¡Proletarios y Pueblos del Mundo, Uníos Contra el Imperialismo!

¡Proletarios y Pueblos del Mundo, Uníos Contra el Imperialismo! 1

Mensaje de la Unión Obrera Comunista (mlm) del 1º de Mayo de 2019

El Primero de Mayo de este año, los trabajadores de todos los países rinden homenaje a los mártires de Chicago y celebran el centenario de la fundación de la III Internacional, la Internacional Comunista, organización que unió a los trabajadores de todos los países, contribuyó a organizar el ejército mundial de los sepultureros del capitalismo llevándolos a la lucha por destruir el imperialismo, hoy convertido en un sistema mundial de opresión y explotación.

Como hace 133 años, siguiendo el ejemplo de los proletarios en Estados Unidos, hoy los trabajadores de todos los países estrechan sus lazos de solidaridad internacionalista y reafirman la necesidad de abolir toda forma de explotación y de opresión sobre la tierra. Por encima de las fronteras nacionales y sin importar las diferencias de sexo, raza y creencias, los trabajadores de todos los países entrelazan sus manos y levantan sus puños contra el capitalismo imperialista, enemigo común de la humanidad que hoy amenaza no solo con desatar una nueva guerra mundial, sino con la destrucción de la vida en el planeta.

La profunda crisis económica del capitalismo mundial, cuya causa más profunda se encuentra en la apropiación privada de la gigantesca producción social mundial, pone de manifiesto la necesidad de un nuevo orden económico y social. La concentración de la riqueza y el poder en unos cuantos grupos monopolistas y países imperialistas junto con la acumulación y concentración del hambre y la miseria en la inmensa mayoría trabajadora demuestran la incompatibilidad de la burguesía con la existencia de la sociedad. La crisis económica agrava la crisis social mundial agudizando a su vez todas las contradicciones del sistema imperialista.

La crisis económica desnuda la mentira burguesa de “la igualdad, progreso y bienestar general de la sociedad” en el capitalismo, revelando brutalmente sus espantosas lacras, a la vez que proporciona las fuerzas sociales para la solución necesaria, la Revolución Proletaria Mundial que barra ya no solo con las consecuencias de la crisis, sino con el sistema mismo que las produce.

Proletarios y burgueses se enfrentan en la arena mundial en una lucha a muerte, convirtiéndose ésta en la contradicción que hoy determina las demás contradicciones del sistema agonizante. Una confrontación que va desde las manifestaciones pacíficas hasta los levantamientos violentos, pasando por los paros, huelgas generales y huelgas políticas cuyo fin es impedir que la crisis se siga descargando sobre los hombros de los proletariados y demás trabajadores como hoy se puede observar en Francia, España, India y México, por mencionar algunos casos.

Con los millones de inmigrantes de los países oprimidos, arrojados principalmente a las metrópolis imperialistas por el hambre y las guerras, el ejército mundial de los proletarios se ve fortalecido dejando en ridículo las interesadas teorías burguesas y pequeñoburguesas sobre su supuesta desaparición, así como las pueriles ideas de quienes lo consideran todavía una minoría en la sociedad mundial. Crece el ejército de los sepultureros del sistema y con él, la fuerza dirigente de la Revolución Proletaria Mundial.

La imposición de las medidas anticrisis por parte de todos los Estados, se hace más pesada aún en los países oprimidos, donde a la de por sí insoportable situación se suman las medidas impuestas por los países imperialistas y los grandes monopolios, tornándose más salvaje la superexplotación y el saqueo. Bien sea abiertamente o disfrazada de “ayuda humanitaria”, o “en defensa de la paz y la democracia” los imperialistas imponen la más brutal dominación arrasando países, anexionando territorios, disputando zonas estratégicas, adueñándose y saqueando los recursos naturales, masacrando, despojando y desplazando a las masas del pueblo. Cruel y dolorosamente lo demuestran Siria, Palestina, Afganistán, Irak, Yemen, convertidos en campos del exterminio y saqueo imperialistas. Acciones criminales que cuentan con el apoyo de las clases dominantes y los gobiernos cipayos como el de Colombia, dócil sirviente de los planes intervencionistas yanquis en Venezuela.

Pero como toda opresión genera resistencia, la exacerbación de la contradicción entre los países imperialistas y los países oprimidos, ha avivado un gran repudio mundial contra el imperialismo, ha incentivado la rebelión de pueblos, naciones y países oprimidos que responden con valerosas luchas de resistencia y guerras populares de las cuales, la que se libra en la India bajo la dirección del Partido Comunista Maoísta, es hoy la avanzada de la Revolución Proletaria Mundial, mostrando que la guerra popular es el único camino para resolver esta contradicción, derrotando a los opresores y explotadores imperialistas junto con las clases lacayas nacionales.

