¿Por qué y para qué un Programa Inmediato?

¿Por qué y para qué un Programa Inmediato? 1

Introducción

El artículo que hoy presentamos a los lectores, camaradas y amigos del portal digitalwww.revolucionobrera.com, corresponde al contenido de un documento interno de la Unión Obrera Comunista (mlm) publicado en la edición No. 67 de su Boletín de Lucha Ideológica Avancemos bajo el título «Comprender a fondo el Programa inmediato para explicarlo y difundirlo entre las masas».

Fue un documento elaborado por el Comité de Dirección, ante la necesidad de responder a diversas solicitudes de clarificación y algunas críticas frente a ideas planteadas en la propaganda y agitación, relacionadas con el Programa Inmediato que la organización presentó al movimiento de masas y al movimiento comunista a finales de mayo, en medio del furor del último estallido social.

Era apenas natural, que esa propuesta para direccionar en interés de la revolución la actual lucha de clases que se libra en la sociedad colombiana, despertara dudas, vacilaciones, interrogantes y seguramente ataques, pues se atreve a interpretar la situación actual con la guía del marxismo leninismo maoísmo, y en la perspectiva de la revolución, plantea una salida inmediata para conquistar las exigencias de las masas trabajadoras, a quienes sus enemigos explotadores y falsos amigos reformistas, las pretenden llevar de nuevo al callejón sin salida de siempre, el de considerar viable solamente una salida constitucional electoral para sortear las crisis que agobian al pueblo colombiano.

En lo posible se ha mantenido la forma original del documento, suprimiendo únicamente los asuntos de carácter organizativo interno. Para información de los lectores en el ánimo de promover el estudio de la ciencia del proletariado, la siguiente fue la bibliografía básica estudiada en la preparación del documento.

Marxismo y Revisionismo – Lenin (1908)
Marxismo y Reformismo – Lenin (1913)
Dos tácticas de la socialdemocracia en la revolución democrática – Lenin (1905)
Capítulo III Historia del PC bolchevique de la URSS
El Marxismo y la Insurrección – Lenin (1917)


LA NECESIDAD DE UN PROGRAMA INMEDIATO PARA EL MOVIMIENTO

Durante lo que va del siglo XXI se recrudeció la lucha de clases en todo el planeta. La causa profunda del descontento social mundial, radica en el imperialismo sistema mundial de opresión y explotación, donde la burguesía imperialista y las clases dominantes pro imperialistas en los países oprimidos, han cargado los costos de la crisis económica del capitalismo mundial en hombros de la sociedad trabajadora, conllevando con ello a una exorbitante acumulación de riqueza en una minoría monopolista, y del hambre y la miseria en la mayoría de la población del orbe, con el consiguiente agravamiento de la crisis social mundial.

La pandemia del covid-19 se transformó en una crisis sanitaria mundial, debido a que la ganancia es el interés primario del sistema capitalista en el terreno de la salud social, y por lo mismo, la burguesía es incapaz de resolver las medidas para contenerla y erradicarla. De ahí que la pandemia se convirtió en una circunstancia extra-económica que profundizó las crisis económica y social.

Por la forma como se produce en el capitalismo imperialista y por estar la ganancia al mando, se han alcanzado niveles críticos y en algunos casos, irreversibles en la destrucción de la naturaleza. La crisis ambiental o ecológica, cuyas manifestaciones en el cambio climático con inéditos desastres naturales que por causa del sistema se convierten en grandes tragedias para la población principalmente pobre, aumentando el rigor de la crisis social.

La contienda inter-imperialista por el saqueo de los recursos naturales, por las rentas extraordinarias de la producción y el tráfico de sicotrópicos, por el dominio político y militar de zonas y países estratégicos para una nueva guerra de rapiña… se manifiesta generalmente a través de guerras reaccionarias locales e internas de algunos países, que causan destrucción, despojo, desplazamiento, migración, todo lo cual es un explosivo aditamento de la crisis social mundial.

Colombia, país capitalista oprimido, cuya economía es una parte y aspecto de la economía mundial imperialista, es un escenario donde también los costos de la crisis económica han sido endosados a los trabajadores. Así como es también, un hervidero vivo de la crisis social agudizada por la crisis económica, y empeorada por las crisis sanitaria y ambiental, y por la guerra contra el pueblo.

En los últimos 18 meses, la tendencia ascendente de las huelgas políticas de masas, ha presentado saltos especialmente destacados: el Paro nacional del 21 y 22 de noviembre de 2019, la rebelión principalmente en la capital contra los bunkers de la policía que llaman Centros de Atención Inmediata (CAI) el 9 y 10 de septiembre de 2020, y el levantamiento popular iniciado el 28 de abril de 2021 con indicios de Paro General Indefinido que a nivel nacional logró mantenerse a la ofensiva durante todo el mes de mayo, y donde la juventud proletaria ocupó las filas de vanguardia en el enfrentamiento con las fuerzas del régimen.

