GRANDIOSA MOVILIZACIÓN NACIONAL EL 24 DE ENERO

Contra todo pronóstico de los ricos y de los amigos del gobierno, esta fecha midió fuerzas y demostró la disposición de lucha del pueblo colombiano; le dio confianza a los trabajadores y en especial a la juventud, de que apelando a las masas y organizándose de manera independiente, se pueden encontrar fuerzas para echar atrás tanta opresión y tanta superexplotación. Esta jornada confirmó que un paro nacional de la producción, es posible hoy en Colombia, tiene suficiente respaldo para realizarse y sostenerse hasta hacer retroceder la ofensiva de los explotadores.

El 24 de enero demostró que el pueblo no necesita de los partidos reformistas y oportunistas comprometidos con la paz burguesa para organizarse y luchar: el Polo Democrático, el Moir, Marcha Patriótica, Progresistas, entre otros, que se dicen amigos del pueblo, no respaldaron oficialmente la iniciativa de los luchadores, ni mostraron sus pancartas, por lo menos en Bogotá, so pretexto de que esto era un engendro de la extrema derecha uribista, cuando la participación de tal fuerza fue irrisoria y lo que se vio fue juventud revolucionaria, obreros de base y gente del pueblo antigobiernista, antiuribista y anticapitalista dispuesta a enfrentar esta dictadura.

Tienen muchos intereses estos partidos en lo que caiga del plato de lentejas de la burguesía en el llamado postconflicto y por ello no respaldan este justo llamado de los jóvenes revolucionarios que han dicho ¡basta ya! a esta miserable ofensiva de los explotadores.

En las ciudades más importantes del país se hicieron presentes múltiples sindicatos, asociaciones obreras y campesinas, así como luchadores y mucha juventud revolucionaria.

LA DICTADURA QUE ENCABEZA EL GOBIERNO

Mientras Santos entrega el país a las empresas capitalistas nacionales y extranjeras, para que contaminen los ríos y devasten el territorio, envenenando a comunidades enteras y pasando por encima de los derechos laborales de los obreros, a las masas luchadoras las persigue y coarta.

El 24 de enero fue una demostración de lo anterior, cuando los jóvenes organizadores de la manifestación en Bogotá quisieron poner las pancartas emblemáticas en lo que queda del árbol de navidad en la Plaza de Bolívar. Inmediatamente el comandante de la policía encargado de reprimir el evento, desafió a los luchadores y les dijo: «no está permitido que pongan nada aquí en la plaza, si no lo quitan ustedes, lo quito yo». En señal de desafío, ante el descaro de este esbirro que sí permite poner las banderas burguesas y la propaganda politiquera en la plaza, pero impide cualquier forma de expresión de las masas, los jóvenes insumisos dejaron los emblemas de la manifestación allí. Paso seguido, el enano comandante mandó a llamar a 5 agentes de civil, de esos que se infiltran en las manifestaciones para ubicar a los organizadores, provocar los actos terroristas y después inculpar a los luchadores. Con navaja en mano, de esas que llaman elementos de la delincuencia, pero que portan sus provocadores encubiertos, se treparon los policías de civil contra la rechifla de los manifestantes, bajaron las pancartas, se fueron tranquilos y con sus armas hacia una de las salidas más custodiadas de la plaza. ¡He aquí el modo de operar de la policía dirigida por un corrupto y amigo de paramilitares como el General Palomino!

Esta es una demostración más de que la libertad en este régimen es para una minoría parásita, asesina y corrupta. Para el pueblo todo el peso de la dictadura y persecución a su libre expresión. Los grandes medios de comunicación —propiedad de zánganos monopolistas como Ardila Lulle, Santodomingo, Sarmiento Angulo— no estuvieron allí para registrar tal hecho, escasamente hicieron notas someras de esta gigantesca y revolucionaria manifestación por todo el territorio.

Mientras los manifestantes alistaban su sonido y se preguntaban de la poca gente que aparecía todavía en la plaza, llegó una revolucionaria manifestación de un bloque con banderas rojas encabezado con un féretro que destacaba las marcas de las odiadas empresas capitalistas Coca-cola y Grupo Nutresa. Allí marchaban obreros de Coca-cola, Avianca, vigilantes sindicalizados, la Escuela Sindical María Cano, entre otros. Más tarde se supo que el féretro se convirtió en emblema de lucha de los trabajadores de Coca-cola contra una opresora empresa imperialista que solo los quiere ver muertos. La alegría de los muchachos activistas en la plaza no se hacía esperar, el discurso pronunciado por aquel bloque fue recibido con ovación… Mientras las pancartas de las centrales obreras y de los partidos que se dicen amigos del pueblo no aparecían. Tal parece que la firma con Santos para respaldar su proceso de paz, es un peso grande para sus aspiraciones politiqueras. Por ello esos partidos fueron fantasmas en este acto de rebelión contra el gobierno.

