UNA ACUSACIÓN VIL Y MONSTRUOSA

UNA ACUSACIÓN VIL Y MONSTRUOSA 1

«Los dineros ilícitos corrompen y financian la protesta social» dijo el chafarote Ministro de Defensa Guillermo Botero en el Congreso de Confecámaras. Una declaración vil y monstruosa de un enemigo del pueblo colombiano que ya había vociferado sobre «regular la protesta social». Por su parte el títere presidente Duque «suaviza» la declaración de su ministro alegando que a él le «complace el diálogo social» pero que «la protesta social tiene que hacerse con apego a la ley»; es decir, no hacerse. No son dos discursos distintos como interpretan los esperanzados en la democracia burguesa, sino las dos caras de la misma dictadura criminal de los explotadores.

La del ministro es una acusación vil que concentra todo el odio de clase de los ricos explotadores contra los explotados que no se resignan a ser reducidos a la condición de esclavos y de parias.

Es una acusación monstruosa con la cual las clases parásitas pretenden convertir en criminales las organizaciones legítimas del pueblo, cansado ya de tantos atropellos y dispuesto a batallar por todo cuanto le pertenece.

Es una declaración de guerra a las organizaciones obreras, campesinas y populares y a su lucha, que pone a los trabajadores de cara a la cruda realidad de enfrentar la persecución de sus organizaciones y la criminalización de sus actividades, con las cuales los capitalistas justifican las masacres y el asesinato de sus dirigentes. Un viejo y trillado argumento reaccionario de los ejecutores de la dictadura burguesa para aplastar la justa rebelión de los oprimidos.

Es una declaración que debe ser rechazada y enfrentada con mayor organización y más contundentes movilizaciones como enseña la historia de la lucha. No son los «debates de control político» en el establo parlamentario de la llamada «oposición», sino la lucha revolucionaria en las calles, la que frenará el terrorismo de Estado y las pretensiones de los explotadores. ¡Los obreros y campesinos nada pueden esperar de sus enemigos y por eso deben defender y conquistar la libertad y el derecho de organización, movilización y protesta ejerciéndolos en los hechos!

Los criminales no son los obreros y campesinos que «ganan el pan con el sudor de su frente» y por eso no solo tienen el derecho a exigir mejores condiciones de existencia mediante la protesta sino el legítimo derecho a rebelarse contra el orden social existente. Los criminales son la minoría de ricos parásitos, los gobernantes ahítos y toda la burocracia cebada con el trabajo de millones de obreros y campesinos. Los criminales son los burgueses y terratenientes, socios del imperialismo que se enriquecen con la explotación de los trabajadores y del lucrativo negocio de la producción y el tráfico de psicotrópicos cuyos «dineros ilícitos» además de ser «lavados» en los bancos y el contrabando, también sirven para financiar la matanza de líderes sociales.

Quienes sostienen la sociedad con su trabajo no son una masa servil y cobarde, sino la fuerza social más poderosa y sana, que debe sentirse orgullosa de su papel en la sociedad y hacer valer esa condición con su organización independiente del Estado y los politiqueros, y con su movilización revolucionaria para hacer valer su fuerza poderosa.

¡El derecho a la protesta social de los oprimidos no se mendiga a los opresores, se conquista ejerciéndola de hecho!

El proletariado revolucionario llama a los obreros, campesinos y en general a las masas populares a la lucha revolucionaria en defensa de sus organizaciones y de su derecho a exigir sus demandas con la protesta y la movilización, con el Paro Nacional Indefinido y la Huelga Política de Masas.

Llama al pueblo colombiano rebelarse y a destruir el Estado de las clases parásitas, esa máquina criminal que no es imparcial ni está por encima de las clases, ni al margen de su lucha como pregonan los falsos amigos del pueblo.

Esta es la verdad que deben conocer todos los trabajadores: en Colombia, el Estado es de carácter burgués, está en manos de la burguesía, los terratenientes y sus socios imperialistas, como máquina de opresión y dominación al servicio exclusivo de sus intereses de clase, y como arma de explotación de las clases oprimidas. Es un Estado burgués terrateniente y proimperialista, que durante toda su existencia ha utilizado la violencia reaccionaria para defender los intereses de clase de una minoría explotadora y ha ahogado en sangre todo grito de rebeldía de las masas trabajadoras.

Comité de Dirección – Unión Obrera Comunista (mlm)

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