La causa inmediata de esos estallidos sociales, ha sido la política de terror y hambre impuesta al pueblo desde años atrás por el régimen de la mafia uribista. El carácter de la trayectoria reciente del movimiento de masas, ha sido predominantemente espontáneo, donde sus levantamientos son manifestaciones, tanto de la rebelión profunda de las fuerzas productivas contra las relaciones sociales de producción capitalista que las asfixian e impiden su desarrollo, como del comienzo de un período de ascenso en la revolución colombiana.

Esta agudización de la lucha de clases es un hecho objetivo, ajeno a la voluntad de las clases, determinado por su posición frente a los medios de producción y las antagónicas contradicciones sociales que tal posición engendra, pero que en el contexto de las crisis actuales (económica, social, sanitaria, ambiental) encuentra, tanto condiciones favorables para su desarrollo político en las contradicciones inter-burguesas que debilitan el régimen gobernante de la mafia uribista y agravan su crisis política (gobierno para los ricos, sin el apoyo del pueblo raso por la incapacidad para dar solución a sus necesidades básicas incluida la vida amenazada por la pandemia, y enfrentado por una muy amplia movilización política de los gobernados a la que solo responde con terror militar y paramilitar), como condiciones desfavorables en el bajo nivel de conciencia política y de organización independiente de las masas, y principalmente en la situación de dispersión e impotencia del movimiento comunista todavía acéfalo de un Partido proletario de vanguardia.

Las causas de fondo de los levantamientos sociales lejos de desaparecer son cada día más poderosas. Las exigencias de los recientes levantamientos solo han recibido como respuesta el terror estatal, por lo cual la terrible situación del pueblo generada por el régimen en vez de solventarse se ha empeorado. Esto es, siguen vivas y activas las causas del levantamiento social, se mantiene y con más fuerza la tendencia de las huelgas políticas de masas a los estallidos sociales. Ni las corruptas componendas entre las clases dominantes, ni los compromisos de sus lugartenientes para apaciguar el movimiento de masas, ni la política de terror contra el pueblo, resuelven la crisis política del régimen de la mafia uribista, porque su causa principal se ha fortalecido: la contradicción antagónica con el pueblo que no quiere seguir siendo gobernado por ese régimen.

En medio de esta situación donde las clases reaccionarias dirigidas por la facción mafiosa, toman medidas políticas y hacen planes para conservar la forma constitucional republicana de su dictadura de clase, empezando por darle continuidad al actual régimen de la mafia uribista; donde todos los partidos reformistas incluidos los oportunistas, declarados anti-uribistas o críticos del uribismo, enrumban su labor política a la cooptación de la lucha directa del pueblo en beneficio de lucha electoral para convertirse en nuevo gobierno en el 2022; donde las masas del pueblo en el curso de su lucha directa, han creado gérmenes de nuevas formas de lucha y de organización independientes y han enriquecido su conocimiento con el vivo y exuberante aprendizaje de la experiencia directa, todo lo cual redundará en la amplitud y profundidad de los próximos e inevitables levantamientos, acrecentando los síntomas de una situación revolucionaria, o más exactamente, de la posibilidad que tienen los comunistas de transformar la crisis política en una crisis revolucionaria, y aún más, de que la revolución triunfe en esa nueva situación… se impuso a la Unión Obrera Comunista (mlm) la necesidad de orientar un qué hacer, teniendo en cuenta, las condiciones objetivas favorables y las condiciones subjetivas desfavorables. La formulación de un Programa Inmediato, fue la respuesta a esa necesidad. Aquí queda el interrogante, de si siendo tan similares con otros países, la situación de las condiciones objetivas maduras para la revolución, el alza en el odio y la lucha de las masas contra sus opresores, las crisis políticas de los gobernantes y la situación de atraso en las condiciones subjetivas o en el papel de vanguardia organizada del movimiento consciente… se justificaría también la necesidad de luchar por gobiernos de transición.

CONDICIONES EN LAS CUALES SE ELABORÓ EL PROGRAMA INMEDIATO

La Unión Obrera Comunista (mlm) había vislumbrado correctamente la tendencia probable del movimiento objetivo y había trazado una táctica revolucionaria de lucha directa desarmada a través de huelgas políticas de masas, en la perspectiva de una insurrección que derroque el poder político de los capitalistas e instaure un nuevo Estado de dictadura del proletariado. Por lo cual, los levantamientos sociales como tales, no fueron motivo de sorpresa, pero su amplitud y radicalidad contrastaron con una atrasada preparación del movimiento comunista (incluida la Unión) dado el estado de su tarea central (construir el Partido del Proletariado), coherente con una vinculación todavía superficial al movimiento de masas, entendiendo que en esencia, el Partido es la fusión de las ideas socialistas, las ideas de su programa con el movimiento espontáneo obrero y de masas.

