¡Atrás la Farsa de la Negociación del Salario Mínimo!

Negociación del salario mínimo

Desde algunas organizaciones políticas, obreros de base y otros sectores, se le hicieron llamados y exigencias constantes a los directivos de las centrales sindicales, para que no insistieran en las mesas de concertación en la negociación del salario mínimo que devengan millones de trabajadores en Colombia. Sin embargo, insisten en este camino, excusándose en que la negociación del salario mínimo legal está estipulada en la Constitución de 1991 con la Comisión Permanente de Concertación de Políticas Salariales y Laborales, donde participan empresarios, los supuestos representantes de los trabajadores y el gobierno. ¡Qué juiciosos estos señores “representantes” de los obreros! apoyando y cumpliendo la ley burguesa, en contra de todo el pueblo trabajador.

En sus informes, afirman que no están yendo a negociar el salario ¿entonces a qué van? Van a legitimar la farsa y a engañar a las masas luchadoras que se mantienen en las calles andando por el camino correcto, para conquistar y defender sus derechos.

Para la farsa de este año se pusieron de acuerdo los jefes de las tres Centrales sindicales (CUT, CGT y CTC) y las dos Confederaciones de Pensionados (CPC y CDP), proponiendo un salario mínimo de un millón de pesos ($1.000.000) mensuales para el 2020, incluido el auxilio de transporte. Consideran que esto es “lo máximo”, que esa “formulación del millón es inamovible, no es para negociar, ni un peso siquiera”, y lo hicieron pensando solamente en “el efecto mediático en la población”. Es decir creyeron que un obrero se iba a deslumbrar al oír que tal vez recibiría un millón; pero lo cierto es que ningún asalariado sobrevive con eso, por ello familias enteras deben trabajar para garantizar lo mínimo que se necesita para sobrevivir: comida, techo, educación y vestuario.

Los dirigentes de las centrales sindicales siguen jugando con las necesidades y derechos del pueblo trabajador al participar de la farsa de negociación, sobre todo en estos momentos, donde la fuerza de los trabajadores y las masas populares ha estado en las calles y demostrado que sí hay con quién pelear el alza general de salarios; su actitud demuestra abiertamente que no confían en las masas y su fuerza, sino que prefieren hacerle el juego al Estado capitalista y a los explotadores sentándose en una mesa en donde nada se ha conseguido para la clase obrera; es una actitud traicionera, sobre todo en los momentos de álgida lucha como el actual.

Y para acabar de completar, estos directivos ven como un gran triunfo, el exigir al gobierno que se discuta en la tal Comisión Permanente una política sobre el congelamiento de los productos de la canasta familiar y lo que según ellos “han denominado Alza General de Salarios”; manoseando una reivindicación exigida por años por los obreros revolucionarios consecuentes y que ellos han desechado siempre, pero que ahora la toman como bandera demagógica por la presión de las bases.

Siguen confiando en el Estado, pero de antemano se lavan las manos pues cualquiera sea la decisión de los explotadores les irá bien: por un lado, si empresarios y gobierno aceptan el millón parecerá un gran triunfo que consiguieron los dirigentes de las centrales y, por el otro, si no aprueban el millón de pesos, dichas direcciones quedarán como luchadores por el alza de salarios. Es decir, “si no hay acuerdo, si no acceden a esa fórmula, es la posición negativa del gobierno, pero si la acogieran queda como una ganancia”, quedando ellos como los “héroes”.

Dice el Programa para la Revolución en Colombia:“El valor de la fuerza de trabajo del obrero, es el valor de la producción y reproducción de la clase obrera misma, y en términos generales y aproximadamente, el reflejo de ese valor es el salario, cuyo nivel en Colombia ha descendido por debajo del valor de los medios de subsistencia necesarios para vivir, obligando a la familia obrera a completar el valor real de la fuerza de trabajo del obrero adulto, con el trabajo de varios de sus miembros, en particular, de las mujeres y los niños. Además, el salario –precio de la fuerza de trabajo–, refleja la capacidad de organización y de lucha del proletariado, refleja la correlación de fuerzas entre el proletariado y la burguesía, es por así decirlo, un termómetro del nivel de resistencia de la clase obrera a la tendencia general del capitalismo de extremar su miseria. Cuando la correlación de fuerzas favorece a la burguesía, ésta la aprovecha desplegando toda una ofensiva para rebajar ¡aún más! el salario por debajo del valor de la fuerza de trabajo, con las llamadas ‘reformas laborales’ –que imponen el ‘salario integral’, cercenan las prestaciones, aumentan la duración de la jornada de trabajo–, y con la política de no negociar con los sindicatos por encima del ‘índice’ de inflación”.

Por eso es vital que los asalariados y todo el pueblo trabajador, intensifiquen su lucha y avancen por el camino de la lucha revolucionaria, con el paro nacional indefinido y la movilización en las calles, con total independencia del Estado y todas sus instituciones; con total independencia de esos dirigentes que en realidad están a favor de los explotadores. Avanzar en ese camino revolucionario, requiere de mayor unidad y conciencia para que la correlación de fuerzas se invierta y favorezca a los explotados y oprimidos.

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