En los 100 Años de la Revolución de Octubre (XX)

La caída de Berlín

«Ahora ya está cercana la completa victoria sobre los alemanes. Pero la victoria nunca llega por sí sola: se conquista en duros combates y con un trabajo tenaz. El enemigo, que se ve fatalmente condenado, lanza al combate sus últimas fuerzas y resiste desesperadamente para evitar el severo castigo. Recurre y ha de seguir recurriendo a los medios de lucha más extremados y viles». Stalin

En los 100 Años de la Revolución de Octubre (XX) 1
La bandera roja ondea sobre el Reichstag

El 16 de abril de 1945 el Ejército Rojo inició una fuerte ofensiva sobre los sistemas de defensa construidos por los fascistas para defender Berlín. Para fortalecer las líneas de defensa se aplicó una última movilización total y se trajeron efectivos del frente de guerra occidental. Cerca de 1 millón de soldados y oficiales, más de 10 mil cañones y morteros, 1.500 tanques y piezas de asalto, 3.300 aviones. Se obligó además a niños y a ancianos a pelear por el agonizante fascismo. Fueron numerosos los casos de ejecuciones de personas que se negaban a combatir, en donde no se discriminaba ahorcar niños y ancianos.

El alto mando militar soviético organizó un plan para capturar la ciudad, el cual operaria de la siguiente forma: «Para la ejecución de esta importantísima operación fueron seleccionadas las fuerzas de tres Frentes: del 2° de Bielorrusia bajo el mando del Mariscal K. K. Rokossovski, del 1° de Bielorrusia, del Mariscal G. K. Zhúkov y del 1° de Ucrania encabezado por el Mariscal I. S. Kónev. En total nuestras tropas tenían: 2,5 millones de soldados y oficiales, cerca de 42 mil cañones y morteros, 6.250 tanques e instalaciones de artillería autopropulsada, 7.500 aviones. La idea de la operación de Berlín consistía en romper la defensa con golpes simultáneos en varias direcciones, cercar, separar y luego destruir por partes las tropas enemigas». (Chuikov, La Gran Guerra Patria de la Unión Soviética 1941-1945).

El 24 de abril las unidades de avanzada del 1er Frente de Bielorrusia se encontraron con las del 1er Frente de Ucrania, cercando de esta forma en el Sudeste de la capital a más de 200 mil soldados y oficiales. Al día siguiente, las tropas soviéticas cerraron también, en la región de Ketzin, el «anillo» al Oeste de Berlín. Todos los intentos del enemigo de romper el «saco» fueron rechazados. Ese mismo día tuvo lugar un notable acontecimiento más: los combatientes de la 58a división de la Guardia se encontraron en el Elba con destacamentos de patrulla del ejército americano. Allí los soldados rojos estrecharon las manos de los soldados estadounidenses, por aquel entonces aliados en armas en la derrota de Hitler.

Para el día 25 de abril los soviéticos ya habían tomado los distritos de la periferia: Pankow, Spandau y Kopenick, después del día 25 los soviéticos habían llegado a las orillas del río Spree en varios puntos, cercando así el centro de la ciudad. Mientras más se acercaba el Ejército Rojo sobre el Reichstag, tanto más se arreciaban los combates y más fiera era la contienda. Entre las ruinas de Berlín, el Ejército Rojo optó por utilizar la táctica de combate en espacios cerrados, evitando las grandes avenidas y calles donde era blanco fácil de los fascistas; los soldados rojos usaban granadas o Panzerfaust (lanzagranadas antitanque alemán) capturados para romper las paredes de los inmuebles para avanzar de un edificio a otro, evitando las calles. Estas tácticas exigieron a los soldados enfrascarse en combates a muy corta distancia, donde la intrepidez de los soldados soviéticos primaba sobre la desesperanza y la desmoralización por la inminente derrota de los hitlerianos.

