Oprimidas, Perseguidas y Asesinadas Ante un Estado Descompuesto y Moribundo

Oprimidas, Perseguidas y Asesinadas Ante un Estado Descompuesto y Moribundo 1

En Bogotá, el 3 de junio de 2019 la joven Leidy Delgado fue atacada por su exnovio, padre de su hijo, con un arma corto-punzante causándole una herida en el cuello y otras más en el resto del cuerpo; situación que se presentó después de que denunciara ante el Estado 17 veces a su expareja y la justicia no hiciera nada. Ella sigue luchando por su vida, pero tampoco le han brindado la atención suficiente para su recuperación.

Días después se presentó el doloroso asesinato de María del Pilar Hurtado en Tierralta Córdoba; el 21 de junio se hizo viral el video de su hijo de 9 años llorando desconsoladamente, despertando la indignación general; ella había denunciado amenazas de muerte ante el Estado. María del Pilar hacía parte de las negociadoras que representaba las familias de un asentamiento con el propósito de tener sus viviendas en un terreno que resultó ser propiedad del padre del actual alcalde de Tierralta.

Estos hechos muestran que el Estado no protege a las mujeres amenazadas; por el contrario, como en el caso de Leydi, le da libertad de movimiento a su victimario a pesar de los ataques reiterados o, como sucedió en el caso de María del Pilar, deja en claro que está al servicio de las clases sociales ociosas y protege a los asesinos que sirven directamente a quienes explotan y oprimen al pueblo.

El Estado se presenta ante las clases trabajadoras como un ente arbitral que se encuentra por encima de las clases; y en el caso de las mujeres, que llevan la peor parte en la sociedad machista, saca leyes como la 1257, que en el Capítulo 1, dice: “la presente ley tiene por objetivo la adopción de normas que permitan garantizar para todas las mujeres una vida libre de violencia, tanto en el ámbito público como en privado, el ejercicio de los derechos reconocidos en el ordenamiento jurídico interno e internacional el acceso a los procedimientos administrativos y judiciales para su protección y atención, y la adopción de las políticas públicas necesarias para su realización”. Declaraciones falsas e hipócritas, letra muerta, porque la realidad nos muestra otra cosa en lo que tiene que ver con las mujeres.

La situación de las mujeres en Colombia se está volviendo inaguantable. Solo nos queda defender nuestros derechos unidos hombres y mujeres del pueblo, no fijar nuestras esperanzas en un Estado capitalista terrateniente y proimperialista en descomposición que solo vela por los interese del capital, destruyendo la naturaleza y al mismo hombre, en especial a las mujeres, a las que oprime solo por el hecho de ser mujeres, independientemente de su condición económica o social; pero sobre todo a las obreras y campesinas, a quienes condena a una doble explotación y opresión: en el trabajo y en el hogar.

Los proletarios debemos unirnos y parar ya los abusos y asesinatos contra todas las mujeres; debemos defender los derechos de las mujeres doblemente explotadas y oprimidas; hoy además perseguidas y asesinadas por el Estado. Las mujeres hijas de obreros y campesinos, por su condición de doblemente explotadas y oprimidas, son doblemente revolucionarias, y por ende, son una fuerza poderosa para la revolución.

¡No más violencia contra la mujer!
¡Desencadenar la furia de la mujer como fuerza poderosa para la revolución!
¡Mujeres como esclavas nunca más!

Corresponsal de Medellín

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