EL PRIMERO DE MAYO EN COLOMBIA

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Con grandes manifestaciones en las principales ciudades del país los obreros conmemoraron el 130 aniversario de las jornadas de Chicago. En contravía de la orientación de las burocracias de las centrales sindicales y de los partidos reformistas, el Primero de Mayo no fue de respaldo a la falsa paz de los ricos, ni a la democracia de los explotadores; por el contrario, fue un día de lucha denunciando la guerra que el gobierno le ha declarado al pueblo trabajador con sus medidas antiobreras y antipopulares, y las manifestaciones pusieron de presente que las negociaciones que sostiene el gobierno con las guerrillas son ajenas a los reales intereses del pueblo colombiano.

Así, en los comunicados del Primero de Mayo se pudo observar la actitud de los partidos, organizaciones y movimientos que se dicen comunistas, revolucionarios, radicales y de izquierda, llamando a respaldar las negociaciones del gobierno con las guerrillas, como es el caso de viejo Partido Comunista Colombiano (mamerto), el Partido Comunista de Colombia (M-L), el Partido Comunista de Colombia – Maoísta, la Coordinadora Socialista, varios colectivos anarquistas… otros más, a medio camino, caso del Grupo Comunista Revolucionario de Colombia, solo se atrevieron a decir que las negociaciones servirán para legitimar al actual sistema y deslegitimar la opción revolucionaria… y casi todos, incluidos compañeros sinceramente revolucionarios, ocultando el verdadero carácter de la guerra que se ha librado durante los últimos 30 años; es decir, la base que les permite a los actores de esta guerra burguesa y reaccionaria, sentarse ahora a negociar el despojo de los pobres del campo.

Por fortuna, los obreros intuyen y los hechos enseñan, que esa paz de la que hablan los de arriba, sigue siendo guerra contra el pueblo: masacres, asesinato de dirigentes obreros, campesinos y populares, persecución a las organizaciones obreras y a sus dirigentes, despidos masivos, desempleo, hambre, garrote contra quien se atreva a protestar y nuevas medidas para aumentar la súper-explotación y penalizar la justa rebeldía de los trabajadores. Por eso no fue extraño que en la mayoría de las manifestaciones, las bases dejaran hablando solos a los jefes tradicionales, muy a pesar de sus amenazas de hacer un paro cívico nacional para el segundo semestre del año y mostrarse «radicales» frente al nuevo decreto (583) del saliente «ministro obrero» que generaliza la tercerización laboral.

En Bogotá los obreros se dieron cita en diferentes lugares, la mayoría llegó a la Plaza de Bolívar y otra manifestación se realizó en el sur de la ciudad. A pesar de que sus organizaciones han sido duramente golpeadas por los despidos masivos, los obreros industriales se hicieron presentes con sus pasacalles y consignas anticapitalistas. Fue muy vistoso el bloque internacionalista y revolucionario por sus banderas rojas, sus consignas revolucionarias y dos gigantes pasacalles: uno, reivindicando el carácter internacionalista y revolucionario de la fecha y, el otro, con la consigna «La Paz de los Ricos, es Guerra contra el Pueblo».

Llamó la atención que en la Plaza de Bolívar los manifestantes estuvieron llegando desde las 10 y media la mañana y casi hasta la 1 de la tarde, sin embargo, nunca se vio llena, porque la gente no se quedó a escuchar los consabidos discursos de los jefes de las centrales. Casi al final de la jornada se escuchó una voz diferente a los discursos destemplados de los viejos burócratas: una valiente mujer, representante del Bloque Internacionalista y Revolucionario subió a la tarima para leer el discurso preparado para la ocasión y que publicamos en esta edición, llamando a los trabajadores a la lucha, a conquistar la independencia de clase, a preparar el paro nacional indefinido, a no confiar en la falsa paz de los explotadores y sí en la fuerza que da la unidad, la organización y la lucha independiente de los obreros y el pueblo. Y llamó más aun la atención que varios de los manifestantes, ya dispuestos a abandonar la Plaza, se devolvieran a escuchar a la compañera en abierto respaldo e identificados con esta proclama, imponiendo su voluntad por encima de la censura de los «dueños» del sonido que trataron de silenciarla, truco barato que sí lograron minutos después cuando un compañero del Movimiento Social E24 trataba de denunciar sus traiciones.

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En Medellín, Cali, Manizales también fueron vistosos los Bloques Internacionalistas y Revolucionarios, donde participaron activistas revolucionarios de distintas tendencias, movimientos sociales como el E24 en Cali y Manizales, los Comités de Lucha y organizaciones sindicales y populares abanderados de las consignas clasistas, revolucionarias e internacionalistas; particularmente en Cali, fue muy diciente el nutrido grupo de obreros de Sintraemcali que marchó con el Bloque denunciando la corrupción de la junta directiva del sindicato y proponiéndose su reestructuración.

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medellin Medellín

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En ciudades como Barranquilla, Cartagena, Valledupar, Riohacha, Bucaramanga e Ibagué también se destacaron pancartas y consignas internacionalistas y revolucionarias; que muestran el avance de la clase obrera en rescatar el verdadero carácter del Primero de Mayo, su día internacional de lucha contra el yugo del capital.

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valledupar Valledupar

riohacha Riohacha

Los comunistas por su parte, hicieron el esfuerzo por convocar y preparar la jornada insistiendo en rescatar el carácter del Primero de Mayo, y en las manifestaciones se pudo observar el fruto de su trabajo en los Bloques Internacionalistas y Revolucionarios, en las consignas agitadas en las manifestaciones y en la abundante propaganda distribuida en las distintas ciudades.

Vergüenza la del Grupo Comunista Revolucionario al renunciar a los maestros del proletariado, Marx, Engels, Lenin, Stalin y Mao Tse-tung, para adoptar de forma cuasi religiosa al nuevo mesías, el revisionista Avakian y su «nueva síntesis».

De conjunto el Primero de Mayo en Colombia no fue de cánticos a la mentirosa paz de los ricos, sino de denuncia al gobierno de los explotadores, de condena a la explotación capitalista y de rechazo a las consecuencias de la crisis, dejando en claro el estado de ánimo de los trabajadores de persistir en el camino de la lucha. Así mismo fueron muchas las voces destacando la necesidad de la lucha independiente, de confianza en las propias fuerzas del movimiento de las masas manifiesto en consignas que se han vuelto comunes como ¡Ni el Estado, ni los Politiqueros, Solo el Pueblo Salva al Pueblo! y planteándose las grandes tareas del proletariado revolucionario: la solidaridad internacionalista con sus hermanos de todos los países y la necesidad de abolir la esclavitud asalariada, como se leía en varias pancartas, una de ellas portada orgullosamente por obreros en Bucaramanga: ¡Adelante clase obrera… Adelante con valor… Hay que romper las cadenas de este sistema opresor!

Esta magnífica disposición de las masas y el innegable avance de la conciencia de los obreros, le impone a los comunistas intensificar sus esfuerzos por estrechar sus vínculos con ellas y por aislar al oportunismo para superar la impotencia política y marchar al Congreso del Partido, la necesidad más urgente del movimiento obrero para que el proletariado pueda expresarse como clase independiente y opuesta a los partidos de las clases dominantes, a sus sirvientes jefes de los partidos oportunistas y pequeño burgueses.

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