En esas condiciones de reconocimiento del atraso del movimiento consciente con respecto a sus obligaciones con el movimiento espontáneo, las últimas Asambleas de la organización refrendaron la inaplazable e ineludible tarea central de construir el Partido, y sobre la base de una línea correcta ideológica y política, avanzar en su construcción actuando como Partido, luchando por la generalización y dirección de las huelgas políticas de masas y contribuyendo a la unidad internacional de los marxistas leninistas maoístas.

Prácticamente el Comité de Dirección decidió acelerar el cumplimiento de las tareas del plan general de trabajo de la Unión, consolidar el cuarto viraje táctico consistente en la utilización segura de los medios digitales en toda la actividad política de la organización y particularmente, empuñar con firmeza el portal de Revolución Obrera herramienta principal para todo el trabajo, movilización general de los cuadros y militantes, trabajo con una plantilla de cuadros profesionales, y preparación ideológica y material para tiempos de insurrección, de revolución.

La aprehensión de la situación económica, política y social, las inocultables fisuras de la crisis política del régimen, la firmeza y energía del movimiento frente a la respuesta terrorista militar y paramilitar del régimen, la lucha contra ese régimen de la mafia uribista que adquiría la connotación de consigna general del movimiento, la creación en los diversos y múltiples frentes de lucha de las masas de formas de organización por la base, tipo Asambleas, que levantaban un enjambre de reivindicaciones muy amplias en contenido y cubrimiento social, pero muy estrechas y cortas en cuanto a las perspectivas revolucionarias del movimiento… eran las condiciones en medio de las cuales la Unión debía tomar posición frente a la actitud de las distintas clases, expresadas por sus partidos:

Los partidos de las clases reaccionarias con el régimen de la mafia uribista a la cabeza, de radical negativa a las exigencias del Paro, criminalización del mismo, y necesidad de urdir una salida constitucional a la crisis de los gobernantes.

Los partidos reformistas y oportunistas representantes de las diversas capas de la pequeña burguesía, principalmente de la capa superior y media, de contribuir a resolver la crisis política de los gobernantes, a condición de convertir a sus jefes en un nuevo gobierno anti-uribista pro capitalista en el 2022, por la vía pacífica electoral y utilizando como comodín la lucha directa en las calles del pueblo colombiano.

Las organizaciones y «partidos» revolucionarios, de apoyo general a la lucha directa del pueblo, en la perspectiva de consolidar un Paro General Indefinido para conquistar las reivindicaciones inmediatas de las masas. Hasta ahí, el acuerdo tácito más general. De ahí en adelante, unos, saltar a la revolución socialista por la vía pacífica (trotskistas), otros saltar a la insurrección y la revolución socialista por la vía armada (Unión), y otros más (maoístas pensamiento Gonzalo) «saltar» (entre comillas porque sería un salto hacia atrás) a la revolución agraria, de nueva democracia, por la vía de la guerra popular prolongada. Hay que decir que algunos maoístas como quienes se expresan a través del periódico El Comunero, consideran que el Paro General Indefinido es una táctica incorrecta, desgastante y suicida para el movimiento, según ellos, hay que volcarse al campo para desde allí rodear las ciudades (donde se concentran los levantamientos de masas) ¡entiéndalo quien pueda!

En esta situación, teniendo en cuenta la inminencia de nuevos, más amplios y profundos estallidos sociales, y considerando las condiciones desfavorables del movimiento consciente, que no posibilitan en lo inmediato, dirigir esa energía del movimiento espontáneo directamente a la destrucción del Estado burgués terrateniente pro-imperialista y a la instauración de un nuevo Estado de dictadura del proletariado, se le impuso a la Unión decidir: si se queda a la vera de la lucha de clases esperando que maduren las condiciones subjetivas, y a la expectativa de lo que resuelvan los reaccionarios y reformistas por la vía constitucional, o si formula una táctica inmediata para luchar por direccionar la fuerza objetiva del movimiento espontáneo, contra la imposición de otro gobierno pro-capitalista de los reaccionarios o de los reformistas, y por un nuevo gobierno del pueblo pro-socialista, en el sentido en que sirve para avanzar en el objetivo estratégico del Programa para la Revolución en Colombia. La Unión decidió asumir la segunda opción, la cual materializó en la formulación del Programa Inmediato, como expresión de la flexibilidad táctica acorde con el cambio de condiciones.

