FARSANTE NEGOCIACION DEL MÍNIMO Y VORAZ ATAQUE CONTRA EL SALARIO

Para ocultar la infernal superexplotación del trabajo asalariado, capitalistas, gobierno y jefes sindicales vendeobreros de las centrales obreras, organizaron una farsante negociación del salario mínimo donde ni siquiera se pusieron de acuerdo para pactar un aumento nominal del salario de 1500 pesos diarios, ¡diferenciándose por 300 pesos diarios!

Eso demuestra la farsa de una negociación como estas, la avaricia de los capitalistas que no están dispuestos a ceder un solo centavo de su ganancia y el carácter del gobierno, que está abierta y directamente al servicio de la clase burguesa quien lo puso a administrar sus negocios.

En Colombia urge la huelga económica, ligada a la huelga política de masas a nivel nacional. Las condiciones laborales son fijadas exclusivamente por los capitalistas, los legisladores velan exclusivamente por el interés del monopolio, el Estado no garantiza ningún seguro para los obreros, ni de desempleo, ni salud pública, ni siquiera el salario mínimo para la mayoría, pues el desempleo y la remuneración por debajo de este monto miserable, es para un enorme porcentaje de obreros.

Los hipócritas argumentos de las partes no escondieron la identidad que tienen todos en proteger la ganancia de los explotadores, legalizando la rebaja del salario real de la clase obrera.

Atrás quedaron los argumentos de velar por la niñez y luchar contra el hambre y la miseria, de proteger las garantías laborales, de luchar por un alza mínima del salario de 1 millón o 1.5 millones de pesos… Lo real es que la clase de los proletarios, que junto con sus familias sobrepasan los 30 millones de personas en Colombia y que dependen del salario, están más aplastados y expropiados por el capital. La clase obrera no debe tener esperanzas en este inhumano y superexplotador sistema capitalista.

Los imperialistas por medio de la OCDE, institución a la que quieren pertenecer las clases dominantes del país, dicen que «Colombia tiene uno de los salarios mínimos más altos del mundo con relación al salario medio» solicitando nivelar la miseria por lo bajo, con el fin de garantizar la máxima ganancia.

Los gremios capitalistas demuestran que tener el poder político es para aplastar a su enemigo de clase hasta donde éste resista. Su propuesta inicial de incremento del mínimo, solo modificada en unos cuantos pesos por el gobierno, así lo confirma. La burguesía quiere todo para ella y absolutamente nada para el proletariado. Es lógico en un sistema cuya ley absoluta es la acumulación y concentración del capital.

Los jefes sindicales vendeobreros por su parte, ante la negativa de los capitalistas para pactar con ellos, denunciaron la dictadura fiscal del gobierno, sin acusar a los amos explotadores y su dictadura de clase que es la que impone la opresión y la miseria, que ejecuta el gobierno en este caso. Convocan a una movilización y hasta amenazan con «el paro, la huelga como medidas» para chantajear un acuerdo, con lo cual no salvan su responsabilidad como los principales divisores del movimiento sindical, de su reducción al mínimo y su desarme de la lucha directa, que es la forma más eficaz de defenderse. Lo anterior demuestra que no puede haber esperanza en las actuales centrales obreras cimentadas en el principio de amistad y entrega a los explotadores.

La clase obrera carece de su Partido político independiente y revolucionario que de verdad le represente como clase contra el poder político de los explotadores, contra los enemigos y los falsos amigos, por ello la principal tarea de los auténticos revolucionarios es construir dicho Partido en el seno de los oprimidos y explotados, principalmente entre el proletariado industrial.

¡Ganar más! es la única y verdadera razón de fondo de que ni siquiera los capitalistas hayan aceptado una concertación con los jefes sindicales vendeobreros en un 8.5%; por ganar más subieron las tarifas de la energía, incrementaron el costo de los productos de primera necesidad y se elevaron los impuestos. Por ello los obreros deben luchar por un alza general de salarios con la unión, organización su lucha directa.

Suplicar la concertación, es la única repulsa de los jefes sindicales vendeobreros y por esto no hay que guardar esperanzas tampoco en el sindicalismo burgués, que protege los grilletes de la explotación asalariada y claudica ante el Estado de los explotadores, sino luchar por construir sindicatos, principalmente de base, federaciones sindicales independientes y una nueva Central Sindical en Colombia, instituida sobre la base de la independencia de clase. Como ya lo dijo este periódico:

«Es necesario entonces Reestructurar el Movimiento Sindical en la independencia de clase, en la política revolucionaria del proletariado, para que sirva verdaderamente a la lucha por la defensa de los intereses obreros, a la resistencia efectiva contra la superexplotación capitalista, y contribuya a elevar la conciencia de las bases obreras sobre la necesidad de luchar no solo contra las consecuencias de la superexplotación, sino contra sus causas hasta suprimirlas y barrer para siempre de la faz de la tierra toda forma de explotación del hombre por el hombre.»

El «progreso de la industria», «progreso de la economía», «progreso del país» con que tanto chantajean los capitalistas y sus grandes medios de comunicación para maniatar la lucha por salarios de los obreros, es un vil engaño, porque los sindicatos son una minoría, porque el salario promedio en el país es de los más bajos a nivel mundial, y sin embargo, la corrupción carcome el erario y el sistema capitalista en agonía, llamado imperialismo, y en medio de su crisis económica mundial que lo ahoga, arruina a miles de propietarios y centuplica la miseria de las masas. Así que la culpa de la horripilante situación social, es del sistema en decadencia, no en los obreros y sus reivindicaciones.

Es el capitalismo la causa de los males del pueblo colombiano y el sistema socialista, la solución. Para ello hay que derrocar el poder político de los expropiadores para expropiarlos y socializar toda la gran propiedad, con lo cual sí podrá haber progreso para Colombia, dirigida por la clase obrera, no por la burguesía como es hoy.

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