Generalizar la rebelión de policías y militares contra la dictadura burguesa

Generalizar la rebelión de policías y militares contra la dictadura burguesa 1

Lo sucedido en el sector La Viga, corregimiento de Pance en zona rural de Cali con el patrullero de la Policía Nacional Ángel Zúñiga fue ampliamente conocido. Dicho policía se opuso al desalojo de unas familias, mientras maquinaria pesada destruía sus humildes viviendas y cultivos de pancoger. Y lo hizo de una forma en que se notaba su indignación, su rabia frente a dicho procedimiento ordenado por la justicia de los ricos y ejecutado por la Alcaldía de Cali para favorecer los intereses de las grandes constructoras privadas.

El caso de este patrullero que se rebeló ante una orden injusta con estos humildes pobladores que no tienen donde vivir, es de exaltar y deja en claro que las fuerzas armadas del Estado burgués en su grandísima mayoría son de extracción obrera o campesina, y que por lo tanto ellos y sus familias han sufrido en carne propia los padecimientos propios que el capitalismo engendra contra el pueblo: hambre, desempleo, violencia, analfabetismo, salarios miserables y demás. Eso se evidencia en la respuesta que le dio el patrullero Ángel Zúñiga a su madre: “Mamita, yo tenía que defender a esa gente porque estamos en una pandemia. Yo pensé en ustedes y en todo lo que nos ha pasado”.

Este policía confirma que es posible y necesario hacer trabajo revolucionario entre las tropas enemigas, entre los hijos de obreros y campesinos que si bien, hacen parte de la fuerzas armadas del enemigo para defender los intereses de los dueños de los monopolios y oprimir con la violencia reaccionaria al pueblo, son susceptibles de ser influenciados por las ideas de la revolución socialista. Es un trabajo que es posible hacerlo ya que dentro de esas instituciones de muerte para el pueblo, son muy marcadas las diferencias de clase. Por ejemplo, la alimentación y el alojamiento son de muy diferente calidad entre la que gozan los altos mandos y la que recibe la tropa rasa. Por ello, son muy comunes los amotinamientos y enfrentamientos internos, los cuales son disfrazados de accidentes y suicidios en el campo de batalla.

Pero además es necesario, pues la revolución necesita de hombres y mujeres formados en el manejo de armas y en las artes militares, cuyo conocimiento es necesario para dividir las fuerzas, neutralizar los ataques y conquistar la ventaja para aniquilar las fuerzas enemigas por parte de las fuerzas revolucionarias. El Estado burgués – terrateniente se ve obligado a reclutar a los hijos de las masas para que lo defiendan, para que enarbolen banderas ajenas a los intereses del pueblo y por lo tanto, tienen al enemigo en sus filas, nada más y nada menos que en el pilar central sobre el cual se erige todo el poder político de la burguesía, los terratenientes e imperialistas. El deber de los comunistas revolucionarios es organizar a las masas para que sirvan a la revolución, y eso incluye las filas de las instituciones enemigas que están compuestas por masas de extracción obrera y campesina.

El mundo está maduro para la revolución, el capitalismo no tiene nada beneficioso que ofrecerle al pueblo, por lo tanto, casos como el del patrullero Ángel Zúñiga se presentarán más a menudo. Llamamos a los policías, militares, aviadores y marinos a no apuntar sus cañones contra las masas desarmadas. A que desobedezcan a sus superiores, respaldándose incluso en la ley burguesa que permite la objeción de conciencia o en el caso aquí mencionado, el cumplimiento estricto de las órdenes presidenciales (en letra muerta) que incluye detener los desalojos mientras subsista el llamado “Estado de emergencia económica, social y ecológica” ocasionada por el covid-19.

Estamos seguros que llegará el día en que la inmensa mayoría de policías, soldados, marinos y aviadores voltearán sus fusiles contra los enemigos del pueblo uniéndose a la insurrección popular que destruirá hasta en sus cimientos todo el poder del capital, empezando por las fuerzas militares reaccionarias, entregando todo el poder al pueblo en armas, pilar del nuevo Estado que defenderá los intereses de las mayorías trabajadoras y no el de un puñado de parásitos sociales que superexplotan y oprimen al pueblo, como sucede actualmente.

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