Algunos defectos en la forma no obedecen a confusión ideológica, sino a que su formulación se trabajó a marchas forzadas durante el mes de mayo en pleno auge del Paro, si se quiere en tiempo record, dado que desde antes se tenía una comprensión profunda del movimiento, de las contradicciones sociales, de los amigos y enemigos, de una Plataforma de lucha para el pueblo colombiano y una actualización de la táctica teniendo en cuenta los levantamientos sociales en Colombia y otros países durante el año 2019, y las condiciones sociales impuestas por la pandemia y medidas políticas derivadas en favor de los explotadores.

CARÁCTER DEL PROGRAMA INMEDIATO

En la primera parte del Programa Inmediato, se reseña la situación actual, centrando la atención en la existencia de un régimen especial de gobierno, las causas del estallido social, la crisis política y la posibilidad de transformarla en una situación revolucionaria donde sea la insurrección popular la vía para derrocar el régimen de la mafia como paso inmediato para avanzar a la destrucción del viejo Estado y la instauración de un nuevo Estado de los obreros y los campesinos (dictadura del proletariado) que inicie la abolición de la explotación del hombre por el hombre.

Es preciso, recordar que el régimen especial de la mafia uribista, se llama especial porque por su forma «democrática» y método mafioso de terror extremo para gobernar, no se corresponde con un régimen clásico demócrata-burgués, ni con un régimen de dictadura abierta militar burguesa. Si bien el terror ejercido a través del paramilitarismo, es un recurso muy común de los Estados burgueses, no siempre va de brazo con la mafia, como sí es el caso en México y Colombia.

El régimen de la mafia uribista, no se impuso por azar. Es la cúspide de un proceso, que fiel a la tendencia de que el poder político estatal esté en manos de la clase o las clases económicamente dominantes, se inició en los años 70s del siglo XX cuando se configuró una facción de la burguesía y los terratenientes, cuyas rentas provenían principalmente de la bonanza marimbera (cultivo y exportación) y luego desde los años 80s, de las plantaciones de coca, el procesamiento y tráfico de cocaína. Esa facción, cuyos jefes visibles eran en un comienzo directamente capos mafiosos como Carlos Lehder, Pablo Escobar, Fabio Ochoa, Miguel y Gilberto Rodríguez Orejuela… mediante la fuerza del capital y de las armas, cooptó para su servicio en distintas regiones del país a jefes militares, gobernadores, alcaldes, notarios… para luego incursionar en la búsqueda de participación en el Congreso y en la obtención del favorecimiento a sus negocios por parte del poder ejecutivo (de lo cual lo más sonado fue la relación del Cartel de Cali con la presidencia de Ernesto Samper), hasta lograr instalar en la presidencia como representante directo a un hábil político hijo del narcotraficante Alberto Uribe Sierra y pariente cercano del clan mafioso Ochoa Vásquez del Cartel de Medellín.

De ahí en adelante, han sido 20 años de ascensión de los representantes o fichas de la mafia a las distintas instituciones del poder político del Estado (incluidas los flamantes ministerios públicos de control: fiscalía, contraloría, procuraduría y hasta la defensoría del pueblo y los entes representantes de las víctimas), y de la imposición de sus métodos para gobernar y legalizar la expropiación armada a los campesinos, a lo cual sirvió activamente desde la presidencia, Santos, un supuesto “desertor” del uribismo, quien personificó la relación y apoyo al régimen de la mafia uribista, por parte de la burguesía aristocrática tradicional. Veinte años en la dirección del Estado para garantizar la prosperidad de la mafia y de los grandes capitalistas de la banca, la industria y la tierra, privatizar los servicios y empresas públicas, saquear el tesoro nacional, todo a costa de estrujar a los pobres, exprimir a los trabajadores, y socializar la miseria en campos y ciudades.

Al final de la primera parte del Programa Inmediato se indica su necesidad para unir en una sola lucha a todos los sectores del pueblo (no solo los obreros y campesinos) enemigos del régimen de la mafia uribista y del Estado terrorista, pues hoy conquistar las reivindicaciones inmediatas de las masas no se logra solo con la presión de las huelgas políticas al Estado, sino a condición de derribar el régimen de la mafia uribista y sustituirlo por un gobierno verdaderamente nuevo, revolucionario, democrático y popular, impuesto desde abajo por la vía de las armas no de las elecciones. Este es el principal objetivo político del Programa Inmediato.

