Por qué Tanto Revuelo por una Marcha en Ciudad Jardín de Cali

Por qué Tanto Revuelo por una Marcha en Ciudad Jardín de Cali 1

Con este pantallazo tomado de una página de casas en venta en el lujoso y exclusivo sector de Ciudad Jardín en la ciudad de Cali, es suficiente para comprender lo sucedido el pasado 9 de mayo en medio del Paro Nacional Indefinido que ya completa 20 días en Colombia.

Allí, vive la crema y nata de la burguesía caleña y de otras partes del país que han visto a este sector como el mejor de los vivideros del mundo, precisamente, en Cali, llamada la sucursal del cielo, pero que el pasado 9 de mayo se convirtió en la sucursal principal de la Resistencia.

Trasladar la jornada de lucha, con una manifestación y bloqueo por el sector donde pernoctan los grandes ricos y toda la casta política caleña, muchos de ellos involucrados con la mafia, fue el “pecado” de los manifestantes, en ese caso encabezados por las comunidades indígenas; atreverse a volcar los paros hacia los sectores privilegiados es una afrenta, es un golpe al rostro de la burguesía, es una bofetada que le duele al Estado asesino y por eso no se quedaron quietos al verse agredidos en sus fortalezas.

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Si miramos los hechos reales sucedidos en el barrio Ciudad Jardín el 9 de mayo y los comparamos con lo que ha sucedido en los barrios obreros en los sectores populares donde viven las masas, no tiene ningún punto de comparación; todo el escándalo en Ciudad Jardín fue porque un grupo de manifestantes se tomó las calles del prestigioso sector, y ante la reacción airada de los habitantes, se desencadenaron enfrentamientos que terminaron con 4 o 5 camionetas de alta gama apedreadas por los manifestantes; como respuesta, armas de grueso calibre, amenazas, y la total impunidad y anuencia del Estado y sus hordas asesinas. Mientras tanto, a los barrios obreros entran las fuerzas del Estado en sus motos, asesinan, violan, destruyen, disparan indiscriminadamente, y todo ante los ojos del mundo, porque las redes digitales se han encargado de difundir toda esa información con pruebas contundentes, pero con la más absoluta impunidad.

El pueblo de Cali, y sobre todo la juventud obrera, esa fuerza poderosa, hija de las entrañas de obreros y campesinos, están encabezando las formas de luchas que se corresponden con los intereses y necesidades del pueblo, que no tienen precisamente nada que ver con todo el podrido y desprestigiado camino de las mesas de concertación y trabajo con los enemigos del pueblo; en Cali, se ha aplicado en gran magnitud la orientación de que al gobierno no se le ruega, se le obliga, y que la manera correcta de hacerlo es afectándole donde más les duele: en su ganancia. Por eso no se han dejado endulzar el oído con la basura del gobierno en contubernio con los reformistas que claman por marchas pacíficas e impedir los bloqueos. El pueblo caleño ha ido comprendiendo esta verdad elemental, y por hoy, está escribiendo las mejores páginas de toda su historia como pueblo guerrero, abnegado y luchador.

Así mismo ya muchos luchadores tiene claro quienes NO LOS REPRESENTAN, un grito de combate, que por estos días retumba en Cali, y que tiene miles de réplicas en todo el país. En todas las ciudades el paro sigue tomando fuerza, y no ha habido poder reaccionario, ni fuerza asesina que lo detenga. No nos representan, es la bomba incendiaria que les explota en las mesas donde el mal llamado Comité del Paro se sienta a manteles con los representes de un gobierno que en las calles se está llamando es a tumbar. Un Comité que se abroga la representatividad de una histórica lucha que todos esos burócratas, no solo no organizaron, sino ante la cual, desde siempre se han opuesto abiertamente. Y por eso, no puede dejar de ser una completa payasada, un vulgar circo donde no puede hablarse más que verborrea insulsa, que es lo único que pueden escupir quienes son en los hechos enemigos abiertos o enmascarados de la lucha revolucionaria de las masas.

El paro no para, y el verdadero pliego se está construyendo en las calles, en las entrañas mismas del combate, en las asambleas populares, entre la juventud que nutre la primera, segunda, tercera y cuarta línea, en las barriadas populares, en las ollas comunitarias, en la conciencia y en el debate de unidad y lucha que se abre camino entre las masas de Cali y de todo el resto de Colombia.

Que los ricos carguen el peso de sus crisis, ya era hora de que el lomo del obrero y del campesino fuera sacudido con esa carga tan pesada de la crisis que es responsabilidad absoluta de los ricos, y de su podrido Estado. Ya es tiempo de que las nuevas páginas de la historia, sean escritas por las masas, por esa fuerza poderosa encabezada por los proletarios, quienes siendo quienes todo lo producen, deben ser, quienes todo lo gobiernen.

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