¡Aprovechar la Debilidad del Régimen!

¡Conquistar las Reivindicaciones del Pueblo y Acercar el Triunfo de la Revolución!

¡Aprovechar la Debilidad del Régimen! 1

En el editorial del 20 de agosto pasado, Aprovechar las Contradicciones entre los Enemigos Para Hacer Avanzar la Revolución se advirtió que la agudización de las contradicciones entre las clases dominantes ocasionaban un debilitamiento del régimen uribista; se argumentó que tales contradicciones entre los enemigos no eran tanto por las diferencias ideológicas y políticas sino por los intereses económicos que enfrentan entre sí a los explotadores, en una rebatiña azuzada por la crisis económica y agravada por la pandemia del coronavirus.

En efecto, las contradicciones entre los explotadores cada día adquieren ribetes más pronunciados y el régimen mafioso y paramilitar se debilita. Aunque por dos años el partido de gobierno trató de congraciarse con todos los sectores de las clases dominantes, imponiendo laAgenda Empresarial presentada por los grandes gremios económicos en el llamado “Plan Nacional de Desarrollo» y entregando puestos en el gobierno a sus diferentes expresiones políticas, la pandemia se encargó de desbaratar ese macabro pacto, presentado como “Pacto por Colombia, pacto por la equidad”.

No podía ser de otra forma, la crisis económica del capitalismo mundial, ocasiona estragos en Colombia y ha sido agravada por la pandemia, llevando a la quiebra a muchos empresarios, comerciantes y transportadores, sobre todo pequeños y medianos que no han recibido ayuda del gobierno, quien ha demostrado ser un fiel servidor del capital parásito financiero y de los grandes capitalistas industriales y comerciales, así como benefactor de los amigos y familiares del partido de gobierno, a quienes ha entregado alrededor de 70 billones de pesos. Una razón suficiente para que algunos sectores de la burguesía se vayan en contra del régimen.

A su vez, diferentes sectores de las clases dominantes se han pronunciado frente a la ineptitud del gobierno para enfrentar la crisis sanitaria y el peligro que representa la terrible crisis social, manifiesta en el hambre y la miseria de los millones de despedidos y desempleados; han advertido la tendencia hacia un estallido social, indicando que debe ser apaciguado creando desde arriba una “renta básica” o “mínimo vital de subsistencia”, mientras el régimen prosigue en su carrera ofensiva de cercenar derechos y generalizar el hambre y la miseria con engendros como el Decreto 1174 –nueva reforma laboral– y la Ley 010. El peligro que representa para sus negocios un levantamiento popular es otra razón para que una facción de los explotadores se desmarque del régimen.

A ello se suma la guerra contra el pueblo y el terrorismo de Estado que en lo que va corrido del año ha cobrado la vida de más 260 civiles entre niños, mujeres y hombres en 67 masacres; además de 223 dirigentes y luchadores populares asesinados, junto con 10 de sus familiares, así como 48 excombatientes de las Farc eliminados, según informes de Indepaz. Son estos nuevos argumentos, de algunos burgueses defensores del farsante acuerdo de paz, para separarse del régimen.

Y de remate, ante el reclamo de las masas por su terrible situación el régimen responde con medidas dictatoriales y las fuerzas militares y paramilitares se pavonean amparadas por el cinismo del régimen, que minimiza la ola de masacres llamándolas “asesinatos colectivos”, se burla del asesinato selectivo y sistemático de dirigentes y luchadores populares con las trilladas denominaciones de “casos aislados” y “manzanas podridas”, buscando ahora establecer nuevas medidas para criminalizar la movilización y la protesta popular, e incluso establecer la dictadura abierta recurriendo a la conmoción interior. Son esas otras razones para que sectores de la burguesía se opongan al régimen uribista.

Tales desacuerdos son los que explican los encontrones con las Cortes, las amenazas de sacar a la luz toda la verdad sobre la guerra contra el pueblo y llevar a la cárcel a los responsables, así como las ácidas críticas del Partido Liberal burgués a través de César Gaviria marcando distancia con el Gobierno, la huida de sectores del Partido de la U representados por Roy Barreras, y la campaña anti-régimen llevada a cabo por varios periodistas prestigiosos.

Ante la debilidad, desprestigio e inminente hundimiento del régimen, un sector de las clases dominantes busca darle una salida a la crisis por arriba, posando demagógicamente de voceras del sentir y las necesidades del pueblo; saben lo que se está gestando desde abajo y temen un levantamiento revolucionario que no deje piedra sobre piedra de sus instituciones y su sistema devorador de hombres y destructor de la naturaleza, y por eso se aprestan a apaciguar las tensiones sociales para evitar el estallido.