A su vez, en la lucha por apoderarse de zonas geoestratégicas, fuentes de materias primas, mercados y fuerza de trabajo se ve agudizada también la contradicción entre los países imperialistas y entre los grandes monopolios que amenazan con una nueva guerra mundial imperialista. Por ahora los preparativos para la guerra se encuentran restringidos a las maniobras militares conjuntas en distintas partes del mundo; a los acuerdos, enfrentamientos y reacomodo de los aparatos militares, concentrándose hoy la disputa por el Medio Oriente donde principalmente Siria es el país sometido al bombardeo de Estados Unidos y Rusia enfrentados a través de ejércitos títeres y mercenarios; a la vez que se abren otros frentes de disputa y de amenaza de intervención militar y guerra como sucede ahora en Venezuela.

El peligro creciente de una nueva guerra mundial, a la cual es empujada la humanidad por la voracidad de los monopolios y los países imperialistas para resolver la profunda crisis del sistema moribundo, puede impedirse con la revolución proletaria o de presentarse debe ser transformada en guerra civil contra las clases dominantes, como enseña la experiencia del movimiento obrero: ¡O la revolución detiene la guerra o la guerra desata la revolución!

El capitalismo imperialista es guerra, descomposición, muerte, hambre, miseria, explotación, destrucción de la naturaleza, opresión… un sistema que debe ser derrotado con la Revolución Proletaria Mundial abriendo el camino a la construcción del socialismo, primera etapa del comunismo.

La basura burguesa y reformista de los politiqueros, de los jefes de los partidos oportunistas y jefes vendeobreros sobre la posibilidad de superar las contradicciones sociales sin acabar con el sistema de la explotación asalariada; su palabrería sobre la paz social entre explotados y explotadores; su cháchara sobre la posibilidad de un gobierno al servicio del pueblo mientras subsista el viejo Estado de los burgueses y terratenientes; todas ellas son mentiras y frases demagógicas que buscan aplazar la muerte inevitable del sistema y prolongar su agonía, disuadiendo a los trabajadores de no acometer la lucha frontal contra el causante de todas sus desgracias.

Hoy, en los 100 años de su fundación, el proletariado revolucionario reafirma el Manifiesto de la Internacional Comunista a los proletarios de todo el mundo:

“Las lamentaciones del mundo burgués contra la guerra civil y contra el terror rojo representan la más monstruosa hipocresía conocida en toda la historia de las luchas políticas. No habría guerra civil si la camarilla de explotadores que llevaron a la humanidad al borde mismo de la ruina no resistieran cada avance de las masas, si no organizasen conspiraciones y asesinatos, si no pidieran ayuda armada al exterior para mantener o restaurar sus privilegios de ladrones”.

“Todo el mundo burgués acusa a los comunistas de destruir la libertad y la democracia política. Son mentiras. Al tomar el poder, el proletariado simplemente desnuda la total ineficacia de los métodos de la democracia burguesa, y crea las condiciones y formas de una democracia obrera nueva y mucho más elevada. Todo el curso del desarrollo capitalista, sobre todo durante su etapa imperialista final, ha socavado la democracia política, no sólo dividiendo a las naciones en dos clases irreconciliablemente hostiles, sino también condenando a numerosas capas pequeño burguesas y proletarias, como ya lo había hecho con los sectores más bajos y desheredados del proletariado, al debilitamiento económico y a la impotencia política”.

Persiste igualmente en que la tarea de los comunistas “consiste en generalizar la experiencia revolucionaria de la clase obrera, purgar al movimiento de la mezcla corrosiva de oportunismo y socialpatriotismo, unificar los esfuerzos de todos los partidos verdaderamente revolucionarios del proletariado mundial, y así facilitar y acelerar la victoria de la revolución comunista en todo el mundo”.

Refrenda su compromiso de luchar por la unidad de los Marxistas Leninistas Maoístas del mundo, redoblando a su vez los esfuerzos por fundir la teoría del socialismo con el movimiento de las masas en Colombia, que den vida al Partido Comunista Revolucionario.

Hoy, continúa vigente el llamado que hiciera el Manifiesto de la Internacional Comunista hace 100 años:

“El orden burgués mundial ya ha sido suficientemente denunciado por la crítica socialista. La tarea del partido comunista internacional consiste en derrocar este orden y erigir, en su lugar, el orden socialista. Llamamos a los obreros y obreras de todos los países a unirse bajo la bandera comunista, que ya es la bandera de las primeras grandes victorias proletarias en todos los países. ¡En la lucha contra la barbarie imperialista, contra la monarquía y las clases privilegiadas, contra el estado burgués y la propiedad burguesa, contra todos los aspectos y todas las formas de la opresión de las clases o de las naciones, uníos!”

Unión Obrera Comunista (mlm)

Primero de Mayo de 2019

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