En la segunda parte del Programa Inmediato, se formulan las principales reivindicaciones inmediatas y comunes al pueblo colombiano que, coherentes con el objetivo político, son de carácter democrático, no socialista. Existe la idea errónea de considerar que lo más revolucionario de los programas o de las plataformas de lucha, son sus reivindicaciones, cuando en el fondo, en esencia, coinciden con el contenido de las respetuosas solicitudes de los reformistas al gobierno, porque reflejan las nefastas consecuencias del sistema, porque formulan con más precisión las vivas y espontáneas exigencias de las masas. Lo más revolucionario del Programa Inmediato son las formas de lucha y de organización para conquistar las reivindicaciones, y su ligazón con la futura Revolución Socialista, lo cual sí deslinda y separa campos con todo el reformismo.

En la tercera parte del Programa Inmediato se formulan la política de alianzas (concepto histórico de pueblo en este momento), y las formas de organización y de lucha para alcanzar el objetivo político del Programa Inmediato.

Y la cuarta y última parte del Programa Inmediato, se dedica al asunto crucial en la lucha entre los dos caminos: la perspectiva revolucionaria. Se formula la necesidad histórica de la revolución y los blancos de la Revolución Socialista en Colombia, la necesidad del Partido, dispositivo estratégico indispensable para su triunfo, la fuerza social principal y la fuerza armada para conquistar y ejercer el poder político del pueblo en la transformación económica de la sociedad.

De lo anterior, se deriva el carácter del Programa Inmediato: un programa revolucionario (para dar solución real a las más sentidas necesidades inmediatas de las masas, ligar la lucha presente con el futuro socialista, y sin proponerse derrocar al capitalismo ya, romper los límites de la institucionalidad burguesa, para instaurar por la fuerza un gobierno de transición como órgano de la insurrección popular, que sin ser socialista, permita avanzar lo que más se pueda en la dirección de la revolución socialista); un programa democrático (de amplia alianza de los obreros, campesinos, pequeña burguesía urbana, e incluso personalidades democráticas de la burguesía, esto es, de todos los sectores sociales enemigos del régimen, del Estado terrorista y amigos del socialismo); un programa popular (para ser ejercido y puesto en práctica por las masas del pueblo).

Desde luego que la propuesta de un Programa Inmediato no suprime la necesidad del programa estratégico para la Revolución en Colombia, y por tanto, no equivale a renunciar al plan estratégico de la organización centrado en construir el Partido, ni a la necesidad de ganar influencia profunda entre los obreros y campesinos, ya no solo para que participen como clases activas y conscientes en las huelgas políticas de masas, en los levantamientos e insurrecciones contra el régimen de la mafia uribista, sino en la esa sí, derrota definitiva de los enemigos antagónicos del pueblo colombiano.

DEBILIDADES EN LA FORMULACIÓN DEL PROGRAMA INMEDIATO Y EN SU AGITACIÓN Y PROPAGANDA

Las formulaciones de un Programa, si bien cortas, deben ser exactas, sin que les falte ni les sobre palabras para expresar su contenido esencial. Sin embargo, las cuestiones planteadas en el Programa Inmediato, más allá de ser claras y exactas, no pueden explanarse en el mismo texto.

En épocas de ascenso, de auge, de apogeo, de insurrección, de revolución… las cuestiones medulares de la política y los nuevos fenómenos que surgen con la lucha, adquieren nombres propios que se vuelven de uso común para los marxistas y los oportunistas, para los revolucionarios y los reformistas. Se impone entonces la necesidad de distinguir su contenido. Eso ha pasado desde el tiempo de los clásicos del marxismo: Marx y Engels, decidieron llamar al Manifiesto, «Comunista» y no «Socialista», porque «el socialismo en 1847, era un movimiento de la clase burguesa, y el comunismo lo era de la clase obrera». Lenin combatió en 1905 a los mencheviques por el contenido oportunista conciliador y conservador que le imprimían a la consigna de «impulsar la revolución hacia adelante». Los partidos obreros dejan de llamarse «socialdemócratas» y deciden llamarse «comunistas» por la perversión causada a la socialdemocracia con la traición de los jefes de la II Internacional… Hoy mismo, hay que estar distinguiendo permanentemente entre el falso y el verdadero «comunismo», entre el falso y el verdadero «socialismo».

Así mismo, en los recientes levantamientos sociales los nuevos fenómenos y necesidades adquirieron nombre propio: Tumbar al régimen, Asambleas populares, Democracia directa, Nuevo poder, Gobierno de obreros y campesinos, Vanguardia juvenil… tras los cuales, residen distintos contenidos e interpretaciones según los intereses de clase, según los planes y propósitos estratégicos. He ahí, la necesidad de distinguir el contenido revolucionario del contenido reformista cuando se usan denominaciones o categorías comunes.