Los hechos dan cuenta de una verdadera crisis política por arriba, la cual se ha desencadenado por la incesante lucha del pueblo, especialmente, por el levantamiento popular del 9 y 10 de septiembre contra las fuerzas policiales y las nuevas jornadas de lucha del 14 y 21 de septiembre desafiando el terror estatal y pasando por encima del timorato Comité Nacional de Paro comandado por las camarillas burocráticas de las centrales sindicales y los jefes del reformismo que en vano llamaron a la pacífica y aislada “desobediencia civil” y ahora convocan a protestar en inofensivas caravanas.

¡La paciencia del pueblo se agotó! Cada día crece el descontento y rebeldía manifiestos en la múltiples y cotidianas manifestaciones, en la realización de Encuentros y Asambleas populares que tienden a sobrepasar la dirección traidora del Comité Nacional de Paro y sus lamentos pidiendo entrevistarse con el títere presidente.

Ante el avance de las fuerzas populares desde abajo, el movimiento revolucionario de las masas pretende ser canalizado por el reformismo en las próximas elecciones, con el llamado “pacto histórico para la democracia y la vida de Colombia” hecho por Gustavo Petro y al cual acudieron politiqueros liberales como Humberto de la Calle, dirigentes socialdemócratas y los reconocidos jefes del oportunismo encabezados por el partido comunista (mamerto).

Así mismo, la situación ha obligado a esos falsos amigos del pueblo a cambiar su actitud, como ahora lo hace el Comité Nacional de Paro, tratando de “ponerse al frente” de la lucha en el intento de impedir la realización del Paro General Indefinido, convocando a un supuesto paro el 21 de octubre y 21 de noviembre, con el fin de reducir la movilización a “jornadas nacionales de protesta” y sus desfiles carnavalescos en respaldo a los inútiles “debates de control político” de los politiqueros de la “bancada de oposición” en el establo parlamentario, y suplicando a Duque que se siente a negociar su “pliego nacional de emergencia”.

Esa actitud politiquera de los jefes reformistas y oportunistas solo ayuda a quitarle presión a la crisis política de las clases enemigas del pueblo, cuando de lo que se trata es de aprovechar sus contradicciones y la debilidad del régimen para generalizar y radicalizar la lucha del pueblo trabajador, y en la medida en que éste siga actuando revolucionariamente ahondará la crisis de sus enemigos, derrotará al régimen y arrebatará a las clases dominantes sus reivindicaciones económicas, sociales y políticas inmediatas. Solo en la medida en que los obreros y campesinos arrecien la lucha obligarán a los distintos partidos, tanto de la burguesía como de la pequeña burguesía que se oponen al régimen, a radicalizarse y a respaldar abiertamente las exigencias populares.

En ese sentido, se hace necesario acelerar los preparativos de un gran Paro General Indefinido el 21 de noviembre, la Huelga Política de Masas que conquiste con la fuerza de la huelga, los bloqueos y la movilización revolucionaria en las calles las exigencias que demandan las masas populares. Una Huelga Política de Masas que sirva de entrenamiento para, cuando se presente una crisis revolucionaria, desencadenar la insurrección que destruya el viejo aparato de dominación de los enemigos y dé vida al nuevo Estado de obreros y campesinos armados.

El pueblo trabajador no puede esperanzarse en que los Gaviria, Barreras o de la Calle van a defender sus intereses; no pueden confiar en que los jefes demócratas pequeñoburgueses como Jorge Robledo o Gustavo Petro resolverán su terrible situación desde el Estado, la máquina de dominación de los enemigos; como tampoco pueden ilusionarse en que traidores como Julio Roberto Gómez jefe de la CGT y sus congéneres de la CTC y CUT que hoy llaman a un paro de mentiras vayan a llevar la lucha hasta el final.

Los trabajadores solo pueden confiar en la fuerza que les proporciona su propia organización, su movilización y lucha con independencia del Estado, de sus enemigos y de sus agentes en el seno de su movimiento.

De ahí la necesidad de organizar y generalizar la lucha de desde abajo, creando los Comités de Lucha o de Paro, fortaleciendo el Bloque Por el Paro General Indefinido surgido en los combates del 21 de noviembre contra la posición conciliadora y entreguista del Comité Nacional de Paro.

De ahí que en contravía de los métodos burocráticos impuestos por las camarillas de las centrales sindicales, que apenas representan una minoría de los trabajadores, se debe imponer la democracia directa desde abajo mediante las Asambleas o Encuentros, en los sindicatos, en las empresas, en los barrios populares, en las veredas, en los centros educativos, extendiéndolos a los municipios, departamentos y el país; Asambleas o Encuentros que definan democráticamente las tareas y los objetivos de la lucha, así como las formas de defensa y ataque para alcanzarlos.

Las condiciones son magníficas para luchar y asestarles golpes demoledores a las clases dominantes representadas en el debilitado régimen criminal de Uribe-Duque. Es el momento de tomar la iniciativa y hacer valer la fuerza poderosa de los desposeídos para conquistar las reivindicaciones del pueblo colombiano y acercar el triunfo de la revolución que pondrá fin a sus padecimientos.

Comité de Dirección – Unión Obrera Comunista (mlm)

Octubre 14 de 2020

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