En el día de los presos políticos en Bogotá

Un distribuidor del periódico Revolución Obrera pudo estar en el Foro Nacional de Prisioneros Políticos y Diálogos de Paz organizado en la Universidad Nacional de Bogotá el 15 de Octubre, organizado por decenas de colectivos de prisioneros políticos y organizaciones sociales a nivel nacional. Para los comunistas revolucionarios un preso político es aquel que está encarcelado por oponerse al régimen. La actitud que se ha orientado por el Movimiento Comunista Internacional, es continuar la lucha de clases al interior de los penales, convirtiendo las mazmorras en trincheras de combate, mediante la movilización de las masas en el interior y afuera de ellas.

Ya en el evento nuestro distribuidor se encontró con personalidades de los partidos reformistas como Piedad Córdoba, Iván Cepeda y Aída Avella, al igual que con reconocidos abogados, catedráticos y otros personajes. Su intervención no pudo escucharse, dado que el espacio estaba abierto primero para este tipo de invitados. Sin embargo entregó decenas de periódicos entre los asistentes, donde estaba su posición frente al acuerdo de la firma de la paz, el falso socialismo cubano y el socialismo del siglo XXI, entre otros.

El compañero nos informa que las posiciones de todos los que escuchó, coincidían en que había que imprimir principios de libertad universal a la cruenta dictadura burguesa en Colombia. Por su puesto, son posiciones afines a la pequeña burguesía esperanzada en la democracia bajo este sistema, cuando su descomposición es irreversible y el Estado está corrompido hasta los tuétanos por el poder del capital.

Pero también se presentaron muchas personas del pueblo: jóvenes estudiantes, luchadores, familiares que colmaron el auditorio. Son más de 9500 compañeros prisioneros políticos en Colombia, condenados en su mayoría como civiles, por oponerse al régimen en movilizaciones populares o en actividades políticas. Colombia es el tercer país del mundo, donde la dictadura de los capitalistas ha puesto más personas del pueblo en la cárcel, después de Estados Unidos y China, lo que muestra la reacción del capitalismo en Colombia, socio y lacayo del imperialismo internacional, quien le sigue su ejemplo para endurecer este infame régimen expropiador.

Desde las cárceles, estas víctimas del sistema se han organizado para denunciar el oprobio del régimen y defenderse de la violación de sus derechos. Merece destacar la acción de movilización de los familiares y luchadores en el reciente apresamiento de los 13 jóvenes en Bogotá acusados de ser culpables de atentados terroristas en la capital. Acciones que fueron decisivas para alcanzar su libertad. En estas mazmorras donde la brutal represión y la corrupción son el común denominador, solo la lucha independiente y revolucionaria es el arma más eficaz de resistencia.

En las cartas enviadas por los presos políticos a este evento, se lanza un grito de batalla por el derecho al agua potable y contra el hacinamiento, se hace pública la tortura a la que se les somete por medio de tratos crueles, se denuncia la falta de atención médica, de defensa jurídica, etc., reivindicaciones que son justas y también respalda Revolución Obrera.

Allí están apresados, sin que su proceso avance, dirigentes sindicales que lucharon contra los patronos y el gobierno, periodistas que denunciaron la injusticia, campesinos que peleaban por su tierra, estudiantes que contribuían con la lucha popular, ambientalistas que se oponían a los proyectos mineros que devoran el territorio colombiano, indígenas como Feliciano Valencia, etc.

Independientemente de las posiciones políticas de estos compañeros, los comunistas revolucionarios se solidarizan con ellos, porque son representantes de la lucha del pueblo, hacen parte del movimiento revolucionario que se enfrenta contra el poder del capital y busca la liberación nacional.

Estos luchadores, en sus distintos mensajes enviados desde la prisión y conocidos para este evento, manifestaban confianza absoluta en el futuro socialista de Colombia y en la liberación del pueblo, asunto en el que coincidimos. Pero los compañeros reformistas y las personalidades que tuvieron la principal intervención en el evento, planteaban fórmulas para el progreso social, tales como la participación en el establo parlamentario y en el gobierno; expresaban que inyectando «democracia» burguesa al Estado capitalista colombiano podrían hacer más igualitaria la injusta sociedad moderna; planteaban la táctica de aislar a los terratenientes y a la burguesía mafiosa y paramilitar, para depurar el Estado y hacer efectiva la igualdad social en este sistema basado en la propiedad privada y la explotación del trabajo asalariado.

Los obreros revolucionarios retomando las enseñanzas del movimiento obrero, magistralmente sintetizadas por los maestros del proletariado: Marx, Engels, Lenin, Stalin y Mao, saben que mientras la burguesía tenga el poder político, será imposible la libertad para el pueblo trabajador. Vivimos en la época de descomposición del capitalismo y toda la política burguesa sirve al interés de los monopolios. La construcción del socialismo, solo es posible expropiando a los expropiadores, lo demás son engaños de los acólitos del capital.

Los obreros revolucionarios envían un mensaje a los presos políticos en esta conmemoración, a sus familiares, a sus compañeros luchadores, indicando que ni la paz de los ricos, ni la reconciliación entre clases, ni la democracia burguesa, podrán garantizarles una auténtica libertad. Quienes están esperanzados en que los diálogos de La Habana y la intervención de la comisión negociadora de las Farc darán los sacarán de la cárcel, deben saber que han peleado por una causa que no es la del pueblo y serán abandonados por la cúpula guerrillera. La Justicia Transicional será aplicada para la cúpula y sus mandos medios, no para la base. Los sacrificios de gente honesta del pueblo que se levantó justamente en armas contra el poder del Estado, pero que son dirigidos por el revisionismo armado, no servirán al camino de la revolución porque esta ha sido una guerra reaccionaria, por las extraordinarias ganancias del fértil y rico suelo colombiano. Solo una Guerra Popular, dirigida por el proletariado en Colombia a través de su Partido político revolucionario y coronada en una insurrección que derroque a los explotadores, podrá dar la plena libertad al pueblo trabajador.

Para la inmensa mayoría, sometida a la dictadura de la ínfima minoría de expropiadores, la democracia real vendrá únicamente si consiguen someter a los capitalistas, derrocando su poder político e instaurando sobre sus ruinas la dictadura del proletariado. Esta es la gran enseñanza que dejó la lucha de clases en el siglo XX.

La Dictadura del Proletariado sí podrá dar el poder real a los trabajadores, castigar ejemplarmente mediante tribunales populares a los expropiadores y sus secuaces, así como garantizar la justicia para los trabajadores. Mientras tanto, corresponde a los luchadores en la cárcel, pelear de manera independiente y revolucionaria con el respaldo de sus compañeros, familiares y amigos, para lo cual deben servir las organizaciones que ya funcionan y se coordinan a nivel nacional. Solo la organización y la lucha garantizan el respeto a los derechos de los presos políticos. Ya hay una experiencia acumulada de organización y solidaridad, es hora de proclamar la independencia de clase de ese movimiento para lograr que haga una resistencia más efectiva.

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