A la lucha teórica le corresponde la labor de explicar y defender profundamente el contenido delPrograma Inmediato a la luz del marxismo leninismo maoísmo, lo cual no puede hacerse más que en combate con las tesis, categorías y propuestas de los partidos reaccionarios y reformistas de otras clases que embaucan a los trabajadores; en lucha contra las traiciones y deformaciones difundidas por los partidos oportunistas; en lucha con los sesgos derechistas o “izquierdistas” que se manifiestan en las organizaciones revolucionarias, distinguiendo entre lo correcto y lo erróneo.

A la agitación le corresponde la labor de difundir vivamente las ideas cardinales del programa en el gran público de las clases y sectores que componen el pueblo; la propaganda dirigida a los sectores avanzados de las masas debe exponer y defender más de conjunto su contenido; la educación es necesaria para explicar sencillamente las grandes cuestiones del Estado, del poder, de la revolución, a los activistas de las organizaciones de masas, y a los propios amigos y militantes de la Unión.

Hoy después de varios meses de trabajo con el Programa Inmediato, se hacen visibles algunas debilidades en su formulación y en la propaganda y agitación del mismo.

En cuanto a su formulación. El Programa Inmediato logra cumplir las condiciones básicas: expresar una línea u orientación correcta, y hacerlo en una exposición breve y precisa; es decir, no se advierten errores de línea. Sus debilidades son más por omisión de expresiones necesarias, como es el caso del párrafo final de la primera parte, donde dice: «Un Programa cuya condición inicial es derribar el régimen de la mafia uribista, para resolver desde abajo las reivindicaciones más sentidas e inmediatas, como preámbulo de la lucha revolucionaria por una nueva sociedad», donde se deja tácita la fuerza social y la forma de lucha para derribar al régimen. Esta explicación es necesaria en la agitación y la propaganda, para diferenciarse cabalmente del reformismo que también se propone derrotar al régimen por el camino electoral.

En el primer punto de la parte tercera, está precisa la formulación del concepto histórico de pueblo en este período y para el objetivo político del Programa Inmediato: «Alianza de los obreros, campesinos, masas del pueblo, y todas las fuerzas democráticas partidarias de tumbar el régimen paramilitar de la mafia y constituir un nuevo gobierno de todas estas fuerzas». Pero en el cuarto y último punto de esa misma parte tercera, la fuerza social del nuevo gobierno revolucionario se reduce a los obreros y campesinos, que desde luego son su componente principal.

En el segundo punto de la tercera parte se formula con precisión «Generalizar y consolidar las formas asamblearias de organización de las masas, surgidas desde la base al fragor de los paros y huelgas políticas, porque tienden a ser la forma embrionaria de un nuevo poder», pero en la labor teórica, en la agitación y en la propaganda es necesario distinguir y defender el contenido revolucionario que deben adquirir esas formas asamblearias, en lucha contra el contenido socialdemócrata de «democracia participativa», en lucha contra el contenido reformista de «comités electorales».

Y por contenido revolucionario, se entiende que las Asambleas populares deben ser formas organizativas de base independientes del Estado, del gobierno, de los patronos, de los partidos politiqueros; democráticas, informativas, decisorias y ejecutivas de la voluntad de lucha de las masas; «escuelas» para elevar la conciencia de que su perspectiva va más allá de la derrota revolucionaria del régimen, a la derrota de la dictadura de los capitalistas, a su transformación en órganos de un nuevo poder. Solo de acuerdo con ese contenido, tiene sentido afirmar que «tienden a ser la forma embrionaria de un nuevo poder», y afirmar como se hace en el mismo punto que «Las Asambleas y Comités populares son la forma de construir desde ahora el gobierno de un nuevo Estado donde los obreros y campesinos sean los dueños del poder construido de abajo hacia arriba, legislativo y ejecutivo al mismo tiempo, elector de sus representantes por democracia directa de los trabajadores, con funcionarios asalariados como los obreros», tipo Comuna, tipo Soviet, tipo Comité Revolucionario.

Esa precisión de la tendencia a ser embriones de un nuevo poder, se pierde cuando en la agitación o en la propaganda se da por hecho que ya son eso: un nuevo poder, lo cual como decía Lenin equivaldría a envanecerse con un poder formal, cuando el poder real pertenece a los enemigos.