El 28 de abril los soviéticos avanzaron desde el norte, acercándose rápidamente al Reichstag y al Búnker de la Cancillería, allí el canalla de Hitler se encontraba en crisis nerviosa y su camarilla contaba las horas para ver caer su imperio del mal. En sus últimos días Hitler había llegado a la conclusión de que el pueblo alemán había perdido su derecho a la existencia por haber sido derrotado por «las gentes del Este» y debía sufrir las consecuencias pagando con el exterminio, por tal motivo era partidario de la autodestrucción. Hitler cobardemente ordenó una serie de medidas viles, mezquinas y destructivas del pueblo alemán, entre las que cabe destacar la Orden Nerón.

En la mañana del 30 de abril los soviéticos intensificaron sus ataques sobre el centro de Berlín, alcanzando la Pariser Platz con la Puerta de Brandeburgo a la vista, apenas a unos centenares de metros de la propia Cancillería del Reich. Esa misma tarde, Hitler y su esposa Eva Braun se suicidaron, Hitler y sus compinches fascistas optaron por la vía del suicidio como una forma de evitar el implacable castigo de la justicia popular y del Ejército Rojo, les precedía el ejemplo de lo que le había sucedido al cadáver del fascista Benito Mussolini colgado boca abajo víctima de la furia popular en Roma. Antes de suicidarse Hitler había ordenado que sus cuerpos fueran incinerados para evitar su reconocimiento. En la tarde del 30 de abril las tropas soviéticas lanzaron un ataque sobre el Reichstag y en pocas horas hicieron ondear la bandera de la victoria sobre el tejado del Reichstag.

El 2 de mayo de 1945, en horas de la mañana, miembros de las SS dinamitaron la cubierta del túnel norte-sur del S-Bahn de Berlín bajo el Landwehrkanal, lo que provocó una gran inundación en el metro de la ciudad, en donde se refugiaban miles de berlineses, las SS donde podían ejecutaban las ordenes autodestructivas de Hitler. Finalmente a la 1 de la tarde del 2 de mayo el general Weidling, al mando de las fuerzas fascistas con su estado mayor envío un mensaje al general soviético Vasili Chuikov para solicitar la rendición incondicional. La rendición se hizo efectiva a las 08:45 horas del 2 de mayo y se llamó por radio a los pocos focos que resistían a que cesaran la lucha de inmediato.

Al racionalizar la batalla por Berlín, Chuikov concluyó: «La operación de Berlín se coronó con una brillante victoria de las tropas soviéticas. En el transcurso de la misma fueron destruidas 93 divisiones fascistas y 11 brigadas, fueron hechos prisioneros cerca de 480 mil soldados y oficiales y se ocupó gran cantidad de técnica militar». El 8 de mayo, por la noche, en las inmediaciones de Berlín, en Karlhorst, los representantes de Alemania firmaron el acta de capitulación total e incondicional de las Fuerzas Armadas de Alemania. Presidió aquella histórica ceremonia el Mariscal de la Unión Soviética G. K. Zhúkov. La guerra en Europa había terminado. El 9 de mayo de 1945 el gran pueblo soviético y los pueblos de otros países del mundo festejaban, llenos de júbilo, el Día de la Victoria.

El 24 de junio tuvo lugar en la Plaza Roja de Moscú el famoso Desfile de la Victoria. Regimientos selectos de todos los frentes encabezados por sus comandantes pasaron frente al Mausoleo de V. I. Lenin en un desfile solemne, una inmensa participación del pueblo los acompañaba, aquel desfile lanzó al pie del mismo mausoleo las banderas de las divisiones y regimientos fascistas derrotados. Este era el triunfo del pueblo vencedor, del gran país de los Soviets ―el primer país socialista de la tierra― y quien había padecido casi la totalidad del peso y rigor de la guerra de exterminio y saqueo del fascismo alemán. Aquel fue el día en el que los heroicos combatientes soviéticos rubricaron en los anales de la historia su inmortal hazaña que consiguió salvar al mundo de la peste fascista frente a la tumba del gran Lenin.