Seguidamente, llegaron por lo menos otros dos bloques de luchadores que agitaban más el ambiente, mientras más y más gente se aproximaba al centro de la plaza. Los transeúntes entraban y salían pero se puede asegurar que allí se pudieron concentrar durante todo el día mucho más de 20.000 personas, sin contar a los motociclistas que manifestándose desde el Puente Aéreo del aeropuerto, fueron bloqueados e impedido su ingreso al centro de Bogotá, lo que confirma una vez más que la orientación del gobierno era impedir que este acto de lucha adquiriera fuerza, luego de que no lo pudo evitar ni con las declaraciones del hipócrita presidente que dijo no subir el IVA este año.

A diferencia de los escenarios donde el potente sonido monopolizado por los agentes de las centrales obreras no da cabida sino a los cotorros concertadores, aquí todo el sonido fue para los verdaderos representantes de los trabajadores y luchadores. La voz de aliento a la manifestación encendía más el ambiente: ¡a la iniciativa!, ¡a soñar con el futuro!, ¡a preparar un paro de verdad!, ¡abajo la corrupción del Estado!, ¡abajo el salario de hambre!, ¡no los dejemos dormir!… fueron llamados que reventaron aplausos entre miles de escuchas.

La juventud fue el elemento más destacado este día. Contaron algunos activistas que por iniciativa de ellos mismos, por medio de redes sociales e impidiendo que cualquier partido politiquero se abrogara el movimiento, lograron sumar gran cantidad de activistas para organizar esta lucha.

DOS TIPOS DE DISCURSO

Pese a ser una manifestación antigobiernista y todos los discursos partieron de este punto de unidad, los escuchas presenciaron dos tipos de contenidos, diametralmente opuestos.

El uno, fue un discurso que recogió las aspiraciones de libertad, de indignación y de deseos de lucha de la juventud, pero no tuvo en cuenta la realidad de la sociedad colombiana, dividida antagónicamente en clases sociales, donde son los capitalistas quienes ostenta el poder económico y político y con él oprimen a los desposeídos valiéndose de su maquinaria estatal. Un discurso que no tiene claro que la democracia burguesa no es lo mejor que se puede lograr y que la independencia de la clase obrera respecto a las demás clases, es una necesidad para luchar por la revolución. Un discurso que confía que bajo este sistema opresor y explotador se puede lograr el ideal de la democracia, de hacer iguales a todos los ciudadanos ante la ley. Un discurso que tiene su origen en las cátedras de las universidades burguesas, en los ideólogos del liberalismo burgués, que riñe con la actual fase imperialista del capitalismo, donde se impone la reacción en todos los ámbitos de la vida económica, política y social; donde el Estado capitalista se pudre en la corrupción; donde la crisis social se agudiza y hunde a la sociedad, cargando sus principales consecuencias sobre los hombros de la clase obrera.

El otro discurso que llegó a la Plaza de Bolívar aquel día, fue como una espada que separó las posiciones ayudando a la clarificación de las conciencias de los luchadores. Puso en claro quiénes son los amigos encubiertos del gobierno y los capitalistas que desmovilizan y entregan las luchas, y quienes son los verdaderos enemigos. Denunció a Santos, pero también a los antecesores uribistas, así como al resto de los cómplices politiqueros, entre ellos los de la falsa izquierda que a nombre de la oposición del pueblo, secundan todas las políticas impuestas por los explotadores.

«Los jefes vendeobreros de las centrales sindicales reeligieron a Santos y participaron en la farsa de negociación del salario mínimo diferenciándose en 300 pesos diarios de lo impuesto por el presidente, y ahora hablan de ser representantes de los trabajadores en un paro por salarios y contra el gobierno», dijo una luchadora. ¡A organizarse con independencia y de manera revolucionaria!, concluyó. Otro discurso denunció a los falsos amigos del pueblo y partidos oportunistas, quienes respaldan la política de pacificación imperialista, la cual engaña mostrando la paz con las guerrillas, como la paz entre oprimidos y explotados, mientras el pueblo está confirmando en carne propia, que cuando los ricos hablan de paz, es cuando más atizan la guerra contra los trabajadores.

Este discurso proclamó la necesidad de la independencia de clase del movimiento obrero, la necesidad de un auténtico Partido Político de la clase obrera, para encausar toda la rebeldía de los oprimidos y explotados por una auténtica Huelga Política de Masas a nivel nacional y por la Revolución Socialista.

EN EL RESTO DEL PAÍS

Otros corresponsales reportaron que en Medellín marcharon más de 5000 personas, con una gran calidad en las consignas contra el gobierno y los capitalistas. En Ibagué un corresponsal estuvo en una que reunió unas 300 personas. En Cali no marcharon menos de 10.000 manifestantes, donde se destacó mucho la juventud. En la Costa también lo hicieron miles de trabajadores y jóvenes luchadores.
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