En el punto tres de la tercera parte se dice «Fortalecer y consolidar las formas de lucha directa y de organización (Grupos de Choque o Primera Línea, Guardias o Milicias Obreras y Populares) para avanzar a formas superiores necesarias para la derrota definitiva de los enemigos mediante una Revolución». Así tal cual, se da a entender que para instaurar un nuevo gobierno revolucionario popular provisional, no son necesarias esas formas superiores (lucha armada, insurrección). Esta es tal vez la principal debilidad en la formulación del Programa Inmediato, sobre la que a veces se da claridad y otras se deja vacío y confusión, en la labor de agitación y propaganda.

He aquí, algunos ejemplos vistos en la línea editorial de Revolución Obrera, de la cual se desprenden otros artículos, discursos, memes, pancartas…

El editorial El pueblo debe prepararse para gobernar publicado el 19 de mayo, previo a la publicación del Programa Inmediato (25 de mayo), culmina con el siguiente párrafo:

«Independiente de los altibajos que puedan presentarse en los próximos días, la crisis económica, social, sanitaria y ambiental, así como la crisis política por arriba, el tratamiento de guerra a las exigencias del pueblo y la rebelión creciente de las masas populares… son todas condiciones que posibilitan el salto a una época de revolución, donde sea el pueblo, si se encuentra consciente y organizado, [*] quien tome en sus propias manos la dirección de todos los asuntos. Por ello, el pueblo debe prepararse para gobernar y los comunistas revolucionarios deben acelerar la construcción del Partido proletario de vanguardia».

[*] Aquí hay un vacío. Falta dejar explícita la vía para el derrocamiento del viejo poder y la ejecución de un nuevo poder: la insurrección popular.

En el editorial A prepararse para los nuevos combates, publicado el 10 de julio, dice en uno de sus apartes:

«Por su parte, los comunistas y revolucionarios interpretan correctamente el deseo de la rebelión popular de poner fin al régimen de la mafia y el paramilitarismo; advierten una profunda crisis del régimen, división entre las clases dominantes y su incapacidad de resolver los problemas populares; encuentran además en las Asambleas Populares y en las Primera Línea o Grupos de Choque los embriones del nuevo Poder Popular; es decir, advierten que la crisis política puede conducir a una crisis revolucionaria en la medida en que se hagan conscientes y se generalicen las nuevas formas de organización, en que se persista en el camino de la lucha revolucionaria en las calles y se avance en la preparación del paro general, que le permitan al pueblo no solo derribar la dictadura criminal uribista sino reemplazar el gobierno de los explotadores por un nuevo gobierno de los obreros y campesinos».

Falta dejar explícito el camino (la insurrección popular) para derribar la dictadura e instaurar un nuevo gobierno. Así tal cual, queda para interpretarse como si el paro general fuera suficiente para tales objetivos, lo cual se sabe no es la línea de la Unión, y en cambio, se presta para darle argumento sin necesidad a la crítica de otros maoístas: «Así, leemos una proliferación de análisis y consignas que se propagan dentro del movimiento de masas que no tienen que ver con el maoísmo, pero si bien con el sindicalismo troskista [sic]. Un ejemplo de lo anterior es la consigna de «responder a la militarización con el paro general indefinido». «Paro general», no como medida de lucha para alcanzar determinados objetivos del movimiento actual, sino como estrategia política». (Documento Sobre la situación actual de las masas populares en Colombia y la necesidad del partido comunista, publicado en mayo en el periódico virtual Internacional Comunista).

Más adelante en el mismo editorial se dice: «Promover y organizar por todas partes las Asambleas Populares (de obreros, campesinos, indígenas…) donde se ejerza la democracia directa del pueblo, donde se discutan y decidan todos los asuntos, es luchar por construir el nuevo poder [*]. Asambleas que, como la que se realizará el próximo 17 de julio en Cali, discutan y decidan cómo resolver los problemas que las clases dominantes y sus acólitos politiqueros reformistas no pueden y no quieren solucionar».

[*] Dicho así, queda ecléctico, pues puede interpretarse como el nuevo poder de un gobierno de los reformistas, también “amigos” de la democracia directa del pueblo.

Y para finalizar, unas breves acotaciones al documento La situación es excelente para el avance de la revolución, difundido por el portal Revolución Obrera a fines de junio, y que se corresponde a la versión pública de la Resolución de la XIII Asamblea Sobre la situación actual y la táctica de los comunistas.

En un aparte referido al estallido social y sus características se dice:

«El avance tal vez más importante en este Paro ha sido, la organización de las masas por la base, en la forma de Asambleas informativas, decisorias y ejecutivas de la voluntad de las masas; una forma de organización naciente y precursora de la organización de un nuevo poder del pueblo, de los obreros y campesinos. Todo esto en contravía y rechazo espontáneo a las promesas engañosas del régimen, a los oficios politiqueros de los lugartenientes de la burguesía en las filas del pueblo, esto es, los falsos amigos del pueblo, los dirigentes de los partidos reformistas de la oposición oficial y el traidor Comité Nacional de Paro, que como lo hizo en las jornadas del 21 y 22 de noviembre de 2019, nuevamente se auto-declaró dirigente supremo del movimiento, cuando en realidad se prestó para distraer con la farsa de conversaciones con el gobierno, condenó los bloqueos y renunció a la movilización, traiciones por las cuales los luchadores en las calles no reconocen la autoridad de tal Comité y denuncian su compromiso socarrón con el régimen y los empresarios».