El ocaso de la Guerra en Oriente

Para la fecha de la derrota del fascismo alemán, en el extremo oriente el fascismo japonés se desmoronaba y sufría derrotas militares consecutivas a manos de los aliados. El Frente Único Anti japonés en China, también propinaba fuertes golpes a las fuerzas japonesas invasoras1. El partido Comunista Chino ganaba la simpatía entre las masas y desarrollaba una lucha sin cuartel a través de las Guerra Popular Prolongada contra el invasor japonés; también una cantidad considerable de países habían desarrollaban luchas de liberación nacional contra el fascismo japonés y habían conquistado la libertad de las cadenas japonesas. Para 1945, Birmania, Nueva Guinea, Borneo, las Filipinas, las islas Aleutianas habían sido liberadas por los aliados. El ejército de los Estados Unidos en marzo de 1945 dominaba y ocupaba territorio japonés en Iwo Jima.

1. En julio de 1937 el fascismo japonés invadió China y con ello arrancó un nuevo periodo de lucha en el Partido Comunista de China. Ver obras escogidas de Mao Tse-Tung tomo II https://www.marxists.org/espanol/mao/escritos/RJI37s.html

Sin embargo había países que solicitaban aun la liberación de las fuerzas invasoras japonesas, como era el caso del Norte de China, Manchuria y Corea, la URSS le declaró la guerra al fascismo japonés en agosto de 1945. Chuikov nos relata: «En la fase final de la contienda, la URSS prestó una gran ayuda a los pueblos de China y Corea que estaban luchando contra los ocupantes japoneses. Estos pueblos no podían librarse de la tiranía de los colonizadores japoneses por sí solos. La liberación se la trajeron las tropas soviéticas, las cuales en un período increíblemente corto derrotaron a la principal fuerza de las tropas terrestres del Japón militarista, el Ejército de Kwantung. Los pueblos de Corea y de China del Norte, del modo igual que en los países de Europa, recibían a los soldados soviéticos como a sus hermanos desinteresados, los libertadores. Cumpliendo la gran misión libertadora, los soldados soviéticos demostraron su inquebrantable fidelidad a la causa de la sagrada lucha contra los opresores fascistas y militaristas, su internacionalismo y disposición de brindar ayuda a los pueblos oprimidos. En la mayoría de estos países los pueblos liberados escogieron el camino del verdadero desarrollo democrático, tomaron el poder en sus manos y no permitieron restablecer los regímenes reaccionarios de preguerra. Sobre esta base se cimentó el campo de los países socialistas». (Chuikov, La Gran Guerra Patria de la Unión Soviética 1941-1945).

El 6 y 9 de agosto los Estados Unidos lanzaron dos bombas atómicas sobre Hiroshima y Nagasaky respectivamente, reduciéndolas a cenizas instantáneamente y arrojando una cifra de cerca de 240 mil muertes civiles, este crimen de guerra (ver: Cómo se falsificó la historia del bombardeo de Hiroshima y Nagasaki) de parte del Presidente Truman y los altos mandos militares Estadounidenses fue preparado y planificado sistemáticamente para evaluar los resultados y efectos de las armas nucleares en poblaciones civiles; por tal motivo las dos bombas no cayeron sobre ciudades fortificadas o militarizadas como pregonaban los militares estadounidenses, sino en ciudades de gran concentración civil. Las dos detonaciones fueron realizadas a más de 500 metros de altura para obtener un mayor efecto destructivo. La utilización de las armas nucleares se consideraron innecesarias por un gran número de intelectuales de la época en el mismo pueblo estadounidense, pero lo que buscaba el imperialismo estadounidense con las bombas nucleares era amedrantar a los pueblos del mundo y al país de los soviets que se preparaba para invadir el Japón a finales de agosto y terminar la guerra en el oriente. El 15 de agosto de 1945 se produjo la rendición japonesa y se firmó el 2 septiembre de 1945. El Imperio de Japón aceptó la Declaración de Potsdam firmada por Estados Unidos, Reino Unido, República de China y la Unión Soviética, con ello se dio fin a la guerra en Oriente.

Se abrió así otro periodo para la Unión Soviética con la creación del Gran Campo Socialista y la posterior derrota de la dictadura del proletariado soviético a manos del revisionismo Jrushevista que destronó a la clase obrera del poder e inició la restauración del capitalismo en la URSS.

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