¿UNIDAD CON LOS JEFES OPORTUNISTAS? ¡JAMÁS!

¿UNIDAD CON LOS JEFES OPORTUNISTAS? ¡JAMÁS! 1

El pasado 9 de septiembre en una Conferencia organizada por el Comité de Lucha Popular de Bogotá, luego de la exposición central sobre las enseñanzas del gran Paro del 14 de septiembre de 1977, en una de las intervenciones, alguien quien no ocultó su procedencia y simpatía con el trotskismo, dijo en palabras más palabras menos que «organizar un Paro nacional como el del 77 exige la unidad con todo aquel que se oponga al imperialismo, al Estado y al Gobierno de los capitalistas, y por tanto era necesaria la unidad de los revolucionarios y ultra-revolucionarios con los reformistas y oportunistas».

Siempre que aparece prácticamente el problema de la organización y lucha del proletariado, de la organización y lucha de las masas del pueblo, salta el problema de la unidad, se revive la vieja y siempre viva discusión sobre la unidad, sobre la distinción entre la concepción marxista y la oportunista acerca de la unidad.

Y el problema práctico que hoy plantea la lucha de clases en Colombia, es el de la preparación y generalización de un gran Paro Nacional Indefinido hacia el cual las masas trabajadoras del campo y la ciudad son literalmente empujadas por las contradicciones con sus enemigos explotadores y opresores, es decir, por la fuerza de la lucha de clases, que obliga a utilizar esa forma de lucha de masas para enfrentar de conjunto a los enemigos del pueblo, a las clases dominantes que viven de la explotación del trabajo y están representadas en el Estado.

Uno de los grandes maestros en el arte de la movilización de las masas, el Presidente Mao Tse-tung insistió hasta el cansancio en unir lo susceptible de ser unido como un aspecto de los métodos de dirección para asegurar el triunfo de las luchas del pueblo. Ahí está el quid de la divergencia con el aludido señor simpatizante trotskista, quien presupone que reformistas, oportunistas y revolucionarios «son susceptibles de ser unidos» para fortalecer la preparación del paro.

No se discute la necesidad de unir en una sola lucha y bajo una misma plataforma los diversos y dispersos combates locales y sectoriales de los obreros, campesinos, desplazados, desempleados, sub-empleados, pequeños y medianos propietarios, estudiantes y vecinos de los barrios… Este ha sido el quehacer durante años de los revolucionarios, y particularmente de los Comités de Lucha que han propuesto en concreto como base de unidad, la Plataforma de Lucha del Pueblo Colombiano.

Pero es cierto que muchos trabajadores y estudiantes hacen parte o son influenciados por las políticas de partidos reformistas como el Polo o de partidos oportunistas como el viejo partido comunista mamerto y el Moir.

Es entonces necesario diferenciar entre las bases de tales partidos y su jefes, reformistas como Clara López y Petro, u oportunistas como Robledo y Caycedo. Y cuando se hace esta diferenciación queda plena la divergencia de fondo con el señor simpatizante trotskista, pues los trabajadores que son parte o son influidos por los partidos reformistas y oportunistas (y también por los partidos reaccionarios burgueses), sí son susceptibles de ser unidos con las demás filas del pueblo y de los revolucionarios, mientras que los jefes reformistas y oportunistas y sus partidos como tal, no son susceptibles de ser unidos pues son ellos precisamente los estorbos y vacas muertas atravesadas en el camino de la lucha del pueblo, son ellos el principal obstáculo para el avance en la generalización de un Paro Nacional Indefinido, debido a su nociva influencia en las organizaciones de masas y sindicales.

Los jefes reformistas y oportunistas no son susceptibles de ser unidos para la lucha, pues ellos son los lugartenientes de los capitalistas en el seno del movimiento obrero y de masas, ellos son los colaboracionistas de la burguesía y defensores del sistema capitalista, lo cual significa defender la preservación de la esclavitud asalariada y con ella defender los intereses del gran capital; son furibundos protectores del «Estado Social de Derecho» que equivale a salvaguardar la dictadura de los capitalistas sobre el pueblo.

¡No puede haber unidad con los jefes reformistas y oportunistas en la organización y generalización de un Paro Nacional Indefinido!, porque son ellos quienes se le han atravesado a las iniciativas desde la base para organizarlo, son ellos quienes se han “adelantado” a convocarlo para socavarlo y reducirlo a simples jornadas de protesta como se vio claro en marzo del 2016 cuando revivieron la momia del Comando Nacional Unitario para asesinar las ansias de lucha de las masas trabajadoras, comprobando la verdad y exactitud de las palabras del gran bolchevique A. Losovsky, jefe de la Internacional Sindical Roja: «Los reformistas se oponen a la huelga, pero cuando no pueden evitarla se ponen al frente de la misma para hacerla fracasar en el momento decisivo y traicionar a los combatientes … táctica [que] puede formularse de un modo muy simple: ponerse a la cabeza de la huelga para decapitarla».

Defender consecuentemente la unidad en la organización y lucha de las masas trabajadoras, y contribuir a ligar los combates inmediatos con el porvenir de la lucha política estratégica, exige de los revolucionarios denunciar sin descanso la calaña y felonías de los jefes reformistas y oportunistas, tomar la iniciativa revolucionaria en la dirección del movimiento de masas, no temer al contra-ataque oportunista con su acusación de «¡sectarios!» y «¡divisionistas!», sino con paciencia y persistencia elevar la conciencia política de las masas sobre el papel del reformismo y del oportunismo, explicando que son sus jefes los verdaderos divisionistas de los obreros y del pueblo, pues su política consiste en eso: dividir a los de abajo, dividir a los explotados, dividir a los oprimidos, haciéndoles creer que por las buenas y sumisamente se puede convivir en paz con los verdugos de los trabajadores.

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