Respecto a la última afirmación del párrafo, esa denuncia correcta está entreverada con las simpatías por la reforma, pues aunque el sentimiento anti-régimen, anti-politiquero, anti-vende obrero, es notable ya que el camino opuesto, el de la lucha directa se impuso y se ejerce de hecho, los combatientes son heterogéneos: al lado de los revolucionarios participan seguidores de los reformistas, donde a muchos luchadores los mueve el interés de respaldar con la lucha directa la reforma por arriba. Todavía no se ha decantado prácticamente en el movimiento de masas la diferenciación entre revolucionarios y reformistas en cuanto al problema del Estado y del poder; por ahora, el anti-uribismo se ha convertido en sinónimo de “ser revolucionario” actualmente, es decir, todavía predomina en el movimiento una conciencia meramente anti-patronal y anti-gobiernista. Los cantos y consignas en los puntos de concentración o de resistencia juvenil, así lo han confirmado.

Más adelante se lee una expresión ecléctica sobre la misma cuestión: «Es la respuesta de los comunistas en momentos en que el movimiento se debate entre el camino de la reforma desde arriba y el camino de la revolución desde abajo».

Es ecléctica, porque se presta para interpretar que ya está clara en el movimiento la disyuntiva entre la reforma y la revolución. La idea debiera haberse referido exactamente a la obligación del movimiento consciente de elevar la consciencia del movimiento espontáneo frente a esa disyuntiva.

Siguiendo con el texto del documento se lee: «En consecuencia, desde el portal de Revolución Obrera se propuso públicamente un Plan de preparación de las fuerzas para el asalto [*] a la fortaleza enemiga; la primera parte de este plan fue presentado en el editorial del 19 de mayo con el título: ¡El Pueblo Debe Prepararse Para Gobernar!»

Y en un párrafo más abajo se lee: «La segunda parte del plan, fue publicada en el editorial del 25 de mayo ¡Por un Gobierno de los Obreros y Campesinos, no de los Explotadores!, planteando a los protagonistas de la rebelión un Programa Inmediato, no de exigencias al régimen sino para que sea abanderado y ejecutado por el propio pueblo. No es el Programa Socialista de los comunistas, pero sí un programa que acerca a las masas a él. No se propone aún destruir hasta en los cimientos el Estado burgués, pero al plantearse la necesidad de derribar el régimen dictatorial de la mafia y el paramilitarismo, prepara y acerca a las masas a ese objetivo estratégico».

[*] Contrasta decir «un Plan de preparación de las fuerzas para el asalto a la fortaleza enemiga» y unas líneas más abajo afirmar «No se propone aún destruir hasta en los cimientos el Estado burgués». Son incoherencias que no se corresponden con la comprensión del fenómeno, sino con ligerezas en la corrección de los documentos, ligerezas que no se pueden permitir porque empañan la labor de la propaganda de llevar a las masas ideas claras, precisas, exactas.

Así mismo, al plantear «la necesidad de derribar el régimen dictatorial de la mafia y el paramilitarismo», es preciso y necesario explicitar que es con la fuerza social y armada del pueblo que se puede derribar, pues los petristas también se proponen derribarlo «con la fuerza de las elecciones», y los trotskistas quienes hablan en el lenguaje de “estrategia parlamentarista condenada al fracaso», «retomar la lucha por echar abajo este régimen y el gobierno de Duque», «por un gobierno obrero popular»… se proponen hacerlo con «una Constituyente con mayoría de diputados de los trabajadores y sectores populares».

Esperamos que esta exposición contribuya no solo a los propósitos internos enunciados en la presentación del Avancemos No. 67 de «incentivar el estudio y la discusión, comprender más a fondo la necesidad y el carácter del Programa Inmediato, enmendar las deficiencias y fortalecer las convicciones sobre el mismo para hacer más fructífera la labor política de su difusión en el movimiento», sino a la extensión de similares propósitos a la juventud rebelde, a los obreros conscientes, a los activistas de las masas, a los intelectuales y camaradas revolucionarios.

Fraternalmente,
Comité de Dirección – Unión Obrera Comunista (mlm)
Colombia, septiembre de 2021

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