hambre, ¡culpables! ¡Culpables!

La única salida que tienen las mujeres para luchar contra el exterminio al que las ha sometido este inmundo sistema es organizarse: en comités de mujeres para marchar con sus hermanos hombres en la lucha común contra un sistema inhumano y moribundo, en los sindicatos, en las células de fábrica, en los comités de lucha, ¡organizarse para romper las cadenas ideológicas frente a su papel como mujeres, para enfrentar el maltrato, la humillación, la doble opresión y explotación, para dar todo lo que tienen en sus cabezas, sumando sus manos y aportando su fuerza poderosa a la revolución y a la construcción del futuro luminoso!

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